Parte 5- Negro

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NOTA: La historia se sigue desarrollando en la misma escena que la parte 4.

Vio al comandante abrir la puerta, ya había matado al guardia de afuera. El comandante vio al guardia muerto y ordenó a sonar la alarma. Todos comenzaron a correr en busca del atacante con espadas y antorchas en mano, todo el lugar se movilizó y él estaba escondido. Durante la movilización de tropas, se llevaron a Yrian. Moviéndose entre las sombras, siguió el rastro de los guardias hasta que llegaron a una cueva con 2 guardias en la entrada. Se puso la capucha del traje negro que tenía puesto y salió a enfrentarse a los guardias. Sacó una espada corta de 3 pies. Uno de los guardias al verlo acercarse, dio unos pasos adelante para informar al extraño de que no podía pasar, pero no logró terminar la oración cuando ya la espada le había atravesado el cuello y el segundo guardia desenvainó la espada y también lo hizo el hombre de ropa de negra. Los aceros chocaron y con ello, formaron una canción espléndida que nada podía igualar. Los dos hombres bailaron en círculos hasta que se fueron agotando. Ambos comenzaron a jadear después del baile al ritmo de la canción, cuando llegaron unos guardias con antorchas, ballestas cargadas y espadas desenvainadas. El comandante, era un hombre de tez oscura y con demasiada musculatura para su estatura, de aspecto confiado y presumido. Poseía una espada diferente a las demás, era color negra a juego con el uniforme. El diseño era en semejanza a  la lanza del comandante asesinado pero esa hoja, tenía un brillo opaco y brillaba desde adentro como si algo atrapado, quisiera salir.  Viendo el encuentro de los dos hombre dijo

-¡Abajo las armas niñas, la fiesta acabó!

Ambos se detuvieron y se miraron de reojo para evitar si alguno traicionaba el descuido del otro y se alejaron unos pasos.

-Mi señor, me estaba encargando de éste hombre, he po-(el comandante le cortó el habla)

-No me interesa, quiero saber qué hace este hombre aquí, atrápenlo, lo llevaremos a interrogarlo.

El hombre de ropa negra retrocedió unos pasos y levantó su espada, los guardias se pusieron alertas y los arqueros apuntaron hacia el hombre. Pero el comandante levantó la mano en sentido de que esperaran la orden y dijo

-Es mejor que te rindas de buena manera, tengo muy buenos planes para ti. Podrías servirme en la guardia, serías muy buen ejemplo para las tropas jóvenes -dijo con una sonrisa tentadora.-

-Prefiero morir antes de servirte a ti y a tu manada de lame-botas inútiles.

Un guardia tomó ofensa y dijo airado

-Clavémosle una flecha a este creído para que vea quién estará lamiendo botas después de que unas cuantas más le atraviesen el pecho.

-Quien dispare se las verá con los sabuesos y luego con los buitres. Así que piensen bien en cometer lo que les dice este idiota.

-¿Quién es un idiota? – dijo el guardia enojado moviéndose con la ballesta para apuntarle al comandante.

-Ay chicos, miren, ahora tenemos un traidor en nuestra hermandad. – dijo el comandante con impasible calma.

Se escuchó un ruido muy fuerte, la tierra se estremeció y se movía bajos sus pies. Todos se miraron  desorientados. El hombre de ropa negra aprovechó a coger la espada que le había dejado clavada al primer guardia y se la lanzó al segundo, el traidor pensó que lo iban a atacar y también disparó, lo que causó que todos los guardias soltaran sus flechas. El traidor recibió acerca de 27 flechas en su cuerpo, cayó de rodillas dejando caer su ballesta. El comandante negro se le acercó y sin mediar palabras con su espada oscura lanzó un tajo limpio por el cuello y la cabeza rodó unos pasos a la derecha y fue a parar a unos matorrales de pasto alto.

-Remuevan el cuerpo y encuentren la cabeza, buscaremos al hombre de negro, aún quiero interrogarlo.

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⏰ Última actualización: Dec 18, 2014 ⏰

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