Un ventoso día de invierno Athenea Hollings llega al pueblo Stroud Hill empujada por las circunstancias: su madre ha fallecido y tiene una herencia que reclamar. Pero para ella todo está a punto de cambiar.
A es agresivo y peligroso, nadie sabe su...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Stroud Hill, Oregón 15 de enero del 2023
No sabía en qué momento me había quedado dormida, pero cuando abrí los ojos todo estaba oscuro, me levante del piso y sentí como mis huesos sonaban al estar mucho tiempo en la misma posición, me fije en la hora de mí reloj que marcaba las 2 de la mañana, así que me debatí si quedarme ahí o regresarme al hotel ya que tenia que tomar temprano un vuelo hacia Londres.
—Tal vez si me voy ahora por el sendero llegare en menos de 10 minutos a la posada.
La verdad es que Stroud Hill no parecía un pueblo peligroso, así que preferí regresar a la posada que quedarme en una cama empolvada.
Salí de la casa acomodándome la chamarra que tenía puesta, sople mis manos para entrar en calor ya que el aire frío de la madrugada se podía sentir en el ambiente. Caminé y pasé a lado de la casa de mis vecinos y todas las luces estaban apagadas.
«A...»
No sé qué hacía ese chico que no lograba sacarlo de mi cabeza por más terrorífico que se viera, seguí de largo hasta que llegue al sendero y todo el camino estaba oscuro, no quería pasar yo sola por ahí y más a esta hora de la madrugada.
Saque rápidamente el teléfono de mi pantalón y lo desbloquee
— Tiene poca batería, pero aguantara hasta que llegué al pueblo— Suspiré.
Empecé adentrarme al camino con la linterna, todo estaba en un silencio escalofriante, solo se escuchaba el sonido de los grillos, camine con cuidado para que no me tropezará con alguna rama, pero aun así varias veces pase a caerme.
Llevaba unos minutos camino cuando unos ruidos llamaron mi atención, el sonido de unas ramas quebrándose me alertaron, gire la cabeza con rapidez y alumbre al bosque, pero no había nada más que oscuridad.
— No te preocupes Athenea, debe ser un animal— Me dije a mi misma para tranquilizarme.
Di unos pasos cuando el mismo sonido se escuchó de nuevo, alumbre otra vez en la oscuridad del bosque, pero esta vez me salí del sendero y caminé hacia ahí.
— ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? — Exclame con miedo.
«Genial An, avísale al asesino que estás ahí y sola»
Iba a volver hablar, pero de repente la luz de mi celular se apagó y el pánico se instaló en mi sistema, revise el teléfono, pero este ya se encontraba apagado.
«Tranquila, no te vuelvas loca, solo regresa al camino y corre por tu vida»
Pero eso no sucedió porque unas voces se escucharon a lo lejos y mis ojos captaron dos sombras que corrían en dirección a mí, una ráfaga de viento hizo que se me erizara toda la piel, aquellas sombras estaban cada vez más cerca de donde yo me encontraba y yo no hacía más que estar parada ahí, el miedo había hecho que me paralizara, pero de repente unas manos se cerraron alrededor de mis brazo, grite pero ningún sonido salió de mí ya que una enorme mano me tapo la boca con fuerza, me sacudí y pataleé pero la persona que me tenía era más fuerte que yo, con brusquedad me pego en el árbol aun con su mano en mi boca. No podía ver quien era por la oscuridad y la luz de la luna solo me lo permitía verle la mitad de su boca, labios rosados se veían contra luz, llevaba puesto solo una sudadera negra con capucha y unos pantalones negros haciendo que se camuflajeara en la oscuridad.
