Capitulo 4

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Ambas miramos a Sirius en busca de respuestas.

-A ver bonitas…-empezó él, alzando ambas manos en señal de defensa- Yo no tengo nada que ver, si eso es lo que quieren decirme.

-¿Sabes que, guapo? –dijo la niña, con una sonrisa de lado e ironía palpable al imitar el tono del mayor.- Yo podría hacer que vengan los dementores y te den un muy bonito beso de buenas noches.

-Oh…-la exclamación me salió casi cantada, con delicadeza y desde el fondo, pues lo dije sin darme cuenta. Mientras la decía una sonrisa ladeada apareció en mi rostro ante lo dicho por la chica.

-La verdad que no tengo nada que decirte, la niña es igual de sádica que tu ¿Necesitamos otra prueba? –pregunto Sirius, enfurruñado. Nos miramos de forma cómplice, sabía a qué se refería...pero no quería creerlo del todo…

Fue entonces cuando recordé todo lo que vi en ese “sueño” que tuve al estar desmayada. Simplemente no puedo…

Me tape los oídos aunque fuera inútil….el tema es dentro de mi cabeza, no afuera, las voces volvieron y con una energía demasiado renovada….Estaban escandalizadas, demasiado. 

Por el rabillo del ojo vi como la chica, antes de tener tiempo para preguntar de que hablábamos, se llevaba una mano a la cabeza y hacía una ligera y casi imperceptible mueca de dolor.

Me apoye disimuladamente en Sirius, que me agarro enseguida diciendo algo, muy preocupado y dramatizando de manera bueno…dramática.

Antes de darme cuenta estaba sentada en el pasto con ambos a mis costados. Sirius me estaba aturdiendo aún más y eso era lo que menos necesitaba, pase mi mano sobre su cabeza, como si se tratase de un perro y calmo su lluvia de palabras, ja, que ironía.

Me gire a la chica, que me miraba entre curiosa, preocupada y desconfiada. Vaya mescla más extraña…frente a mis ojos las imágenes de la realidad y las alucinaciones se mesclaban, mostrando fragmentos de cada uno de forma continua para luego crear algo atroz con todos los elementos seleccionados.

Los obligue a apartarse y me levanta nuevamente, le tendí la mano a la chica, lo hice con sutileza, pretendiendo que entendiera que no lo aria nada. Ella volvió a mirarme con renovada desconfianza.

-Yo no tengo varita, ambos estamos desarmados y tú, por lo que llegue a ver, pegas muy buenos puñetazos. –de repente sonrió ampliamente, con diversión y más aun cuando ambas escuchamos el bufido de Sirius.

Al final ella poso con cuidado su mano blanca sobre la mía, exactamente igual, pero apenas un poco más grande. Sin soltarla avance unos pasos hasta un gran árbol, del cual le salían enormes raíces del suelo. Me senté en una y ella hizo lo mismo. Sirius se quedó parado y de brazos cruzados frente a nosotras. 

Intentando usar toda  mi paciencia, comencé.

-Todos tenesmos preguntas… ¿Verdad? –los dos asintieron con la cabeza- Bien. Si gustan, podemos empezar… ¡Pero! –Ambos habían abierto la boca- Uno a la vez, Sirius. –dije, mirándolo fijamente a él.

-Bueno, a ver, nena-la nombrada lo miro de manera venenosa, como la peor de las serpientes, pero él lo ignoro y continúo.- ¿Quién eres?

-Soy una alumna del colegio, obviamente. Soy de una familia de magos de sangre pura, una de los Sagrado Veintiocho, la familia Nott.-no puede evitar sonreír al notar que la chica estaba queriendo molestar a Sirius, se le notaba en su rostro travieso.- Este es mi primer año, por lo tanto, esta también es mi primera noche.-El único varón aquí estaba por abrir la boca, pero ella continuo, sin dejarlo terminar. – Pertenezco a Gryffindor, y con mucho orgullo.

Sonreí, aunque el dolor aumentaba cada vez más. Sonreí y sonreí  aún más cuando note que la mirada en Sirius se hablando cuando escucho las últimas palabras, él no es tonto aunque lo parezca. Noto las intenciones que tuvo la niña de molestarlo cuando empezó a hablar. 

-¿Es tu primera noche y ya estás en el bosque Prohibido? Mocosa, me caes bien.-el mencionado anteriormente suspiro y se apoyó en el árbol en donde estábamos sentadas luego de hablar.

-Canuto, cuando este de mal humor recuérdame el hecho de que una chica de 13 años te rompió de la nariz de un golpe. –digo, riendo y con expresión de burla. Ella rio y el sonrió de lado un segundo…parecía que estaba por protestar, pero su cara cambio radicalmente a una de confusión.

-¿Qué sucede? –preguntamos, ambas al mismo tiempo, dios, que raro es esto…

-Tú….-dijo, dejando de apoyarse en el árbol y mirándome fijamente- ¿Qué acabas de decir?

-Em….te acabo de decir que me recuerdes que una chica de 13 años te rompió la nariz. –lo mire, confundida.

-¡No! ¡Antes! ¿Cómo me llamaste? –ahí caí en la cuenta de lo que se refería ¿”Canuto”? ¿Qué es eso? ¿De dónde lo he sacado? El comprendió mi expresión, por lo que prosiguió. – Nunca te he dicho que ese es mi apodo. ¿De dónde lo has sacado?

“Eso me gustaría saber”

-Oh….pero lo sabes.

-¿Oh no lo sabe?

-Ya creo que si lo sabe, solo que ella no sabe que lo sabe ¿Sabias?

-Por supuesto que sí lo sabía, no tenía idea.

-Pero… ¿Cómo es eso? ¡Que escandalo! Entonces no lo sabias.

-¿De qué hablas? ¡Que si te he dicho! Solo que antes no tenía idea de eso.

-¡Cállense, intento organizarme ¿Sabían?! –Tanto Sirius como la chica me miraron, con expresión de confusión. Ahí fue cuando noto que había habado en voz alta, pero por lo menos había funcionado. Esas dos voces cerraron el pico y me dejaron pensar en silencio. Aunque antes tenía que excusarme.-Lo siento, pensaba en voz alta.

La chica me miro como quien comprende algo muy importante, lo entendia.

Esa mirada termino de confirmármelo. Aun así no comente nada al respecto.

-No…no lo sé, de ningún lado. –respondo luego de un rato en el que estuvimos todos en silencio, no encontré otra respuesta lógica.

“Diablos, esto no tiene sentido” Pensé.

Ellos no dijeron nada y todos nos sumimos en silencio unos segundos.

 -Y… ¿Cómo es tu nombre, niña? –El que rompió el silencio no fue otro que Sirius. Ambas suspiramos aliviadas cuando eso coro un poco la tensión. Nos sincronizamos muy bien... ¡Uf! No me gusta.

La chica lo miro con una ceja alzada  y lo miro feo por el adjetivo “niña” pero luego solo empezó a  hablar, con aires a resignación.

-Mi nombre es Sarah. 

-Oh, vaya sorpresa. –dijo el, con obvio sarcasmo y girando a mirarme- Se llama igual que tú, linda.

-Ahórrate tus comentarios, Black. –espete, revoleando los ojos, pero luego sonriendo disimuladamente.

-Quiero respuestas, a todo. ¿Qué pasa aquí…exactamente?-pregunto, esta vez la niña, con un tono que indicaba que ya no estaba para idioteces.  

Despues de todo....eso es lo que nos preguntamos todos ¿O no? 

Señor Tiempo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora