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Es sorprendente la forma en la que nos aferramos a lo que verdaderamente deseamos, sabiendo que no nos pertenece.

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No puedo negarlo, estaba feliz, cada átomo de mi ser estaba emocionado por la dichosa fiesta que darían los Park en pocas horas. Esperaba con ansias revivir esa costumbre de amistad que Jimin y yo teníamos por años.

Al siguiente día habría clases en la facultad a muy temprana hora, pero esa noche decidí divertirme, alejar mi mala vida un momento y pasar tiempo junto a mi mejor amigo y más que nada, estar ahí para él.

Durante el día anterior DaHae no se había despegado de mi en el transcurso de las clases  y no pude evitar que se me escapara el hecho de que hoy iría a una fiesta por la cual brincaba de emoción, tal vez me ví obligada a hacerlo, pero al final del día acabé por invitarla, supongo que una persona más no haría la diferencia. Además la chica tenía una personalidad de envidia, muy enérgica y con mucha simpleza a la hora de expresarse, bastante alegre y carismática. Durante los recesos muchos chicos y chicas de otros grados se acercaban para hablar con ella, sin embargo se empeñaba en acompañarme, estaba segura de que no tendría ningún problema para socializar en la gran fiesta.

Agregando que, me había comentado su gusto por la ropa y la importancia que le daba a su imagen en ese tipo de eventos, se ofreció a ayudarme con mi vestimenta y maquillaje. Para situaciones similares MinHee era la que se encargaba de apoyarme con mi estilo, pero habíamos estado muy alejadas estos días que no me animé a preguntar.

—¿Me dirás por qué estás tan emocionada?—cuestionó DaHae mientras asechaba todas las prendas de mi closet. Sonreí inconsciente observando cada una de sus acciones.

Imaginé la escena de tener a Jimin junto a mi en toda la fiesta, riendo y robando bocadillos sobrantes de algunas mesas, como había sido siempre, nos gustaba hacer bromas acerca de los borrachos y en ocasiones cambiábamos sus vasos de alcohol por unos llenos de agua, haciéndoles creer que bebían.

Jugué con mis dedos pensando en si debería mencionarle que, la razón era nada más ni nada menos que un chico.

—No lo sé, solo creo que puede ser divertido—alcé los hombros relajada cuando ella me dedicó una mirada curiosa. La ví sonreír con picardía y cambié mi vista hacia la mini blusa que tenía en las manos—No—dije antes de que DaHae pudiera decirme algo.

—¿Qué tiene de malo?—chilló ante mi reacción. Puse los ojos en blanco y negué con la cabeza varías veces.

Había olvidado por completo aquella prenda de vestir, si es que se podía llamar así. Durante mi cumpleaños número quince mi madre me la había obsequiado, ella decía que era buena edad para usar ropa más juvenil y moderna, quizá si, pero la blusa no era más que un trozo de tela negra llena de lentejuelas, que a duras penas cubría mis pechos, dejaba al descubierto mis hombros y gran parte de mi abdomen. Probablemente desde la fecha en que me la habían obsequiado se había fundido hasta lo más profundo de mi guardarropa.

—Puedes usarla tú—río ante mi comentario dejando apartada la prenda sobre la cama.

—Ya tengo lo que usaré preparado—me guiñó y se adentró al baño para cambiarse—Además creo que se verá fenomenal en ti—bufé derrotada y me lanzó una sonrisa de victoria.

No es por nada, estaba bien con mi forma de vestir, prefería antes la comodidad que la apariencia. Aunque irónicamente siempre terminaba usando faldas o blusas bastante ceñidas al cuerpo al verme obligada por MinHee, para parecer un poco más femenina.

Unrequited Love | J.JeonggukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora