Capítulo 3

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Me despedí de mi amado Joakim con un apasionado beso, me bajé de su auto y me fui corriendo hasta el colegio. Él me observó correr hacia los niños y sonrió perdidamente enamorado.

Era la hora de recreo y todos los niños jugaban y corrían por el patio. Yo mientras tanto, me comía unos ricos chocolates Vizzio y los miraba jugar, con alegría, y pensaba en Joakim.

Dos pequeñas se me acercaron y me pidieron que las ayudara a subirse al tobogán. Yo les sonreí y las llevé con gusto.

Jugaba con los niños; les ayudaba a construir torres o figuras con los juegos didácticos. Los miraba jugar y me sentía tan contenta de verlos tan pequeños y felices, solo jugando y disfrutando de la vida.

Hacíamos un buen equipo con mis compañeras parvularias. Ellas también cuidaban y jugaban con los niños y siempre cuando había la oportunidad, me preguntaban por Joakim.

Había llegado la hora de la salida. Yo les daba vuelo a unos niños en los columpios, mientras llegaban a recogerlos sus padres, cuando de pronto, vi a Joakim, el que esperaba por mí en la entrada del colegio.

Me miró y me sonrió con ternura. Yo lo miré y le sonreí perdidamente. Mi corazón brincó de dicha.

Me reí de la emoción y sus ojos brillaron. Yo corrí a sus brazos, él me sonrió de oreja a oreja y me cargó con toda su ternura en sus brazos.

Nos sonreímos.

_ Pero mi amor ¿Qué haces aquí? – le pregunté risueña.

_ Quería verte. No aguanté hasta que llegarás a la casa y por eso vine aquí a buscarte

_ Mi Joakim

_ Te ves tan linda y tierna con todos esos niños

_ Oh ¿De veras cariño? – me sonrió perdidamente enamorado.

_ Totalmente. Te verías hermosa si fueras mamá

_ Y que tú fueras el papá

Me miró embobado, y sin más, nos besamos sin importarnos que todos nos vieran. Sobre todo, mis alumnos, los que rieron al vernos besarnos...

Cansada, lo miré junto a mí. Él me miró con destellos y me sonrió intenso y apuesto; yo perdida en sus insondables ojos celestes, Joakim acarició mi mejilla y yo vencida no pude más y me dormí. Él solo me observó y me cuidó en su regazo.

Le preparaba su café preferido. Le eché sus gotitas de endulzante y pensé en él con amor. Recordé que habíamos vuelto a hacer el amor y sonreí con anhelos y de dicha. Lo quería mucho.

Fue a la cocina, yo lo miré y mi corazón brincó de alegría. Embelesada, Joakim me sonrió.

Lo encontré aún más guapo con esa camisa azul marina, abotonada. llevaba puesta una playera blanca debajo y sus jeans. Derretida, él me miró y recordó que anoche habíamos vuelto a estar juntos. De pronto, comenzó a salir olor a pan quemado, lo que alarmó de inmediato.

_ ¡Oh no! ¡El pan!

_ Déjame ayudarte

Me dijo y yo nerviosa y apenada saqué rápidamente el pan del tostador. Me enrojecí por completo.

_... Se quemó – me sonrió con ternura.

_ Descuida. Hay más

_Si pero

_ Tranquila hermosa. No tienes por qué avergonzarte. A todos se nos ha quemado el pan más de una vez

_ Mi Joakim – volvió a sonreírme – Soy pésima en la cocina. Soy un completo desastre

_ No te angusties. Ya pronto aprenderás – le sonreí más aliviada y él me miró provocativo.

_ Además, no me has dado mi beso de buenos días

_ Oh, es cierto

Le dije con mimo y fui a sus brazos. Él me cargó y me besó largamente. Yo feliz y otra vez derretida por él, lo abrasé y seguimos besándonos.

Joakim me sonrió y miró su taza con café sobre la mesa.

_ Me preparaste mi café

_ Si, tal como te gusta – me miró con ternura.

_ Perfecto. Eres mi hermosa, mi dulce Emma

_ Te amo

_ Y yo a ti mi Emma, más de lo que te puedes imaginar...

Le sonreí perdidamente y él siguió mirándome con ternura.

_ Ven. Siéntate aquí en mis piernas y tomemos desayuno – más me derretí.

_ Si

Me senté toda mimada en sus piernas, él me miró intenso y me susurró...

_ Tal como lo hicimos anoche...

Me estremecí y ruboricé, otra vez, y Joakim me sonrió. soltó una carcajada y acarició mi cintura.

Yo perdida en él, tomamos, felices, el desayuno que yo le habría preparado...

Contento, pensó en aquella sorpresa y con su perdura sonrisa, volvió a escribir en su notebook.

Ensimismado en que anoche habíamos vuelto a estar juntos, sonrió y se asomó junto a la ventana. Esperó con anhelos a que yo regresara pronto del colegio...

Ya en casa, me solté la cola de mi cabello y di un suspiro...

Lo miré y el corazón me palpitó todo alborotado. Joakim me miró despampanado...

_ Espera un momento...

Me señaló y fue a nuestra habitación. Yo le obedecí y permanecí ahí en la sala. La expectación me puso los pelos de punta.

De pronto lo vi bajar cargando con él un enorme oso de felpa, lo que me sorprendió y me llenó de alegría.

Joakim me sonrió perdidamente enamorado y me hizo entrega, con cariño, del, enorme, osito de felpa blanco.

_ Oh mi amor. Es muy lindo. Me encanta – no me pude resistir y abrasé al osito. Joakim me miró locamente enamorado y yo le sonreí.

_ Mi amor. Tú sabes que los peluches son mi debilidad

_ Así es. Por eso quería sorprenderte

_ Pero ¿Qué es lo que celebramos hoy? – volvió a sonreírme y tomó mi mano con cariño.

_ No hace falta que sea una fecha especial, o importante, para hacerte regalos mi niña hermosa

_ Mi Joakim

_ Te amo y te amaré siempre – le sonreí con destellos y le acaricié su mejilla.

_ Eres el mejor de todos los hombres. Te adoro mi Joakim

Me miró perdidamente enamorado, y yo sin soltar el oso de mis brazos, lo abrasé a él con todo mi amor. Joakim pleno, me aferró a su pecho y me besó.

Nos sonreímos, nos dimos un beso de esquimal y volvimos a sonreírnos de oreja a oreja.

_ Pero la sorpresa no se termina aquí hermosa

_ ¿Ah no?

_ No. Iremos a cenar fuera

_ ¡Super! ¡Me muero de hambre!...

"Durmiendo a tu lado" { Joey Tempest } ReeditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora