Capítulo 2: Soy una Sailor Scout.

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En dos días más sería mi cumpleaños número 5, mamá y papá hablaban sobre como organizarlo y a quiénes deberían invitar.

− Tal vez a los de su guardería y algunos amiguitos que ha hecho en el parque − decía mamá emocionada.

− Estoy de acuerdo cariño ¿tienes pensado algún lugar? −

Papá siempre parecía ser accesible para cualquier cosa que mamá quisiera, apoyaba sus ideas sin peros ni argumentos, siempre decía que tenía muy buena intuición y que esa intuición los llevó a conocerse, así que desde entonces, él la secundaba en casi todo.

− Una pequeña comida en casa, algo de pastel; tal vez algo más, me gustaría que conocieran un poco de su cultura materna... −

No lo supe hasta ser algo mayor que a mamá siempre le preocupó el asunto de mi mezcla de culturas, temía que eso fuera perjudicial y padeciera algún tipo de rechazo, sé que ella notaba que era algo introvertida, así que siempre trataba de animarme a salir y confiar más en mi misma.

− Eso suena bien, estoy seguro que ha Jun-hee le encantará cariño − dijo papá con una sonrisa.

− Bien, mandaré hacer el pastel y algunas invitaciones. −

Subí a mí habitación después de escuchar la conversación, tomé el libro de cuentos que mi abuela materna me había regalado en el último viaje a su casa y tomé la hoja del centro que estaba dividida por un separador. Como un pequeño tesoro seguía ahí la pequeña envoltura de goma de mascar.

Era como tener la promesa en mis manos.

~~~~~~🌼

− Vamos a comprar los ingredientes para la sopa de algas y una velas para tu pastel de mañana, ¿de acuerdo? −

Mamá preguntaba todo, siempre me integraba en la conversación y me hacía estar al tanto.

"Tú opinión siempre es importante, sin importar la edad que tengas, tienes derecho a elegir".

Así que sus preguntas siempre tenían un "¿De acuerdo? O ¿Está bien?" Yo asentía felizmente a todo en lo que me involucraba.

Llegando al super, como cualquier pequeña de 5 años corría por los pasillos o quería llevarme absolutamente todo lo que me gustaba, desde dulces hasta utensilios de cocina pues amaba cocinar junto a mamá o mis abuelas, así que si algo me recordaba a alguien, automáticamente quería llevarlo y por supuesto no era la excepción el causar algún estrago.

En un breve momento de distracción, en el que mamá se giró para tomar un paquete de galletas a lo alto del estante, fue cuando recargué mi pequeño cuerpo en el carrito del supermercado, este avanzó, chocando con el carrito de otra persona unos centímetros más adelante. Mamá al darse cuenta tomó mi mano y corrió tras el, cuando llegamos se disculpó con la señora que en parte había ayudado a detener el transcurso del carrito. Estaba en problemas.

− No se preocupe estas cosas pasan − dijo amablemente la señora con sonrisa ambale.

− Oh, de verdad lo siento por incomodarla, fue mi descuido − mamá se disculpaba, yo solo me limitaba a mirarles.

− Para nada, no es ningún problema − respondió aún manteniendo su gesto.

− Aún así, me disculpo, fue mi descuido − volvió a repetir mi madre.

Yo miraba hacia abajo apenada. Estaba avergonzada por lo sucedido.

− No se preocupe, en verdad no fue ninguna molestia, es comprensible, esto sucede en los supermercados todo el tiempo − aseguró.

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