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el segundero del reloj jamás había sido tan lento como estaba siéndolo aquel día. a la espera de que su novia falsa llegara a su arreglada reunión, había ordenado un milkshake, el cual estaba cerca de acabarse. miró una vez más a través de la ventana gigantesca del restaurante, buscando entre las personas de la calle a alguien relativamente familiar. la foto de perfil de kim jiwoo había resultado ser un tanto borrosa, por lo que apenas podría identificarla por su color de cabello.
si es que se dignaba a venir.
¿existía la opción de que la novia falsa rechazara un cliente? ¿era eso un derecho? no estaba segura. a pesar de que había puesto un ticket en "he leído y acepto los términos y condiciones", no había leído nada en lo absoluto. sólo esperaba que su política, no incluyera "si el cliente tiene la nariz fea, el empleado tendrá la libertad de dejarlo plantado"
ー ¿se le ofrece otra cosa? ── preguntó la mesera acercándose a ella. sooyoung se encogió en su puesto.
ー otra. ── dudó señalando su vaso vacío. la muchacha rodó los ojos y retiró el recipiente de vidrio para llevarlo a la cocina.
empezaba a decaerse. aunque había intentado mantener sus esperanzas en alto, el tiempo transcurría y sus nervios parecían incrementar. si jiwoo no se presentaba, o peor, si se presentaba y no congeniaban... suspiró, sin querer imaginarse a sí misma en dicha situación. cruzada de brazos, continuó observando hacia el exterior, topando miradas con desconocidos y admirando el cielo tornarse anaranjado. quizás era demasiado tarde.
no vendrá ¿o sí?
kim jiwoo entró al local veinte minutos tarde.
en su defensa, había hecho lo posible por ser puntual. su trabajo le exigía complacer a los clientes, estar a su disposición y evitar problemas que podrían pasar a mayores, y usualmente lo conseguía. pero cuando se trataba de ha sooyoung no era exactamente buena consiguiendo cosas. cuando se trataba de ha era difícil tratarla como una cliente más. era completamente diferente, y aunque sabía que no debía ser así, no podía evitar sentirlo de esa forma.
halló a la castaña a unas mesas de distancia desde la entrada. cabizbaja, su teléfono boca arriba en la superficie de madera como si estuviera esperando un mensaje, probablemente uno suyo. jiwoo no necesitó ver su rostro para reconocerla. nunca lo hizo, en realidad. bastaba con ver su cabello desordenado, largo y ondulado, o su espalda con la camiseta de su equipo, o sus zapatillas desgastadas por las prácticas.
y de repente, como si un rayo la hubiera golpeado, sacudiéndola de pies a cabeza, fue demasiado real.
los ojos de jiwoo se agrandaron al volverse consciente de que la verdadera ha sooyoung era la que estaba sentada frente a sus narices, esperando por ella. era real, una persona de carne y hueso, que respiraba, caminaba, vivía. ya no un producto de su imaginación. ya no un simple recuerdo que podía ignorar con facilidad. la misma persona que no hacía mucho la había destruido hasta convertirlo en polvo.
