La compra del día

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Pasaban los días.
Despierto una mañana e intento ver la vida con otros ojos. Elijo vivir junto a mi mamá. Desde otro lugar. Meditaba sentandome con mis piernas cruzadas todas las mañanas.
Me puse de pie y comence a sonreír, dando saltos y cerrando mis ojos. Tire mi cabeza hacia atras con mis brazos extendidos girando en el lugar sin dejar de sonreír.
Mire un punto fijo y sonreí.
Tome una bolsa de tela con las que iba al supermercado.
Llegue al supermercado mas cercano e ingrese. Pensando en que cuando llegue tenia que preparar más galletitas porque le había prometido a Carlitos que todos los miércoles serían de galletas como en los viejos tiempos.
Estire mi brazos para tomar una naranja y senti piel humana. Alce mis dejas y levante mi vista mordiendo mi labio avergonzada
-lo siento.. estaba con mis pensamientos abrumados-
El chico chifla con sus labios y me recorre con su mirada color café y cabello café también, por cierto.
Frunci mi ceño confundida y alce mis cejas tomando las naranjas y metiendolas en mi bolsa.
-che.. la naranja la queria yo, la terminaste agarrando vos..-
Saque la naranja y se la devolví en su mano
-tenes razon- mire sus ojos y me vio a los míos
-¿estas ocupada?-
Me miro con sus ojos a los míos y luego se le fueron los ojos a mis pechos
-ey ey ey.. se le van los ojos me parece.. y estamos en un supermercado, le cuento-
Le hable al desconocido haciendome la pícara.
Un tiempo despues terminamos en mi departamentito.
Me quite la remera moviendome, mordiendo mi labio inferior mirandolo.
El chico se acerca a mi y me rodea por la cintura tirandome en el sillón y luego sobre la cama.
Comienza a hundir su nariz y boca entre mis senos, besandome y tiro mi cabeza hacua atras gozando
-no mencionaste tu nombre-
El entre besos y bajandome con fuerza el pantalón
-que oportuna para preguntar.. Sergio-
-soy Rosa- hable entre gemidos. El estaba ya dandome sexo oral y comence a mover mi pelvis gozando.
Sergio baja su pantalón y comienza a penetrarme.
Finalizamos ambos cansados por el acto sexual y quedo a mi lado recostado.
El acaricio y mi rostro y sonreí algo incomoda.
Escuche su voz ronca entre una respiración agitada
-esto queda aca-
Escuche su forma mas ruda de tratarme de un segundo al otro y frunci mi ceño confundida acomodandome debajo de las sabanas
-esta bien.. supongo- hable algo desconcertada
Él se endereza de repente y comienza a cambiarse
-tengo novia. Llegas a decir algo y se corta todo-
Me enderece tapandome con las sabanas -¿novia? No hubiera tenido sexo con vos si sabia esto-
Sergio se pone la remera y busca sus zapatos
Estire mi mano a su hombro-no voy a decir nada. Primero porque no se quien es. Segundo porque no voy a meterme en algo que no me corredonde. Pero pienso que es doloroso saber que estan jugando con vos. Solo eso-
-Rosa no te metas- habla fuerte y se para-nosotros no nos conocemos, ¿si?- camino hacia la salida de el departamento y cerro de un portazo.
Trague saliva algo asustada y comence a rascarme la cabeza -no me gusta nada estar en este lugar..- hable para mi interior-de saberlo no me metía en esto.. pobre chica.. nadie merece un hombre así-
Me vestí. Cocine galletitas porque ya estaba acercandose la noche.  Las reparti con los niños de el barrio y vi una perrita pequeña color te con leche y blanco. Alce la misma con cuidado hablando bajo-tranquila hermosa.. no va sucederte nada-
Subi con la perrita lastimada a mi departamento. Note su cuello mordido y note que estaba lastimada. - a ver preciosa.. me gustaría saber como se llama eh- sonreí mirandola y con alcohol desinfecte su cuello-si.. duele y mucho.. ya va a cicatrizar- escuche su llanto que me sensibilizaba- ey.. Rita.. -La perra mueve su cola- ¿te gusto Rita?- sonreí mirandola.
Luego de varios días Rita ya estaba sana. Ya caminaba hacia todos lados y se había instalado en mi departamentito. Era mi compañera y hacía que no me sienta sola en ningun momento.
Fueron pasando mas días trabajando y adopte otro perrito, a quien bautice como Lopi, que estaba siempre abajo del edificio. Era color Gris. Y luego también termine adoptando una gata que siempre quedaba durmiendo en mi balcón. Eramos una gran familia y tener a mis tres mascotas me daba ese toque de alegría que necesitaba. Me mantenia ocupada. Sentía que tenía alguien quien me necesitaba.
Continuaron pasando los días y noté que mi regla no bajaba.
CONTINUARA

La Rosa del zafiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora