Capitulo 3

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El calor afloró en ella, un fuego encendido por las palabras que le decía y el modo en que la miraba con el sexo en sus ojos. Pero entonces comprendió lo que él le había dicho.

—Lo siento, no entiendo...

—Mi gemelo es célibe desde la lengua hasta los pies. Tengo miedo de ser lo más cerca que estarás de Black. —Hizo el sonido chasquear la lengua. —Pero soy un pobre sustituto ¿verdad?

Milk se puso la mano en el cuello, ahogándose ante las imágenes de estar bajo el cuerpo de Gokú mientras él se movía en su interior. ¿Cómo se sentiría? ¿Ser tomada por él? Su parte imprudente deseaba saberlo. Oh, Joder. Solo pensar en ello hacía que temblase.

Gokú rio con serenidad.

—¿Te he impresionado? Lo siento. Solo intentaba ayudarte a salir de una dura y difícil situación. El deseo de algo que no podrás tener debe ser una perra tortura. — Los ojos de Gokú se cernieron sobre su garganta. —Yo mismo, nunca he tenido ese problema.

Mientras ella tragaba, él siguió el movimiento.

—¿Problema? —Susurró Milk.

—Lo que quiero, lo tomo.

Sí, pensó ella. Seguramente lo haces.

En una ardiente ráfaga, se lo imaginó mirándola hacia abajo mientras sus cuerpos estaban juntos, a pocas pulgadas de su cara. En su fantasía la tenía levantada con su brazo.
Milk quería pasar la yema de su dedo a través de su cicatriz hasta la boca. Solo saber cómo se sentiría él. Con rápido movimiento, Gokú esquivó el contacto, sus ojos llameaban como si lo hubiera impresionado. La expresión fue rápidamente ocultada.

Con voz lacónica, la fría voz de él dijo.

—Cuidado, mujer. Muerdo.

—¿Alguna vez dirás mi nombre?

—¿Tomamos algo de beber, Milk? —Black intervino. La tomó del codo. —La barra está en la sala de boliche.

—Sí, llévatela. —Dijo Gokú arrastrando las palabras. —Eres un héroe tan bueno, mi hermano. Siempre salvando a alguien. Y deberías saber, que ella piensa que eres apuesto.

La cara de Black se tensó, pero no le respondió mientras la conducía a través del vestíbulo. Cuando ella se giró, Gokú había desaparecido.

Black le dio a su brazo un tirón para captar su atención.

—Tienes que mantenerte alejada de él. —Cuando ella no le respondió, el guerrero la llevó a una esquina y la agarró por los hombros. —Mi gemelo está hecho pedazos. ¿Entiendes la diferencia? Con lo roto, tal vez puedas arreglarlo. ¿Con lo arruinado? Todo lo que puedo hacer es esperar para enterrarlo.

La boca de Milk se abrió ligeramente.

—Eso es...muy insensible.

—Esa es la realidad. Si él muere antes de que lo haga yo, eso me dolerá en el alma. Estaré muerto en vida. Pero eso no cambia la realidad de lo que Gokú es.

De forma significativa Milk se separó del hombre. Su comentario no le había agradado en absoluto.

—Mantendré esto en mente. Gracias.

—Milk...

—¿No vas a conseguirme una bebida?

***

Milk sabía que lo miraba fijamente y eso tenía que parar. Pero no podía ayudarse a sí misma. Gokú era la única cosa que podía ver. No era que realmente estuviera implicado en la fiesta, pero cuando el episodio de Black hubo pasado, Gokú se apartó de todos. No habló con nadie. No bebió nada. Era como una estatua apoyada contra una de las largas ventanas y su calma era fascinante. Incluso parecía que no respiraba. Sólo se movían sus ojos.

Y siempre lejos de ella.

Milk les dio a ambos un descanso yendo a buscar un poco más de vino. El cuarto de bolos era un espacio oscuro, lujoso, empapelado de seda verde y adornado con cortinas de satén negras y oro. En la esquina donde estaba la barra, las sombras aún eran más espesas, y se refugió en ellas. Tal vez podría ser más discreta si lo miraba desde aquí.

Durante los pocos días que habían pasado desde que lo vio por primera vez, había preguntado y había escuchado historias de Gokú. Los rumores decían que era un vampiro. Pero entonces, ¿Como un vampiro había terminado en el Clan de guerreros Saiyajin? Aunque bueno, ella no era la más indicada para preguntarse eso, dada su situación.

Había susurros en particular que eran espantosos, sobre todo los que hablaban de él y de las mujeres. La gente decía que las mataba por deporte, pero era difícil no preguntarse cuanto era folklore. Cuando un hombre se veía tan peligroso como lo hacía él, la gente estaba obligada a hablar. El hermano de Milk se encontraba en la misma situación. Había oído susurros sobre Gyu durante años y Dios sabía que todos ellos eran falsos.

No había modo de que toda la cháchara sobre Gokú fuese exacta. Demonios, la gente comentaba que vivía de la sangre de las prostitutas humanas. Esto no era posible, no a no ser que bebiera cada noche. Y entonces, ¿Cómo era tan fuerte con aquel sustento tan débil?

Milk dio la vuelta a la barra y exploró la habitación. Gokú se había ido. Miró en el vestíbulo. Ella no lo había visto irse...

—¿Me buscas?

Ella saltó y giró la cabeza. Gokú estaba detrás de ella, frotando una manzana verde sobre su camisa. Cuando él la levantó hacia su boca, miró su garganta.

—Gokú...

—Sabes, para ser una mujer de la aristocracia, eres malditamente grosera. —Rompió con los dientes la carne verde con un chasquido. —¿Tu madre no te explicó que no es cortés mirar a la gente fijamente?

Milk lo miró masticar, su mandíbula trabajaba en círculos. Mierda, solo mirar sus labios la dejaba sin respiración.

—No quería ofenderte.

—Bien, lo has hecho. Y creo que trastornas a mi gemelo mientras lo haces.

—¿Qué?

Los ojos de Gokú se retrasaron sobre su cara, luego fueron a la deriva sobre su pelo. Comió otro trozo de la manzana.

—A Black le gustas. Creo que le atraes, debes ser la primera, al menos desde que yo le conozco. No se distrae con mujeres.

Divertido, ella no tenía esa sensación en absoluto. Entonces, volvió a concentrarse en Gokú.

—No pienso que Black...

—Él sigue mirándote. Mientras me miras, él te mira fijamente. Y no es porque esté preocupado por ti. Sus ojos están sobre tu cuerpo, mujer. —Gokú inclinó la cabeza hacia un lado. —Sabes, tal vez me he equivocado. Tal vez seas la que lo sacará de su celibato. Mierda, tú eres muy hermosa y él no está muerto.

Milk enrojeció.

—Gokú, deberías saber que, ah, yo te encuentro...

—Repugnante ¿verdad? —Él mordió la manzana un poco más. —Puedo entender la fascinación, pero tienes que mirar hacia otro lado. Mira a Black de ahora en adelante, ¿nos explicamos?

Cicatrices del Alma: El DespertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora