La Señorita Granger

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Había inscrito a Liam en la escuela primaria de Mystic Falls.

Cómo ya habían comenzado hace unos días Liam estaba nervioso...¿Que tal si no le iba bien?¿Y yo tenía amigos?

Damon observo de reojo al pequeño castaño muestras estacionaba su auto.

En estos pocos días aunque le costará admitirlo...Liam se había ganado su afecto.

— Tranquilo...les caerás bien— dijo con una rara amabilidad Damon.

Liam asintio no muy convencido.

Liam tomo su mochila y se bajó del auto seguido de Damon.

Caminaron un par de pasos hasta la gran entrada del colegio, había muchos niños, algunos reían y otros lloraban.

Damon hizo una mueca, «No le gustaban para nada los mocosos»

Llegaron a la oficina de la directora, una mujer de edad media, regordeta y de cabello negro.

— Buenos días, señor Salvatore— saludo amablemente la mujer.

Damon hizo un leve asentimiento de cabeza a modo de saludo.

Luego de una aburrida charla de reglas, cuidados y bla, bla, bla. Salieron de la oficina, caminaron un par de pasillos hasta el salón que decía; 3ro A.

Damon se agachó a la altura de Liam y dijo.

— Cuídate...y mmm

Trato de recordar el Pelinegro que le faltaba.

Liam bufo

— Damon. Tengo en mi mochila algo para el almuerzo, traje todos mis libros y no te olvides venir a buscarme...ha y recuerda la junta de padres...— recordo el pequeño castaño.

«A veces creía que Damon no tenía ni idea de que hacer» pensó con molestia Liam.

Damon casi se ríe por la actitud del pequeño, pero luego de revolver su cabello se marchó.

Su siguiente parada fue el banco de sangre, se moría de hambre. Durante esos días había luchado contra sus instintos, cada vez que veía el cuello de una mujer justo en su vena favorita, traba de quitar esos pensamientos de su mente...debía cambiar.

Luego de saciar su sed con una bolsa de sangre - 0. Volvió a su casa, camino de un lado a otro sin saber que hacer, no supo cómo o porque pero tenía la carta de Stefan en sus manos.

Pero sacudiendo la cabeza, volvió a guardar en el cajón la carta. Siempre trataba de leer la dichosa carta, pero nunca reunía el valor y coraje necesario para hacerlo.

Viendo que ya era casi la hora de la salida de Liam, tomo las llaves de su auto y condujo hasta la escuela.

Ya había madres esperando a sus hijos allí, todas al ver al Pelinegro de ojos aguamarina, se quedaban hinoptisadas por este.

Damon no era ningún tonto, el sabía el impacto que causaba en las mujeres y eso le encantaba.

Cuando sonó el timbre que indicada la salida de los niños, todos se amontonaban para salir rápidamente de la “carcel" como la mayoría decía.

Liam busco con la mirada a Damon, encontrandolo recostado de brazos cruzados en su auto.

— ¿Que tal te fue?— Preguntó con sutileza Damon cuando Liam llegó a su lado.

— Bien... supongo— respondió encogiéndose de hombros al mismo tiempo que abría una puerta del auto para subirse.

— ¿Y que tal tus maestros?— volvió a intentar el vampiro.

— ¿Vas a seguir preguntando o irás a la junta de padres?— Preguntó con fastidio Liam.

— Es exacto lo que iba a hacer...— mintió el Pelinegro dándose la vuelta, pero luego volvió sobre sus pasos—. Quédate en el auto...

— Es exacto lo que iba a hacer....— respondió del mismo modo el castaño.

Damon negando con diversión, comenzó a alejarse.

En menos de un minuto ya estaba en el salón de Liam.

Todavía no había ningún maestro, así que entro sin mediar palabra. Ya había padres ahí, en su mayoría mujeres que desnudaban con la mirada a Damon.

El vampiro tomo asiento en uno de pupitres del fondo.

Cuando Damon creyó que se estaba durmiendo del aburrimiento, se escucho el sonido de unos tacones resonando en el suelo.

El Pelinegro dirigio su mirada a la mujer que tenía en frente e hizo un analisis completo.

Tenía largas y torneadas piernas, usaba una falta color azul cielo, dos dedos sobre la rodilla, vestía una blusa blanca y un blaizer del mismo color de la falda. Cuando llegó a su rostro observo sus labios cuál dos pétalos de rosa, sus grandes y expresivos ojos mieles.

Hasta que cayó en cuenta que era la misma mujer misteriosa, que en más de una ocasión se la había topado.

Sin darse cuenta sonrió como bobo y no pudo evitar que su corazón que hace mucho estaba roto y muerto, volviera a latir con rapidez al ver su radiante sonrisa.

— Buenos tardes. Soy la señorita Granger...

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Hola!
Espero que les haya gustado el capitulo ❤️

Se que lo había publicado antes, pero estaba incompleto, trate de acomodarlo pero como se me había borrado todo, lo escribí desde donde estaba.

BESOS 😘







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