Parte 10 - ALGO SABE

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Yo agradezco a Dios que me da la vida y a quienes me rodean. Pero si hay algo que a veces se me pasa es: rezar antes de comer, pero no importa porque mi jefecita nunca se olvida.

Mi abuelo decía que mi mamá y mi abuela chocaban y que la razón era porque mi mamá era como decía él "la sucursal de mi abuela", en todo, idénticas y según cuenta la leyenda (yo no lo creo), yo sigo en esa línea.

Mi vieja es la persona más hincha del mundo, pero hincha bien (salvo cuando se enoja). Ella es rara, no es como muchas mamás, a veces me da vergüencita porque me quiere presumir a mi o a mi hermana delante de las personas y eso no me gusta. Digo rara, porque no conozco muchas mamás de mis amigas que hagan las locuras que ella hace por nosotras.

Por ejemplo, si ahora se nos ocurre a nosotras hacer una obra de teatro en cuarentena, seguro que arma una escenografía estilo gran teatro con nada. Porque es así. Algo se nos ocurre y ella atrás apoyándonos, aunque no le guste, pero se manda de una haciendo cosas que yo no las haría. Ahí va un ejemplo.

Mi hermana quería aprender a nadar, entonces la llevaron a un Club. Cuando la fueron a ver luego de unos días, mi hermana estaba sentada sola al lado de la pileta. Cuando le preguntan al profesor, él les dice que era imposible que ella aprenda a nadar, que le tenía pánico al agua. ¡ERROR! Nunca le digas a mi madre que sus hijas no pueden hacer algo, porque buscará la forma de enseñarnos a hacerlo.

En esos momentos ella había ganado un proyecto de esos que hace en la escuela para ayudar a los chicos (nunca se queda quieta, cuando no es un proyecto, es la carroza y sino su fundación) por eso la premiaban llevándola a Buenos Aires.

Cuando volvió de allá nos informó que iba a estudiar para ser entrenadora de natación. Así como lo leen. Ni piletín teníamos y ella salió con eso. Pero como todo, la bocha Rebeca no solo se recibió en tres años de entrenadora, sino que también de árbitro de deportes acuáticos.

Mientras estudiaba, viajaba a rendir, trabajaba en la escuela, en la fundación y era mamá (su día debe tener veinticinco mil horas), empezó a enseñarle a nadar a mi hermana en un club cerca de casa. Junto con ella a otros chicos, especialmente a la amiga de mi hermana que estaban siempre juntas.

Mi hermana no solo que aprendió a nadar, sino que empezó a entrenar, tenía once años.

Un día mamá leyó en el diario que elegían la Selección Jujeña de Natación y se le ocurrió llevarlas a mi hermana y su amiga, ya habían cumplido los doce años, ahí partieron.

Ninguna conocía a nadie, pero se fueron hasta La Quiaca. La razón por lo que les cuento esto, es porque es una historia que nunca olvidaremos en mi familia.

Mi hermana parece hija de mi abuelo no de mi papá, mi padre es un turco grandote de ojos verdes y tez muy blanca. Mi abuelo era moro, no sé bien que es eso, pero sé que era morocho y le decían El Negro, así que imagínense. Mi hermana es una turca (la delatan las ojeras) morocha de unos ojos color raro, de tan marrones claros que parecen naranjados.

Una mujer que era la encargada del evento pregunta si ya estaban todos inscriptos, entonces mamá le dice que tenía dos niñas de Perico para anotar indicándolas a mi hermana y su amiga. La mujer la mira y le pregunta si sabían nadar bien ya que era para la selección y larga una frase señalándola a mi hermana: "¿la morocha gordita sabe nadar?, la mujer no sabía que esa morocha era la hija de mi mamá.

Mi madre respondió: "Algo sabe".

Regresó a donde estaban las chicas y les dijo: diviértanse, aunque por dentro se moría de rabia por la discriminación que le había hecho. Yo hoy me pregunto si ¿cuál es el motivo para creer que alguien por no ser igual o por vivir diferente es menos o más que el otro? Mi mamá debería haberse quejado pero no lo hizo, cuando yo le pregunte una vez porque se había quedado callada, me respondió que las palabras salen del corazón y que cuando alguien dice algo malo o para hacer daño no se debe responder, ya que serías igual de malo contestando.

Ese día nadaron cuatro carreras en los cuatro estilos los mejores nadadores de la provincia, había cuatro lugares para mujeres.

La selección Jujeña quedó integrada por las que mejores lugares obtuvieron: 1er lugar Fernanda Torfe (mi hermana, la morocha gordita) ganó las cuatro carreras, 2do lugar Geovana Benedetto (la amiga de mi hermana) salió segunda en las cuatro carreras.

Esto es absolutamente real, lo pueden ver en internet está lleno de videos de ella nadando, con medallas y con trofeos, porque no terminó ahí.

La que algún día un señor dijo que nunca podría nadar, llegó hasta la Selección nacional y la conocieron en todo el país.

Fue mi primer y gran lección:

NADIE PUEDE DECIRTE QUE NO PODES.

Un día ella debía viajar a concentrarse y se levantó al horario que debía ir a entrenar, habló con mamá y le dijo que estaba cansada, no solo de entrenar sino de ver como mi mamá se esforzaba para pagar sus entrenamientos, la ropa, las mayas, los viajes. La beca que le daban por ser nadadora no cubría ni la tercera parte de lo que necesitaba. Pero no fue solo eso, mi madre nos enseñó siempre que lo que hacemos debemos hacerlo con el corazón y que un deporte sirve además de todo para divertirnos y Fernanda le dijo: Mamá esto ya no me divierte, es demasiada presión. Mamá invirtió mucho tiempo y dinero en apoyarla y mi hermana no sabía cómo le caería su decisión.

Mi vieja se largó a llorar, la abrazó y le dijo lo que nos repite siempre: no necesito que ni vos ni tu hermana ganen nada, solamente que hagan lo que las hace felices.

Esa es mi jefa.

Después de eso mi madre, mi hermana y yo no dejamos la natación, solo dejamos de competir y nos dedicamos cada verano en alguna pileta pública a enseñar gratis a nadar a chicos que no pueden pagar un club.

Un profesor decía, que cada vez que le enseñamos a nadar a alguien, de alguna forma le estamos salvando la vida. Y les digo que no se imaginan lo bien que se siente cuando las personas chicas o grandes aprenden a nadar y te dan su cariño en agradecimiento.

Les aseguro que ninguna medalla logra hacerte tan feliz.

TODO ES POSIBLE - Cuando crees que no podes másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora