Un ventoso día de invierno Athenea Hollings llega al pueblo Stroud Hill empujada por las circunstancias: su madre ha fallecido y tiene una herencia que reclamar. Pero para ella todo está a punto de cambiar.
A es agresivo y peligroso, nadie sabe su...
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Stroud Hill, Oregón 15 de enero del 2023
Mentiría si dijera que pude dormir, pero la verdad es que no fue así, al acostarme en la cama mí cabeza se llenó de pensamientos hacía aquel chico del bosque.
Cerré la maleta y la baje de la cama, el abogado Port vendría por mí en una hora y me llevaría hasta Oregón para tomar el vuelo hasta Londres, me senté en la cama y suspiré, recordé las caricias y como con las yemas de sus dedos me tocaban con delicadeza cada parte de mi cuerpo, de nuevo el sentimiento de anoche se instaló en mi estómago. Subí mi mano y me toque en el lugar donde me beso...aún podía sentir su respiración ahí.
Si Dylan me viera ahora pensaría que soy una pervertida y se reiría de mí por mí comportamiento.
El ruido de mi celular hizo que saliera de mi estupor y abrí los ojos, un msj de Dylan llegó a mi teléfono.
Dee❤️ No me contestaste anoche ¿Por fin leíste la carta de Lucin? ✔️✔️
— ¡Rayos! La carta de mamá.
Empecé a buscar por toda la habitación la carta, pero no la encontraba, revisé la maleta sacando toda la ropa, pero tampoco estaba ahí.
«Piensa An ¿En dónde fue la última vez que la vista?»
Unos segundos bastaron para recordar en donde la había dejado.
—¡En la casa! —Grite.
Había dejado la carta tira en el suelo luego de haberla leído y como era tarde y ya quería salir de ahí no la tome.
— ¿Y ahora qué hago? — Puse la mano en mi frente con frustración—Ok, primero dejaré la maleta en recepción y luego voy por la carta antes que venga el abogado Port por mí.
Mire mí reloj que marcaba las 8:30 AM
—Si te apuras An si te da tiempo de ir y regresar.
Suspiré y bajé las escaleras con la maleta en la mano.
—Buenos días —Le sonreí a la chica de recepción —- ¿Le puedo pedir un favor?
— Buenos días, claro ¿En qué le puedo ayudar?
Me dio una sonrisa de comercial de televisión.
— ¿Puedo dejar mi maleta aquí? Es que iré a ver unas cosas rápido, no tardaré mucho — Me mordí el labio.
— Por supuesto, yo se la cuido.
— Muchas gracias.
Me di la vuelta y con rapidez camine por la plaza central, llegué hasta la entrada del sendero y lo recorrí con cuidado de no caerme, estaba a la mitad del camino cuando observe el árbol donde ayer me escondí con aquel chico. De nuevo el sentimiento de sus caricias me recorrieron el cuerpo, sacudí la cabeza para esparcir esos pensamientos, no tenía tiempo para ello.
