El Anillo

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Ya no tenía más lágrimas, todas las que había dejado caer ahora se mezclaban con el agua en la bañera.

La mancha en su rostro, de colores amarillos y morados, decoraban al rededor de uno de sus ojos, su cabeza estaba agachada y su mirada estaba completamente pedida.

-Lo lamento tanto, cariño.— Le hablaba su esposo, quien estaba sentado en la orilla de la bañera, sujetando con delicadeza una de sus manos.— Sabes que debo hacerlo, es por tu bien.

Jimin no dijo ni una palabra más, aun con la mirada perdida sobre el agua en la bañera.

Y esta vez, se sentía tan cansado emocionalmente. Esa sensación en su pecho decía que debía salir ahora mismo de esa bañera si quería que su vida cambiara.

Y levantó la mirada para ver a su esposo, aquel hombre que en un principio había mostrado una imagen completamente diferente a lo que era ahora.

Un chico educado, que siempre lo respetaba y lo cuidaba como si fuera un rey. Y ahora solo lo trataba como si...

Como si...

-Yoongi~.— Llamó a su esposo, con un diminuto hilo de voz que salió con un horrible dolor de garganta.—

-¿Si, cariño?.— Acarició con delicadeza su mejilla lastimada.— ¿Ocurre algo?

Jimin tragó grueso mirando a su pareja a los ojos.

-Quiero ir con Min Ho.

Su esposo lo miró con grandes ojos, y con los labios estirados en una línea sobre su rostro, su entrecejo se frunció y apretó con un poco de fuerza la mano de Jimin.

-¿Es una broma?

Jimin dudó en decir algo, pero con su cabeza logró negar un par de veces mirando fijamente a su esposo, fruncido el ceño preocupado por cualquier cosa que haría.

-Jimin, sabes que no me gusta ese tipo de bromas, ¿verdad?.— Yoongi en ningún momento parecía querer quitar su vista de él.—

Y tragó amargamente mirando detrás de su esposo. Había una puerta al final del pasillo, esa era la única salida que tenían.

Trató de levantarse un poco, pero apenas pudo poner una de sus manos sobre la orilla de la bañera, Yoongi puso otra sobre su hombro, presionándolo a sentarse nuevamente.

-Terminé de bañarme, Yoongi~.— Susurró en un diminuto hilo de voz.—

-Cariño.— Yoongi tomó una de sus manos, esa que tenía un bonito anillo de bodas brillante y delgado sobre uno de sus dedos.— Yo siempre te voy a cuidar~.... Por eso es que te castigo siempre, tengo que hacerlo por tu bien y tú no pareces entender eso.

-Cariño~

-Desde el momento en el que aceptaste este anillo.— Lo interrumpió, acariciando con la punta de sus dedos el anillo en la mano de Jimin.— Tenías que saber que me pertenecías, y que no podías dejarme solo en ningún momento.

-Yoongi....

-Es por eso, Jimin.— Yoongi le sonrió.— No voy a dejar que te alejes de mí.

En La Bañera [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora