Capítulo 6

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Preocupada, no podía dormir. Joakim me tenía en sus brazos y me hacía cariño...

Más que preocupada, Tita no había ido a clases ese día y la angustia de que ese infeliz le haya hecho algo, me dominó por completo.

Dio la hora de salida y yo no pude más y fui hasta la casa de Tita...

Joakim me llamó en reiteradas ocasiones, pero yo no le contesté. Preocupado, advirtió donde yo había ido y corrió hasta el colegio...

Golpeé desesperada el portón de su casa, pero nadie me abrió, y más que angustiada, solo quería ver a Tita y que estuviera bien.

Golpeé una vez más, y de pronto, una extraña mujer al fin me abrió. Era su madre.

_ ¿En que la puedo ayudar?

_ Soy Emma, la maestra de Tita

_... Lo siento, pero ahora no la puedo atender – me exasperé.

_ Señora, quiera o no, me va a tener que escuchar, porque o si no, yo tendré que tomar otras medidas por lo que le están haciendo a Tita

_ ¡¿Y usted quien se cree para amenazarme en mi propia casa?!

_ Solo quiero el bien de Tita

_ ¿Y usted qué sabe cuál es su bien? si ni siquiera tiene hijos. Primero, fíjese en usted y luego se las da de buena samaritana como los demás – aquello me dolió, pero no me importó.

_ Señora, creo que usted no me ha entendido. Maltratar a un niño está penado por la ley y ustedes podrían ir presos por esto y peor, que a su hija se la lleven al centro de menores.

_ A mi niña jamás la hemos maltratado. Con su padre la queremos y cuidamos mucho

_ Eso no es verdad

_ ¡Solo estás hablando por los miles de disparates que ella te dijo, pero son puras mentiras! – la miré sorprendida.

_ ¿Cómo permite que su pareja maltrate a su hija? – aquella mujer estalló.

_ ¡Mira, ya fue suficiente! ¡Lárgate de aquí, si no quieres que en verdad haya problemas! ¡Largo!

Me gritó y me empujó y botó a la calle...

Me vio tirada y corrió a socorrerme. Yo asombrada de verlo a él, ahí, no pude más y me puse a llorar y Joakim me abrasó con todo su ser.

Me llevó al auto y yo desesperada, no pude ver a Tita y saber cómo se encontraba.

Días después...

Mamá nos había invitado a almorzar y aunque Joakim sabía que no era de su agrado, me acompañó.

Me tomó de la mano, yo le sonreí y mi madre nos abrió la puerta. Nos miró con seriedad a ambos.

_ Hola mamá

_ Hola hija – Joakim la miró y le sonrió con simpatía, pero mi madre solo lo miró.

_ Hola señora Lucrecia

_ Hola... ¿Cómo has estado hija? Tanto tiempo que no vienes a verme – Joakim se incomodó.

_... He estado ocupada, la escuela, los niños – él me sonrió.

_ Ah. Yo creí que no te dejaban venir a verme – dijo con ironía y yo detesté ese comentario.

_ ¡Mamá! – Joakim frunció el ceño.

_ ¡¿Que intenta decirme señora?!

_ ¡Ay vamos! No sea tan exagerado. Usted ya es un hombre más que adulto, para tolerar una broma. Bastante adulto diría yo – le dijo otra vez con ironía y lo miró de arriba abajo, lo que lo incomodó aún más.

"Durmiendo a tu lado" { Joey Tempest } ReeditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora