"-Quiero respuestas, a todo. ¿Qué pasa aquí…exactamente?-pregunto, esta vez la niña, con un tono que indicaba que ya no estaba para idioteces.
Después de todo, eso es lo que nos preguntamos todos... ¿O no?"
-Lo que sucede aquí es que estamos todos locos. –dijo Sirius, con intensidad en cada una de las palabras.
-No….es algo más complejo. –mi voz resonó luego, sin darle a nadie tiempo de reclamar.
Observe a mí alrededor, la niña esperando una explicación, el pulgoso a mi lado, con la frustración plasmada en el rostro y la inmensidad del hermoso, aunque oscuro, bosque prohibido. Perdí la conciencia de cuánto tiempo estuve así, incluso mi boca empezó a moverse sin que yo se lo ordenara de manera específica.
-Muéstrame….lo que tienes colgando del cuello. –me dirigí a la niña, mirándola intensamente.
-¿Por qué? –pregunto, a la defensiva y entrecerrando los ojos.
-Porque necesito ver que llevas ahí.
-¿Por qué? –volvió a preguntar, decidida a sacar información de donde no la había.
- Laissez-moi voir ce que vous avez là... –la melodiosa voz, envuelta en un francés perfecto resonó en el lugar. “Déjame ver lo que llevas ahí...”
El semblante de la muchacha se notó la ligera duda y sorpresa que le embargo. Yo sabía que me entendía a la perfección. Tal vez no sabía hablar tan bien como yo en ese momento, pero de entender, sí.
La confusión de Black era palpable hasta en el otro lado del mundo, pero ambas ignoramos en un pacto mutuo tal detalle de absoluta irrelevancia pare este momento.
- Cela va ordonner mes pensées... est-ce pas ce que nous voulons? – “Eso ordenará mis pensamientos… ¿No es eso lo que deseamos? “
Ante esto último ella, luego de un segundo de meditarlo, dio un paso al frente con decisión. Tomo esa larga cadena que envolvía su cuello y empezó a retirarla. Mis ojos brillaron en medio de esa noche cuando ella, ya con el objeto en sus pequeñas y blancas manos de porcelana fría, idénticas a las mías, lo extendió hasta donde yo estaba, esperándolo con el brazo extendido.
-Te cuidado, me gusta mucho. Todos me gustan, los colecciono, son muy bonitos. –dijo, mientras recorría el corto trayecto que había entre ella y yo.
Unas palabras no muy dignas de una dama escaparon de mis labios cuando algo interrumpió abruptamente el trámite que, a mi parecer, estaba demorando demasiado. Algo se había tirado sobre mí, era como una bola negra. La esquive con facilidad, pero eso no quiere decir que no me haya sorprendido.
La repugnancia me recorrió de pies a cabeza al girar y ver que lo que me había saltado. Una enorme Acromantula con toda la intención de comerme cuando se le presente la oportunidad.
De pronto un enorme perro negro estaba frente mío, gruñendo con odio hacía el asqueroso bichejo. Tal vez no es momento…pero eso de parte de Sirius me pareció de lo más… ¿dulce? Dios, no estoy hecha para estas idioteces, ¿pero que estoy pensando en una situación así?
-¡Arráncale las patas! –mi grito se abrió paso, para indicar la la forma de la que me parecía que más rápido acabaria a la araña gigante.
-¡De cuajo! –complemento la niña, en la misma posición de defensa que antes, pero resguardando con celo lo que me iba entregar contra su pecho.
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Señor Tiempo.
FanfictionElla tiene la mente totalmente distorsionada, cualquiera se suicidaría si pasara una noche dentro de su cabeza. Pero antes ella no era así...por lo menos no del todo. Hubo un viaje que lo cambio todo, pero por ese mismo motivo ella solo recuerda una...