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En todas las décadas que Kyomei había vivido, pocas veces había llegado a sentir miedo y hace mucho que dejó de sentirlo. Pero estar en medio del bosque con su capa cubriéndola y esperando a ver a uno de sus enemigos naturales el cual estaba empezando a causar raros sentimientos en ella, le provocaba un miedo irreparable.
Soltó un suspiro y levantó su brazo, recibiendo al cuervo oscuro, que era señal de que ya era media noche.
Escucho unas pisadas acercarse rápidamente, desapareció el cuervo y observo el lugar por donde se supone debía aparecer aquel pilar.
De entre los árboles salió Kyojuro, tenía su típico cabello tales flamas desordenado y portaba una yukata puesta de manera desarreglada, aún así, su belleza natural destacaba aún más bajo la luz de la luna.
Kyomei pudo darse cuenta de que se vistió y arreglo de forma muy rápido. Eso le pareció tierno; odio con todo su corazón que aquel acto tan despreocupado le parecía tierno. Muy pocas cosas le parecían tierna desde que se convirtió en demonio, por no decir escasas.
Sintió los ojos flama del menor posarse en ella y sin darse cuenta sus manos empezaron a temblar.
──¿Kyomei? ──preguntó Kyojuro con una sonrisa en su rostro.
Ella se quitó la capucha, dejando a la vista su rostro, aún en su forma humana. La sonrisa de Kyojuro se agrando.
──¡Sabía que eras esa chica! Bueno, no exactamente, pero lo presentía ──En ningún momento Kyomei sonrió. Pero el primogénito de los Rengoku pareció no darse cuenta de ello.
La no humana se quito completamente la capa, dejando a la vista el kimono negro.
Kyojuro se mostró confundió.
Las venas empezaron a sobresalir de los ojos de la mayor, un cuerno oscuro brotó de su cabeza, las venas de sus muñecas a por encima de sus codos se tornaron de un color oscuro, sus uñas se alargaron, los colmillos de hicieron visibles y en ambos ojos grises apareció el número cinco (kanji).
El rostro feliz de Kyojuro cambio a uno sorprendido y se quedó observando el número cinco en los ojos de aquella la mujer que le alegraba los días con sus cartas.
Kyojuro no había ido desarmado, en su cadera llevaba el cinturón puesto juntó su espada.
La saco de su funda y con gran rapidez y furia —algo inusual en el— introdujo su espada en el ojo de la demonio que al instante se defendió.
Técnica de demonio, discordia, fase tres.
El hombre observó sorprendido como las plantas y árboles —incluso mariposas y aves— se empezaban a pudrir y desintegrarse. Incluso en un principio algo de su ropa se vio afectada pero luego simplemente ya no.
Rápidamente dejo la sorpresa de lado y se dispuso a volver a atacar a la demonio, cegado por la furia. Daba ataques rápidos pero violentos.
Kyomei podía fácilmente asesinarlo en ese mismo instante, y lo hubiera hecho si lo hubiera encontrado —y el la hubiera notado— antes de enviarle cartas.
Ella esquivaba cada movimiento con la gracia digna de un demonio de tan alto rango como ella.
Eso solo incrementaba la furia del pilar, en un descuido de ella Kyojuro logró cortarle un brazo y ella observó aquello sorprendida.
Por segunda vez desde que el la empezó a atacar se defendió y le dió una patada en el costado que lo mando lejos de ella. Salto hacía atrás y vió al pilar levantarse con dificultad.
──¿Dón-dónde... está? ──sintió su podrido corazón doler y esquivo el ataque del pilar, saltando sobre él para luego caer nuevamente y sobre él dejándole sobre el suelo y con ella pisandole.
El menor soltó un quejido nuevamente y de un movimiento logró sacarse a la demonio de encima.
──¡Te he preguntado dónde está!
──Ah, eres realmente más molesto y tonto en persona.
Kyojuro creía que ella le había hecho algo a la chica de las cartas.
Era demasiado inocente como para aceptar la triste realidad...
Ya harta de la situación le dió varios golpes con sus palmas al pilar y lo cogió del cuello, lo estampó contra un árbol y susurró en su oído.
──Yo soy la chica de las cartas, cabello flameante, ¿o prefieres que te llame por tu nombre? Kyojuro.
Por primera vez en mucho tiempo, deseo ser una persona completamente diferente.
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