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Era un día agradable y cálido, aunque si Draco estuviera en el trabajo, probablemente estaría infeliz por ello. Estaría incómodo y acalorado en su uniforme, y molesto por estar confinado. En verdad, estaba confinado en casa, pero eso no era lo mismo. Era un día precioso.

Su semana de descanso estaba llegando a su fin, y no había hecho nada fuera de lo normal, de hecho, no había salido de su apartamento. Había caído en una rutina de actividades. Draco se despertaba, salía de su dormitorio, y era recibido por Gizmo, hambriento y rodeándole los tobillos. Miraba hacía el sofá, donde estaba Harry, saludándolo con una sonrisa y un “Buenos días”.

Daba de comer al gato, se alimentaba a sí mismo, y se unía a Harry en el sofá. Esa era su rutina diaria. Se había convertido en un culo flojo en los últimos días, y no sentía el más mínimo sentimiento de culpa por ello. Era a la vez cómodo y reconfortante, no hacer nada más que estar con Harry. Ellos hablaban o eran felices sin hacerlo. Le había preguntado a Harry sobre su vida, acerca de quién era, o quién había sido. Harry no quería hablar mucho sobre sí mismo, pero parecía más que contento de escuchar a Draco hablar de su vida. Pasaron un día entero viendo la película de los Gremlins y series, una tras otra, lanzándose citas el uno al otro y riéndose como un par de tontos.

Draco se acercó a la cocina, para servirse su comida favorita... aperitivos. Honestamente, estaría encantado de ir a un restaurante, y pedir nada más que aperitivos, una mini selección de ellos. Hoy, tenía rollos de huevo, langostinos empanados, pan de langostinos y gambas a la gabardina. Yum. Guardó las sobras, aunque le hubiera gustado poder compartirlas con Harry.

Harry observaba fijamente el tablero, y de vez en cuando, levantaba la mirada hacia Draco y le sonreía al ver su mini selección de comida. Con la ventana de la cocina abierta, los sonidos se colaban uniéndose a la radio que sonaba en la encimera de la cocina, y Gizmo dormía acurrucado con su andrajoso ratón. Definitivamente Draco decidió que era una buena forma de pasar su breve descanso.

—Esa, ahí— Harry señaló una de sus fichas, y luego sonrió —Coróname—

Draco se tragó su bocado, y gruñó en broma. —Vas a ganarme otra vez—

—Sí—

Draco cogió otra ficha y la colocó encima de la que había señalado Harry, coronándola. El tablero era barato y estaba hecho de un cartón, sólo un poco más resistente que el de una caja de cereales, pero cuando le mencionó a Harry que lo había comprado, lo miró de tal manera, que cualquiera diría que había inventado el juego.

—Oh, Dios mío—

—¿Qué?— Draco miró hacia arriba, lamiendo la salsa agridulce de su pulgar —¿Estás bien?—Frunció el ceño al ver la extraña expresión en el rostro del hombre.

—¿Tú... los comes por orden alfabético?, ¿no?—

Draco se quedó quieto y luego se quejó, girando los ojos y con un rubor tenue. —No es tan raro—

—¿No es tan raro?— repitió Harry y luego soltó un bufido.

—Cállate— Draco se rio tímidamente.

—No me di cuenta al principio, pero luego, es como un patrón... gambas a la gabardina, un bocado de langostinos empanados, pan de langostinos y un rollo de huevo. Incluso dejas la salsa agridulce para el final. No puedo creer que no me haya fijado en eso. Comes en orden alfabético—

—Mira, yo sólo...— Se encogió de hombros, jugando con nada en absoluto —Mi madre me presionaba mucho cuando era un niño acerca de ser más organizado, solía estar solo, en mi propio y pequeño mundo o ese tipo de cosas. Comencé a hacer esto para molestarla, así que... adquirí una especie de TOC—

Mi fantasma (fanfic harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora