- No todos tenemos la dicha de tener un cuerpo de modelo como lo tiene Gaby. – me quejo.
- Bueno señorita, usted mejor que nadie sabe lo que tengo que pagar por tener un cuerpo como este. – medio regaña Gaby.
Sé que Gabriela se levanta todas las mañanas de 5:00 a 6:00 a correr, va al gimnasio por lo menos tres noches a la semana y mantiene una dieta bastante balanceada. No tiene ese cuerpo solo porque los ángeles decidieron bendecirla, sé que ella lo trabaja constantemente. En realidad pienso que es más sencillo hacer dieta cuando vives sola, que hacer dieta mientras vives con una madre que hace comidas de otro mundo y te complace con cualquier antojo que se te ocurra. Pero... no me quejo.
- Y usted sabe que yo no pienso hacer esos sacrificios. Estoy bien así y me siento muy feliz por eso. – les respondo.
- Pues me alegro que sea así, porque a mí me encanta como te vez. – Gaby se voltea a mirarme y me sonríe.
Me encanta pasar tiempo con ellos, es el mejor antídoto contra el estrés de la vida cotidiana, un merecido respiro luego de una semana cargada de trabajos. Sumándole que podemos hablar de cualquier tema de conversación y nos seguiríamos entendiendo.
El Club9, es un restaurante-bar bastante moderno, un típico Pub que no solo ofrece un buen ambienta, sino que la comida y bebida también son bastante pasables. Está ubicado en un área bastante estratégico ya que a su alrededor hay varias discotecas y no muy lejos está el parque central de la ciudad.
Cuando se trata de conocer lugares nuevos, Quique es un especialista. Ya que sus reuniones él las concreta en este tipo de lugares o realiza las publicidades de distintos negocios. Es solo un añadido a su trabajo, pues eso es lo que le apasiona.
Damos varias vueltas cerca del establecimiento pero no encontramos aparcamiento fácilmente. Esta zona es muy concurrida los fines de semana y más si es después de las 6:00 P.M.
Nos aparcamos en una zona decente, teniendo en cuenta que es sábado y hoy está muy concurrido. Tenemos que caminar unas dos calles pero no es para quejarse.
- ¿No pudiste encontrar un estacionamiento más cerca del lugar? – se queja Gaby. Cuando me acerco a ella veo que esta tan despampanante como siempre. Lleva puesto un vestido veraniego de florecitas color pastel que podría ser inocente si no fuera por el escote pronunciado que lleva en la espalda, combinado con unos tacones matadores color rosado chillón, se ve hermosa. Pero ya entiendo por qué se queja por caminar dos calles, con esos tacones llega a ser más complicado.
- No es mi culpa que hayan decidido a venir a uno de los lugares más concurridos de la zona. – nos acusa Quique. Él también se ve súper guapo con unos pantalones un poco ajustados, una camisa blanca con cuello V, una chaqueta de cuero negro y unos mocasines. Creo que yo soy la más básica en vestimenta aquí.
- Pues es el lugar favorito de Sasy, por eso estamos aquí. – me mira Gaby.
- Y eso que conexión tiene con qué te hayas puesto tacones de 30 cm. – le devuelvo. Quique empieza a caminar hacia Club9 y yo lo sigo.
- O sea que los dos me están culpando a mí. Son unos descarados. Saben que, vayan avanzando yo me quedo aquí. – replica Gaby molesta. Es muy común de Gaby actuar así cuando está con nosotros, esa parte vulnerable que no le deja ver a nadie.
- No te preocupes, te traeremos comida... si sobra claro. – le avisa Quique sin voltearse. Escucho un suspiro final por parte de Gaby y seguido de unos pasos dados con bastante fuerza. – No es mi problema que se te desgasten los tacones si sigues dando pasos tan pesados. – sigue hablando Quique.
- Los odio. – me volteo para ver a Gaby devolviéndome la mirada seria, antes de darme una media sonrisa y acercarse a nosotros lo más rápido que le dejan esos enormes tacones.
- Nosotros te queremos. – le digo, al mismo momento que escuchamos a Quique decir: - Pues el sentimiento es mutuo.
Hoy hace una noche bastante fresca, aunque no tanto teniendo en cuenta que estamos en pleno invierno. Amo mi ciudad porque no nieva, pero de vez en cuando llueve y trae noches muy frías. Me encanta ese tipo de clima. Puede que eso me haga rara, pero no me imagino viviendo en un lugar ya sea muy caluroso o un lugar donde no puedas salir por las bajas temperaturas que hay.
Llegamos a Club9 y doy gracias a Dios porque no está tan lleno como debería estar un fin de semana, pero me imagino que se estará llenando entre más caiga la noche. Encontramos un puesto para 4 en medio del lugar y tomamos asiento.
- ¿Quieren pedir algo para tomar o lo harán una vez llegue la comida? – nos pregunta Quique.
- Yo si quiero un mojito. – le responde Gaby
- Que sean dos. – le respondo.
- Ya se las traigo. – y con esto, Quique se dirige a la barra para pedir nuestras bebidas.
- No creas que no me acuerdo de Lucas. – la verdad es que aguanto mucho antes de abordar ese tema, estoy sorprendida.
- Creo que tu nivel de paciencia está mejorando considerablemente. – le respondo.
- Muchas gracias, pero eso no es lo que quiero sabes.
- Bien, Lucas me ha mandado un correo pidiendo que nos veamos y le he dicho que sí. Fin del comunicado. – le respondo como si no fuera nada.
- Sabes, debes mejorar tu forma de explicar las cosas, si vendes así nadie será jamás tu cliente. En serio mujer me has quitado la emoción. – protesta Gaby.
- ¿La emoción de qué? – En ese momento llega Quique con nuestras bebidas y una Corona.
- Pues que Sasy se va a encontrar con su primer amor y no lo conto con la emoción que se debe.
- Por Dios, ¿mi primer amor? ¿es en serio? – la miro con cara de media sorprendida, medio escandalosa.
- ¿De qué me perdí? – Quique nos mira a ambas.
- ¿Te acuerdas de Lucas? – le pregunto
- Lucas de Street Valle... - lo dice más como una afirmación que como una pregunta.
- Pues le escribió a Sasy y se van a encontrar mañana después de tantos años de haberse separados...
- Estas exagerando, solo nos vamos a ver en Un Café Con Flor, no es nada del otro mundo. A demás es como ver a mi hermano mayor o algo así. – le respondo a Gaby y su especial imaginación.
- ¿Están listos para ordenar? – Una chica vestida con una muy corta blusa del Club9 enseñando escote a más no poder, unos shorts súper pegados y unos tacones negros creo que más altos que los que tiene puesto Gaby nos saluda... bueno, saluda a Quique.
- No mi amor, que tal si nos das unos 5 minutos para así decidir – Quique la mira directamente y le regala una sonrisa encantadora, de esas que derriten... ciertas partes ocultas de tu anatomía.
- Por supuesto. – la chica le devuelve la sonrisa y se va, no sin antes voltear a ver a Quique unas dos veces.
- No sabía que nos habíamos convertido tan obvias al momento de coquetear. – dice Gaby.
- Me encanta que sean así. – le responde Quique, ahora prestándonos atención a nosotras.
- Eso llega a aburrir. – le digo.
- Pues hasta que eso pase, seguirá gustándome. – nos responde y de paso, empezamos a ver los menús que están pegados a la mesa.
Y de esa forma pasamosnuestra noche justos, entre bebidas, comidas y risas. Me encanta pasar tiempocon ellos. Es como volver a esos tiempos en el que no había preocupaciones, noexistía el estrés del trabajo o cualquier otro problema referente a las relacionespersonales. Y así me convenzo cada vez más que las cosas simples me danfelicidad, un trabajo ideal, amigos y familia, es ese último caso mamá. Quienpodría creer que en tan poco se encuentra tan inmensa felicidad.
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Más allá de lo Simple
Romance¿Están listos para vivir el mejor momento de sus vidas? Pues donde la mayoría diría un rotundo ¡SI! Saray lo pensaría y preguntaría: ¿qué tengo que sacrificar por eso? ¿Que si es muy pesimista? Por supuesto que no, pero ya esta viviendo un buen mom...