a l e g ó r i c a s

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Día: jueves.
pareja: Bubbles y Boomer.

aclaración: no es Narnia esto. Al principio es muy parecido, pero no tomaré las mismas personas y los mismos acontecimientos.

–Dicen que si entras a este ropero, vas a otra dimensión– Bubbles dijo algo temerosa.

–¡Tonterías! Es un simple ropero– Brick agarró la manija del mueble–. ¿Oh acaso eres gallina, rubia?

–¡No... No soy gallina!

–Entonces entrarás antes que nosotros.

Se quedó callada. Ese ropero, nunca le había inspirado ni un poco de confianza. Era sucio y viejo, estaba en la última habitación de la casa, y el señor Johnson les había prohibido entrar ahí.

–El señor Johnson...

–Entonces sí eres gallina.

–¡No lo soy!

–¡Entonces entra!

–No la obligues Brick– Blossom lo mira enojada–. Si ella no quiere entrar, no lo hará. ¿Por qué no entras tú entonces, si eres tan valiente?

–Concuerdo– Boomer puso las manos sobre los hombros de la rubia.

–Muy bien. Entraré. Pero, después todos ustedes deben seguirme– rueda los ojos y abre el ropero–. Los veo ahí, gallinas– y entró.

–Muy bien– Buttercup se da vuelta y mira al grupo–, yo iré ahora.

–¿Estás... Segura?– Bubbles susurró. Desde que el chico entró al ropero, ya no se podía escuchar ni su respiración.

–¿No les parece algo raro que todos podamos entrar en un ropero así?– Butch se acerca al mueble– No es tan grande, y nosotros ya no tenemos quince años.

–Pues cuando ya no entremos más, le avisaremos a los de afuera– le guiña el ojo Buttercup–. ¿O acaso no quieres entrar?

–Solo decía. Entraré después de ti.

–Nos vemos– le sonríe divertida.

Después de ella, entra Butch sin decir una palabra.

–Bien. Al parecer todavía hay espacio para mí– Blossom camina hasta el mueble–. Yo les aviso si ya no hay lugar, ¿Sí? Seguro que seré la última que pueda entrar– se ríe levemente.

Blossom entra al ropero. No había dicho nada.

–Bueno, parece que todavía hay espacio para mí– Boomer le quita las manos de los hombros a Bubbles y se para al frente de ella–. No te preocupes, estamos todos adentro. Si habría algo malo en el ropero, los chicos nos habrían avisado– le sonríe. Se acerca a su rostro y le da un pequeño beso en los labios–. Te veo ahí.

Boomer entró al ropero, dejando a Bubbles sola en la habitación. Tampoco dijo nada. Todavía había lugar para ella.

–Bien– suspiró–, allí voy.

Se acercó al ropero y lentamente entró. Tenía miedo. Ni siquiera en la puerta podía escuchar a sus amigos.

–¿Chicos?– entró un pie– ¿Tan grande es este ropero?– ya estaba completamente adentro. No había ropa, estaba vacío. Estiró los brazos tratando de tocar algo, pero no había nada– ¿Boomer... Dónde estás?– dice nerviosa.

Desde afuera era un ropero de tamaño medio, nada grande. Ya le había parecido extraño no escuchar quejas, y ahora... ¿No sentir nada ni a nadie? Ya estaba asustada. Miró hacia atrás para salir, pero no había ninguna luz.

A week in TownsvilleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora