- ¿Mamá es consciente de lo que haces aquí? – no quería que sonara como una acusación.
- Miranda fue muy amable en permitirme utilizar sus recursos para elaborar mis recetas. Le prometí que si no se vendía o se echa a perder lo podía descontar de mi salario. – su explicación es sencilla, me gusta. Otra cosa a la lista.
- Me imagino que se negó. – conozco a mamá perfectamente.
- Así es. Pero de igual forma le dejé en claro que si no aceptaba la oferta no haría esas recetas hasta que Miranda las aprobara. Al final me salí con la mía.
- No sé porque no me sorprende. – lo digo medio en bromas, medio en serio.
- Tal vez, porque has empezado a conocer mis encantos. – el me mira directamente esta vez y me sonríe de lado, mientras alza una ceja.
- Sí, sí. No es bueno regodearse sabes. – le digo con un movimiento de manos evasivo.
No podemos seguir "jugando" porque en ese momento suena la campana nuevamente.
La jornada laboral fue constante pero ligera. Me gustaba hablar con Mark en los pequeños tiempos libres y también cuando nos quedábamos en pequeños silencios realizando nuestras propias tareas.
Fue todo un éxito y cuando se acercaba la hora del cierre, me puse un poco nostálgica.
¿Por qué debería? Mañana quedamos en vernos. Recordando eso, no hemos hablado en todo el día sobre nuestra cita de mañana. No es por alarmarme pero en un momento pensé que me había quedado dormida con el celular y soñé con toda esa interacción.
Luego fui a revisar mi teléfono y busqué rápidamente la conversación... y ahí estaba. Es bueno saber que la paranoia no haya llegado tan lejos. Me sentí más tranquila una vez revisado el asunto.
- ¿Estas lista para partir? – aunque la respuesta debería ser sencilla, no lo es.
- Eso creo – puede ser la respuesta que más se acerca a la verdad.
- ¿Tienes mucho trabajo para mañana? – estamos recogiendo nuestras pertenencias en el cuarto de descanso.
- ¿Por qué? ¿Debería ir descansada para la cita? – santo cielos, ¿es que estoy destinada a decir las cosas más inapropiadas a Mark? - ¡Dios! No quise decir eso.
- ¿A dónde crees que vamos? – Mark empieza riendo y luego se percata de lo que dice y se detiene. – Lo siento... creo que tu falta de filtro se me está pegando.
No decimos nada y es la primera vez que se forma un silencio incómodo. A mí solo me falta correr para salir de ese lugar. Casi tropiezo con todo y me voy hacia la salida del lugar. Escucho los pasos de Mark detrás de mí. No sabía que decir para aligerar el ambiente.
La buena noticia es que parece ser que no soy la única que se siente nerviosa con respecto a la cita. Tal vez yo no lo puedo ocultar tan bien como lo hace Mark. No lo sé, solo puedo especular.
Salgo de Café con Flor y espero a Mark fuera. Él está dentro revisando algunos muebles, no sé si es para cerciorarse o para ganar tiempo. Luego de más o menos un minuto él al final sale y activa la alarma.
- Espero no haber arruinado lo de mañana. – empieza diciendo Mark, noto que está mirando todo menos a mí.
- ¿De qué forma lo podrías arruinar?, yo empecé diciendo cosas inapropiadas. No quise que sonara de esa forma.
- Lo sé. Igual yo lo siento. – ahora si me mira y me da una media sonrisa, pero esta vez es con un toque de cautela. - ¿Estamos a mano?
- Estamos muy lejos de estar a mano. Es el primer comentario humillante que has dicho, ¿en cambio yo? Tengo un récor policivo lleno de mis momentos humillantes. – aunque lo digo para aligerar el ambiente, es medio cierta esa afirmación.
- No desde mi punto de vista por lo menos. – me asegura Mark, esta vez su sonrisa es genuina.
- Es que tú eres un caballero. – le aseguro.
- Trato de serlo de todas formas.
- Entonces... mañana...- no estoy segura de cómo proseguir con esto.
- ¿Te gusta el teatro? – me interrumpe Mark, antes que meta la pata otra vez.
- Sí, claro. Me encanta.
- Pues mañana estarán dando una comedia, se llama Amor de Fondo y Trasfondo. Podemos ir a verla juntos. Y luego podemos ir a cenar.
- Me parece perfecto. – en serio me parece muy buen plan.
- Bueno, si la cita ya quedo resuelta, ya podemos volver a casa.
- Si claro. – caminamos hacia la moto de Mark.
- ¿Quieres que te lleve a la parada? – me encantaría, pero esta vez no lo suelto de una vez.
- No tienes porque. – sí, creo que no he sonado tan desesperada.
- Insisto. – bueno... lo intente ¿cierto? Pero el chico insiste.
- Está bien.
El saca el segundo casco y me lo da, me lo abrocho enseguida. Mark trata de darme su chaqueta, pero yo la niego con un gesto de la mano. Creo que debería comprarme la mía propia.
¿Me estoy adelantando?... absolutamente
¿Me importa?... ahora mismo no.
El revisa mi casco, solo para cerciorarse si está bien puesto, pero se acerca tanto que hace que mi corazón se salte un latido pequeño. Luego de eso me ayuda a subir a la moto y se acomoda él.
Arranca el motor y yo pongo mis manos en su chaqueta de cuero. Luego de eso sale hacia la calle de forma pausada. Me doy cuenta que maneja con mucha precaución cuando yo estoy de paquete. La vez que me dejo en casa, condujo más rápido. Solo tengo esa prueba y ninguna duda.
En fin, llegamos a laparada más rápido de lo que me gustaría y me toca bajarme de la moto. Esta vezlo hago sin tropezarme con todo a mí alrededor.
- Muchas gracias por el aventón – le digo, devolviéndole el casco.
- Cuando quieras. – Mark coloca el casco sobre la manilla.
- Nos vemos mañana. – me despido cuando veo que mi transporte está llegando.
- Escríbeme cuando llegas a tu casa. – el me da un pequeño saludo con la mano. Revisa la calle y una vez que no hay carros, sale hacia su propio destino
Ya sé cómo se sentía cenicienta cuando toco las 12 y tuve que regresar en calabaza y no en carruaje. Algo muy similar acaba de pasar conmigo.
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Más allá de lo Simple
Romance¿Están listos para vivir el mejor momento de sus vidas? Pues donde la mayoría diría un rotundo ¡SI! Saray lo pensaría y preguntaría: ¿qué tengo que sacrificar por eso? ¿Que si es muy pesimista? Por supuesto que no, pero ya esta viviendo un buen mom...