Me siento en una armonía que nunca imaginé tener en la vida. De pie siento la suave brisa de la montaña. Escucho cantos de aves mientras vuelan por el inmenso cielo. La increíble vista que tengo del atardecer en frente de mis ojos. Mi respiración en paz, mis latidos del corazón normales.
Hace tiempo que no me sentía así. Estar en tranquilidad. Sin problemas, sin estrés, sin tristeza. Ojalá durara para siempre pero lamentablemente nada es eterno, excepto la muerte.
─Aquí estás ─me asomo sobre mi hombro ─. Vaya vistas.
Mi expresión sin reacción alguna, por extraño que suene no soy muy de expresar mis sentimientos. Prefiero ser serio, frío y seco. Así nadie sabe de ti y tampoco pueden leerte.
─Necesitaba pensar ─digo.
Posa una mano en mi hombro derecho.
─¿Muchos problemas? ─asiento aún con mi vista fijada en el Sol.
Tomo una bocana de aire antes de hablar.
─Algunos ─hago una pausa ─. Para no decir muchos ─murmuro.
─Sabes que si necesitas mi ayuda estoy contigo ─sonríe y mira el atardecer ─. Para eso soy tu amiga.
Agradezco sus lindas palabras pero prefiero hacer esto solo, he arrastrado suficientes personas conmigo hacia el abismo de dolor y agonía que yo mismo creé. He perdido muchas personas que amo. Solamente me queda una en especial. Giro mi cuello, miro sus ojos. Detallo su rostro, ella es lo contrario a mí. Es pura alegría, es agradable, simpática, nunca se rinde por sus metas. El viento alborota su cabello rizado.
He cometido errores en mi pasado y yo mismo debo arreglarlos. Son mis problemas, nadie debe involucrarse.
─Gracias ─susurro ─. El Sol ya se esconde. Vayámonos antes de que anochezca.
Los siguientes días evado sus llamadas, regreso a mi tormenta. Ignoré sus mensajes. Conduzco a la ubicación establecida. Nadie sabía sobre mi otra vida pero muchos se enteraron y ahora pagan mis consecuencias, por mí. Yo soy la culpa de su sufrimiento pero ahora es mi turno de cobrar.
Dicen que se paga con la misma moneda que a uno le dan. Al diablo.
Yo pago con mi propia moneda.
Estaciono y rápidamente me bajo. Llamo la mínima atención de aquí. Sé que hay personas vigilando. Aprovecho que es de noche y me camuflo con facilidad. Hay un hombre situado en la parte de arriba, doy pasos rápidos y estoy debajo de él. No se ha dado cuenta de mi presencia. Lanzo una piedra lejos y apunta con su láser. Tomo en mi mano una granada, quito el anillo de seguridad y la lanzo con fuerza. Corro para alejarme. Después de unos segundos explota y vuela todo por los aires.
Las alarmas alertan a todos. Sonrío. Ya puse trampas eléctricas por todos los pasillos. Hice mis preparativos cuando llegara el momento. Es hora del espectáculo. Saco mi metralleta y elimino a todos los que encuentro, balas rondando por el suelo. Otros hombres se electrifican o explotan por mis minas.
Tomo dos granadas de mi correa y las lanzo adentro del pasillo.
Doy la vuelta y sólo espero que detonen.
Uno, dos, tres.
Caen escombros. Queda tranquilo por algunos segundos y bajo la guardia. Sólo falta una persona. Alguien que debe pagar sus deudas.
Buscándolo pateo cada puerta que vea.
Hasta que me queda una. Detrás de esta escucho armas alistadas. De seguro me estaba esperando. Saco una pistola y apunto a la perilla, disparo y la hago pedazos. Me cubro en la pared. De mi chaleco saco una granada para cegar, con mi puño golpeo la puerta, debido a la fuerza choca contra el otro lado. Comienzan los disparos, supuse que lo haría pero acto seguido tiro por el suelo la granada. Aprovecho que esté cegado y entro con pistola en mano.
Está desorientado. Con su antebrazo cubre sus ojos. Antes de que me dispare lo inmovilizo, lo desarmo y lo tiro al suelo.
─Hijo de puta ─gruñe y rechina sus dientes ─. A caso no te fuiste.
Fue un idiota si pensó que yo huiría. Nada se compara con lo que he visto antes. Es más, me siento satisfecho haciendo esto. Una voz en mi cabeza dice que lo siga haciendo, sabe que la venganza se siente bien.
─ Esto es por todos los que perdí ─apunto hacia su frente ─. Tú sabes bien lo que me hiciste y sobretodo a ellos.
Exclamo, la ira surge en mis venas. Mi boca habla con veneno, todo me repugna. El imbécil se ríe, da carcajadas sin parar.
─Eres muy sentimental ─dice entre risas. Se pone de pie y su mirada se vuelve seria ─. Por eso siempre fuiste débil, hermano gemelo.
Tomo con fuerza el arma. Detesto que me llame así, nuestra madre nos quiso por igual. Por la genética somos hermanos, pero somos lo contrario al otro.
─Qué irónico ─hablo con diversión ─. Lo dice el que está temblando por el miedo y el débil está saliendo victorioso.
Frunce el ceño y gruñe. Eso no le gustó. Siempre se consideró el mejor, mamá lo consentía por ser muy talentoso. Lástima que el talento fue utilizado para malas acciones.
─¿Por qué haces esto? ─eleva su voz. Parece que odia el hecho de que derrumbé toda su mansión ─. ¡Esto no traerá de nuevo a nuestros padres!
Ya me cansé.
─Los asesinaste. Te quedaste con su fortuna, y no sólo a ellos les hiciste daño ─grito. No puedo resistir decirle en su cara lo que ha hecho, no siente remordimientos ─. ¡También a nuestros familiares! No tolerabas el hecho de que tenía amigos. Destacabas en todo, pero por tu maldita arrogancia y aires de superioridad todos se alejaban de ti ─doy pasos hacia adelante. Parpadea unos segundos y evade mi mirada ─. ¿¡Cómo te sentiste tú cuando a mamá y papá los ahogaste!? ¡Nada! Culpaste a nuestra ama de llaves. Sólo fuiste a reclamar la herencia. Eres un miserable.
Mi voz se quiebra por recordar todos esos momentos, un día había amanecido y cuando fui a su habitación su cama estaba hecho un desastre. Intenté que despertaran pero tuve que aceptar la realidad. De los dos siempre fui el más encariñado con los demás, él en cambio sólo quería destacar entre todos sus amigos.
─Eres un asqueroso, un imbécil y por si no lo sabes ─mi voz suelta pura osadía ─. ¿No tolerabas la idea de que yo estuve siempre acompañado y tú no? Entonces déjame decirte que no conseguiste nada, todo esto no llenó el vacío que siempre sentiste, pero por tu puta ignorancia no quisiste darte cuenta y culpaste a los demás por ser distantes contigo. Tú propia actitud fue tu ruina.
No aguantó más.
─Yo... ─dice con pena ─. Eso no es verdad, tú te quedaste solo, perdiste a todos los que amabas. ¡Desde entonces estás solo! Arrastraste a cualquiera a tus problemas hasta el punto que murieran.
Se comienza a estresar. Sabe que lo que digo es verdad, pero es tan orgulloso. Mala suerte la mía por tenerlo como hermano gemelo.
Aprieto levemente el gatillo.
─Yo no soy el único asesino aquí ─sentencio.
Veo frente a mis ojos cómo se abalanza contra mí. Sus ojos llenos de furia, ceño fruncido, respiración agitada pero el disparo lo detiene. Termino de apretar el gatillo y la bala sale directamente hacia su frente. Cae al suelo y sangre emerge de su cabeza manchando la madera de caoba. Caigo arrodillado. Su cadáver frente a mí. Por fin he cobrado lo que me debía y ya he pagado mis deudas. Mi respiración lenta y de tanto tiempo ya me siento en paz conmigo mismo.
Mamá, papá, amigos, hija, ya pueden descansar en paz.

ESTÁS LEYENDO
Pensamientos
No FicciónLos sentimientos son tan fáciles de romper... por esa razón... yo no poseo ninguno ─Pensamientos. #11 Noficción 03/08/2021 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.