Capítulo 7

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💜

Hola!!!!
Bueno sólo quiero decir gracias y pues disfruten el capítulo
Besos a todos
Greys Ppe.

Los latidos en mi polla me están enloqueciendo, y mi jefe Perth continúa su presentación. Escuchar su voz, ver su rostro, la curva de su cuello y el vello de sus manos no me ayuda calmarme. De hecho, me siento peor. Estoy tan caliente y necesitado como si no hubiera follado en años.

Una necesidad primitiva me enloquece, un deseo que nunca he sentido en mi vida. No es solo el deseo de follar, es el deseo de ser follado. De que el pequeño Perth, ahora crecido en un hombre fuerte, poderoso e irresistible, me tumbe sobre esta mesa y me folle bien duro por el culo.

-Bueno, parece que el miembro más nuevo del equipo también es el más callado -la voz aterciopelada de Perth interrumpe mis preocupaciones, y sus ojos negro profundo se fijan en mí, acorralándome. - Saint ¿tienes alguna sugerencia para la campaña?

Siento una ola de sudor frio recorrer todo mi cuerpo, a pesar de que estoy ardiendo. Ahora no solo tengo sobre mí la intimidante mirada del jefe sino la de todos los empleados. Trago saliva e intento modular alguna oración coherente.

-Bueno, bueno.... creo que una campaña de saturación en Twitter e Instagram es un buen primer paso, especialmente Instagram, donde hay una gran comunidad de fanáticas del maquillaje....

-Hablamos de eso hace cinco minutos -me interrumpe Perth . Su voz suena impaciente pero hay una gran sonrisa en su boca.-¿Tienes algo más que aportar?

Ahora también me invade el pánico; ¡he estado más preocupado por mi polla que por mi empleo! ¡Y he pasado los últimos minutos fantaseando con Perth y tratando de controlar mi erección en lugar de prestarle atención a sus palabras! Si no aporto algo valioso, perderé el empleo.

¡no duraré ni un día en Crane Inc.!

-Oh bueno... supongo que... crear una comunidad de clientes fieles...

- ¡Tranquilo, Saint! Solo te estaba torturando ¡Eres el nuevo, puedes tolerarlo! -ríe Perth. Los demás empleados se suman a la risa y yo me siento algo aliviado. Pero mi polla sigue palpitando bajo la mesa, oculta bajo la tela de mis pantalones.

-Bueno, creo que hemos terminado aquí. - El CEO golpea sus palmas y sonríe una vez más. Todos recogen sus carpetas, se ponen de pie y abandonan la sala de conferencias. Pero yo no puedo incorporarme: si lo hago, Perth notará lo duro que estoy. Y para mi desgracia, permanecer sentado en la sala vacía solo llama más la atención del Pelinegro CEO.

- ¿Qué ocurre, Saint? ¿Te sientes mal? - dice mientras camina hacia mí con pasos confiados y ambas manos en los bolsillos de su pantalón gris.

¡Mierda, ojalá yo tuviera esa confianza!

Y pensar que en la preparatoria yo era el atleta triunfador y extrovertido y él era el chiquillo afeminado y débil .

¿En qué momento los papeles se invirtieron tan dramáticamente?.

-Sí, solo...un calambre en la pierna. En unos segundos pasará -le digo, fingiendo una sonrisa. Cuando sus ojos negros se fijan en mí, otro escalofrío me recorre. Este hombre es capaz de intimidarme con una sola mirada, y no es porque sea mi jefe.

¿Por qué, entonces? ¿Por qué el pequeño Perth ahora puede dominarme con su mera presencia?

-Estás muy nervioso. Lo he notado en la entrevista ¿También has tenido un calambre ese día?- Me pregunta con una media sonrisa pícara. Perth se sienta sobre el escritorio, con sus piernas a escasos centímetros de mi cuerpo. El aroma de su loción me invade y ofusca mis sentidos. Me siento envuelto por un extraño escozor y las pulsaciones en mi miembro se tornan más intensas, más
poderosas.

¿Me está hablando con doble sentido? ¿Acaso notó que me puse duro en la entrevista? ¿Qué estoy duro ahora?.

-Sí, un poco. Pero le aseguro, Sr. Tanapon, que nada interferirá con mi trabajo.

Es extraño llamar Señor al chiquillo maricón que diez años atrás yo empujaba contra los casilleros y hacia llorar. Ahora es él quien me tiene acorralado, no sé porque.

-Estoy seguro que no. Dime ¿Qué te tiene tan excitado? - Instantáneamente miro sus ojos ¿A qué se refiere con excitado? ¿Se está burlando de mí? Intento continuar la charla con naturalidad. Mi erección duele como la mierda y apenas puedo respirar.

-Bueno, este empleo es una gran responsabilidad. Y además, con los preparativos de la boda...

- ¡Oh! ¿Vas a casarte? No lo sabía ¡Felicitaciones! ¿Quién es la chica afortunada? ¿O acaso es un chico?.

¡¿Se está burlando de mí?!

Alzo mi mirada en forma súbita, y mis ojos se encuentran con los suyos. Está riendo por lo bajo y su rostro se ilumina como el sol.

-Es...Clara. Tal vez la recuerdes. Comencé a salir con ella el último año del bachillerato. -murmuro.

- ¡Oh sí! -exclama pensativo, y echa su cuello hacia atrás mientras recuerda. - Una chica rubia ¿verdad?

Asiento con la cabeza.

-La recuerdo. Recuerdo que ustedes salían juntos, eran una pareja muy popular ¿Has estado de novio con ella desde aquella época? -me pregunta sombrado, sus ojos negros abiertos como platos. Yo asiento de nuevo

- ¡Increíble! ¿Nunca has tenido otra novia? -Es una pregunta demasiado personal, pero aun así hay algo en Perth que me obliga a obedecer. Una energía que despide y que me llama a la sumisión total. Extrañamente, eso me agrada.

-No. Solo ella -balbuceo, algo confundido ¿Por qué quiere saber eso?Deja escapar una risita breve y sorprendida. Se lleva la mano a su barbilla y se rasca unos segundos mientras sus ojos me estudian sin piedad. Si me sigue mirando así, me voy a correr en seco.

-Pues...te felicito ¡los felicito! Es raro en estos días ver a alguien que se case con su primer y único amor.

No sé si está siendo sarcástico o sincero, pero le doy las gracias ¿Qué puedo hacer? El pequeño Perth ahora es mi jefe, por bizarro que suene.

Y durante unos segundos que se sienten como una eternidad, nuestros ojos se encuentran. Le sostengo la mirada, hundiéndome en ese abismo negro e infinitos. El hielo seco de su mirada me quema vivo, y las pulsaciones son cada vez peores. Una vez que salga de esta oficina (si logro salir) voy directo al baño a hacerme otra puñeta.

Cuando creo que no voy a poder soportarlo más, los ojos de Perth se separan de los míos. Ahora recorren el resto de mi cara, descienden por mi cuello, por mis hombros y mi pecho.

¿Acaso podrá notar lo duro que estoy
bajo la mesa? ¡Le ruego a todos los dioses que no!.

Sus ojos vuelven a subir en forma súbita y chocan contra los míos. Sonríe una vez más y se muerde el labio inferior de manera casi obscena, seductora. Me estremezco una vez más.

-Bien, eso es todo, Saint. Cuando se te pase el calambre, regresa al trabajo - me dice antes de levantarse de la mesa y abandonar la sala de conferencias.

Y yo me quedo solo en mi asiento, retorciéndome de frustración y con la
cabeza llena de preguntas.

La Venganza De Mi Jefe [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora