Capitulo 2

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Se podrán imaginar que paso… ¿Verdad? 

Me encontraba de muy buen humor, pero eso no debe de importarles. Como sea, no lo podía creer, habíamos salido de la cárcel….no cualquier cárcel…

-¡Azkaban, por dios! –exclame en voz alta, hablando conmigo misma como hago desde que tengo memoria.

Solo que ahora el ambiente es más alegre.

Salir de allí fue lo mejor que me ha pasado en este viaje….porque recordé pequeñas cosas luego de salir, cosas que no dije a Sirius, que en ese momento solo giro a verme con una sonrisa por mi exclamación.

-Sí, y nunca en mi vida pensé que me sacaría una psicópata.  –sonreí de lado, entre divertida y arrogante.

-Ya, yo no pensé que tuviera que compartir  cárcel con un perro pulgoso como tú. –solté una leve risita ronca ante su gruñido que no se demostró en su rostro, igual de demacrado que antes pero con una luz antes extinta; esa risita me cobro caro no haber aparecido en mucho tiempo, desencadenando a una horrible tos con catarro. El golpeo “suavemente” mi espalda, provocando que lo mire feo.

Continuamos el camino, ocultándonos permanentemente y casi ni parándonos a descansar, yo no quería, ya tendríamos tiempo allí.

Sirius coincidió conmigo, al parecer.

…………………………………………………....

-¿Dónde has estado, querida?

-Tal vez muy lejos…

-Tan cerca…

-¿En el medio?

Dormitaba, escuchando todas las voces en mi cabeza y viendo sombrar largas, gordas, sonrientes, lloronas…todas las veía apenas, con el rabillo del ojo.

-¿Qué has visto?

-¿Qué escuchaste? ¿Qué has oído?

-Eso no tiene sentido. –escuche una voz del fondo, que hablaba con otra ambas inteligible y esa frase fue lo único captado de ellas, había solo cuatro voces principales.

-¿Eres grande o eres chica?

-¿Lo has matado ya?

-Nos trata a nosotros, a mi o aquellos...  ¡El tiempo, eso es!

-¿Qué ha pasado con él?

-Se durmió.

-No, lo ha matado ¿Cierto querida, lo recuerdas, verdad?

-“No sé de qué me hablan…..déjenme dormir”-dije en mi cabeza, sabiendo que escucharían.

-O…pero no lo hizo… ¿O sí?

-Lo mato, ¿Verdad?

-¿Y si se durmió como dice el? Eso significa que no lo hizo y por lo tanto no lo mato. ¿O no?

-“Vaya caso me habéis hecho, váyanse a molestar a otros locos”-luego de un rato las voces se amortiguaron.

Como han de suponer de tener un poco de cerebro, al lugar a donde queríamos llegar era a Hogwarts, más bien a sus terrenos.  

Nos instalamos en la casa de los gritos.

Los dos sonreímos cómplices cuando nos movimos de igual manera por ese asuntillo del nudo del árbol.

Esa noche descansamos todo lo que en el viaje no no pudimos. Acurrucados en un rincón de la destruida casa de los gritos. Sirius me narro su historia, la de verdad. Yo simplemente hice como que la escuchaba por primera vez, cosa que es verdad pero….ya la sabía, me refiero a que ya tenía asimilada la historia, pero puedo jurar y re jurar que nadie me la había contado hasta ese día. Decidí dar el asunto por zanjado porque ya teníamos suficientes problemas.

Cuando ambos despertamos nos transformamos, cada uno con su respectivo animal, pues yo también soy animaga,  y empezamos a intentar burlar y buscar la forma de infiltrarnos y demás.

Solo tengo una cosa que decir al final de día.

Vaya gato más curioso…

Déjenme explicarles: 

(Escena)

Ya era de noche, estábamos en el bosque prohibido, que en mi forma humana y Sirius como un gran perro negro, acostado a sus anchas sobre mí. Lo deje estar, su pelaje era suave y calentito.

De repente paso de árbol en árbol n fugaz rayo naranja. Me reincorpore en un salto, haciendo gala de mis reflejos ya escandalizados, pero, de repente y sin pensarlo una palabra salió de mi boca.

-¿Crookshanks?-me quede en una especie Shock, ¿Crookshanks? ¿De dónde habría sacado eso?

Mientras me debatía Sirius miraba la escena atento, ya convertido en lo que era. Ese rayito naranja desapareció y unos segundos después hubo un ruido de hojas y ¡Pum! Teníamos a un dichoso gato peludo frente a nosotros.

Lo conocía de algún lado….

Bien, parecerá extraño, pero entablamos una conversación con el…si, con el gato. Si logran algún día convertirse en animagos lo comprenderán. 

Según él nos conocíamos....mejor dicho, que el me concia. Dijo algo como que soy más joven….y que estoy en el castillo, cursando tercer año.

Por lo menos nos dijo que nos ayudaria...

¡Ah! Olvide mencionar un detalle…su condenada voz es igual a una de las voces en mi cabeza. 

En definitiva hay algo que no estaba bien.

-¡Nada en ti está bien, amor! –ignore esas dos voces que provenían (que sorpresa) de mi cabeza, unas que siempre hablan al unísono y son unas de las mas ¿Escuchadas? ¿Permanentes? ¿Molestas?…hice como si no los escuche. 

(Fin de la escena) 

Suspire, los tres caminábamos hacía la casa de los gritos. Era de noche, pero de alguien habernos visto solo habría creído alucinar, pensando “Vaya trio más extraño de animales” 

El gato naranja se fue al rato, dejándonos con una decisión que tonar entre manos. 

Cosa que tomariamos al día siguiente...mucho por hoy. 

Señor Tiempo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora