iii. vi

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We will never leave.


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En las últimas semanas Fred y George notaron como Nina se perdía en sus pensamientos, en los momentos de silencio toda la atención que ella le entregaba a algo terminaba perdiéndose, ella había explicado que era a causa de las voces que empezaban a gritar en su cabeza con la intención de querer mostrarle algo, ella aseguraba que no tenían que preocuparse, pero cuando estaban en la casa de los Black, Fred podía escuchar los gritos asustados de Nina en medio de la madrugada.

Una de esas noches Nina se adentró a la habitación de los gemelos, Fred quién fingía dormir sintió como el cuerpo de ella se metía debajo de las sábanas y como si tuviera miedo de hacerle daño se acercó a su cuerpo para abrazarlo. George al día siguiente no entendía como que es que ambos terminaron abrazados de una manera que él encontraba asfixiante, sin embargo, no dijo nada y los dejó descansar.

Fred estaba preocupado cuando al regresar al colegio aquellas acciones parecían ser más normales, podían ver a Nina observando algún punto imaginario y luego solo volver a hacer lo que hacía, ella dijo que las voces hablaban más en el colegio, tenían más cosas que mostrarle, pero solo quedaba hasta ahí. En ningún momento mencionó que era lo que enseñaban, que era lo que la tenían tan tensa en las primeras semanas de clases.

Pero la verdad era que ni siquiera Nina entendía lo que pasaba con las voces cuando estaba en el colegio, lo que aprendió en el verano parecía haber sido olvidado al intentar encontrar una respuesta clara, Joshepine le explicó que quizás eran voces que no querían ser escuchadas todavía.

Y Nina no podía sentirse más molesta ante eso, sobre todo cuando eran imágenes que parecían repetirse una y otra vez, un suspiro salió de entre sus labios mientras con su mano tocaba la fría pared frente a ella.

— ¿Qué quieres enseñarme? —susurró con la voz quebrada.

— ¿Nina? —escuchó decir a sus espaldas, ella se dio la vuelta y abrió los brazos con emoción.

— Mi gemelo favorito, te estaba buscando.

— ¿Por qué lloras? —preguntó George con el ceño fruncido.

— No estoy llorando. —negó, pero él alzó su mano y limpió una lágrima que bajaba por su mejilla.

— ¿Estas lavando tus ojos? —inquirió con una ceja alzada que esperaba hacerla reír, no ocurrió.

— ¿S-sí? —susurró con la misma voz quebrada con la que hizo la pregunta al aire, sin embargo, el pelirrojo no necesitaba que ella le confirmara como se sentía para abrazarla, la conocía casi como a la palma de su mano— N-no lo entiendo.

— ¿Qué cosa?

— Está pared. —susurró dejando desconcertado a George— Cada vez que la veo caer solo quiero llorar, pero no sé porque, no veo nada, todo se torna negro luego de ver lo mismo una y otra vez. Odio sentir como si perdiera algo y no saber qué es lo que pierdo, no saber porque de repente tengo estos sentimientos.

— Quizás no es nada.

— Es algo, sé que lo es. —susurró separándose de su amigo— Y tengo miedo de que quizás sea muy tarde cuando logre entender... George, no quiero perder a nadie más.

— No vas a perder a nadie, y si lo haces, Fred y yo nunca nos iremos.

— ¿Lo prometes? —preguntó Nina mientras alzaba su dedo meñique, el pelirrojo río y lo entrelazó con el suyo.

— Por la garrita.

Era una de la tanta promesa que el trío se hizo a lo largo de los años, una de las tantas que cada uno esperaba cumplir, eran incluso promesas silenciosas que se hacían entre ellos, una de esas fue la de Fred luego de haber escuchado lo que sucedió.

Fred se prometió no solo quedarse al lado de la castaña, sino que también se prometió cuidarla, protegerla incluso de aquellas voces que no la dejaban dormir y la tenían despierta en las noches observando las llamas de la chimenea.

Era una promesa silenciosa que quería cumplir.



─ ✦ ─



Decir que Nina y Hermione estaban molestas con los métodos de castigo que usaba Dolores Umbridge era poco para cómo se encontraban, la mayor de ambas se levantó más que molesta del sofá dispuesta a quejarse de ser posible con el mismísimo Dumbledore, Hermione por supuesto que la apoyó, pero Harry se opuso a que cualquiera de las dos siquiera se acercara a la puerta.

Ambas casi perdieron la cabeza cuando el azabache decidió guardar silencio, Nina se molestó aún más ante las palabras que Harry dijo, le fastidiaba el que creyera que estaba solo cuando bien sabía que tenía a varias personas apoyándolo.

Lo peor llegó días después cuando observó la misma marca que Harry tenía en su mano en la de su hermano, la frase era distinta pero el método era el mismo, tanto Caitlin, Ezra y el mismo Tyler intentaron detenerla de cometer alguna estupidez, pero nada funcionaba.

— ¡Esa asquerosa bruja cara de sapo va a escucharme! —chilló a tan solo metros de la puerta del despacho de la profesora.

— ¡Nina! —dijo de la misma manera su hermano deteniendo su caminar.

— ¡No Tyler! —exclamó— Son métodos medievales, esto es abuso de poder y maltrato a un menor, podrían enviarla a Azkaban si todos supieran del monstruo que...

— Hice esto para ayudar a Susan. —interrumpió atrayendo la mirada de los tres mayores— La defendí de algo que Umbridge dijo y ella amenazó con escribir una carta a nuestro padre, esto es un castigo más fácil del que hubiese tenido si padre se enteraba.

— Tiene un buen punto. —apoyó Ezra cruzándose de brazos recibiendo la mirada furiosa de Nina.

— Eso no le da derecho a hacer eso. —le recordó esta vez Caitlin.

— Por fin alguien sensato. —exclamó abriendo los brazos antes de enfocarse en su amiga— Gracias a Merlín por tu existencia.

— Nina, sabes que padre no puede llegar a tocarnos. —la mayor rodó los ojos— Se lo prometimos a mamá, le prometiste no hacer una estupidez para que se mantuviera lejos.

— ¿Y quién fue el primero en desobedecer?

— Lo siento. —se disculpó— Además los dos sabemos que no podrás contenerte el hacer una estupidez, está en tus genes el querer hacer algo estúpido. —Nina alzó una ceja mientras Caitlin y Ezra intentaban no reír— ¿Así que por qué no dejamos esto de lado?

— Bien, pero si vuelves a tener algo así en tu mano no me vas a...

— Señorita Thompson. —escucharon decir detrás— ¿No debería estar en clases?

— Y usted debería estar metiéndose en sus asuntos. —dijo en un susurro antes de darse la vuelta— Tenía que hacer otras cosas, tengo permiso de estar afuera.

— Me gustaría verlo.

— Claro que le gustaría. —musitó rodando los ojos— Pero eso no le incumbe porque es personal.

— Esa no es manera de hablar a un maestro. —dijo la mujer dando unos hacia la castaña.

— Pues qué lástima, eso le toca. —respondió— Si me disculpa, tenemos clases.

La mujer observó a Nina darse la vuelta para luego ser seguida por sus amigos y hermano, este último dándole una sonrisa de disculpa que en realidad era una burlona. El cuarteto comenzó a caminar aun escuchando a Nina quejarse sobre la mujer de ropas rosadas, Ezra y Caitlin intentaban no reír mientras que Tyler ya había soltado una carcajada mientras recalcaba lo obvio.

— Les dije, está en sus genes.

Silhouette [2] ➳ Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora