#52 - Ander Muñoz

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ÉLITE





- ¡Guzmán aquí!-. Chilló Polo para que le chutara el balón. Este se la pasó para después lanzarla hacia la portería, pero la pelota fue cogida por Ander que estaba de portero.

- ¡Toma ______!-. La lanzó hacia mi con las manos.

Corrí torpemente con el balón en los pies hasta llegar a la portería del equipo contrario, formado por Guzmán, Marina y Polo. La única chica del otro equipo se puso alerta viendo que me acercaba, y estando a tres metros lancé el balón con el pie, entrando a la portería, ya que Marina no alcanzó atraparlo.

- ¡Goool!-. Chillé emocionada. Era mi primer gol. Me acerqué a Ander chocando las dos manos en el aire mientras los otros tres refunfuñaban y se echaban la culpa entre ellos.

- Bien hecho, ¿Cómo se siente meter tu primer gol?-. Sonrió.

- Bueno no sabría si contarlo como gol porque Marina es igual de mala que yo en esto-. Reímos-. Pero bien, me siento bien.

- Chicos venga, que han venido vuestros padres a por vosotros-. La madre de los hermanos mellizos salió por la puerta para avisarnos.

Cogimos los balones y los juegos que habíamos sacado al jardín delantero. De un momento a otro empecé a ver todo borroso y las voces de los chicos se escuchaban alejadas, tras cinco segundos iguales, noté como mis piernas dejaron de funcionar haciéndome caer en la hierba viendo todo negro.

Ese recuerdo dejó de estar en mi cabeza al escuchar mi nombre siendo llamado por una enfermera. Caminé por el largo pasillo del hospital con mis padres delante para después traspasar una puerta entrando a una habitación blanca con un señor sentado frente a un escritorio.

- Buenos días-. Mi padre saludó al médico con un apretón de manos. Me senté en una de las sillas en silencio.

- Tú eres ______, ¿Verdad?-. Preguntó a lo que yo asentí-. Muy bien-. Abrió un sobre marroncito algo grande y observo las hojas que se encontraban adentro. Leyendo cambió la cara drásticamente, de sonreír pasó a estar serio-. Me temo que no son buenas noticias-. Pasó la mirada por nosotros tres-. Tienes problemas cardíacos.

- ¿Y eso qué es?-. Esta vez intervino mi madre.

- Pues su arteria aorta es muy pequeña, haciendo que no bombee bien la sangre a todo su cuerpo-. Cruzó sus manos encima de la mesa.

- ¿Y eso me puede provocar algo?-. Levanté la vista por primera vez.

- Pues puede que te de un infarto por situaciones de estrés o cosas así, lo mejor es que lleves una vida tranquila y sana, sin alteraciones que hagan que tu corazón se altere también-. Yo asentí.

- ¿Y qué síntomas puede tener?-. Preguntó mi padre.

- Bueno, puede producirle mareos, desmayos, pérdida de conciencia, dolor de pecho, dificultad al respirar, y mucho más, ya lo veréis en los papeles-. Los metió otra vez al sobre y se lo tendió a mi madre, la cual cogió y lo guardo en su bolso. Yo volví a centrar mi vista al hombre con bata blanca.

- ¿Tiene alguna cura? Por así decirlo-. Pregunté con esperanzas.

- Empezaras con un tratamiento para que no se te coagule la sangre y obstruya la arteria, pero seguramente se tenga que hacer un trasplante-. Me miró con pena. Yo solo asentí.

- Muchas gracias doctor-. Mi padre volvió a hacer la misma acción que en el principio.

[...]

One-Shot |Multifandom|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora