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—. ¿Y qué te parece?—preguntó Nara observando al pelinegro. Yoongi no podía alejar su mirada del hermoso campo en frente de él y no podía concentrarse en otra cosa que no fuera el olor a lavanda en el aire.

—. Es..muy lindo.

—. Mmm, supuse que te gustaría más si salíamos al aire libre. Pero hoy el sol no nos ha sonreído, ¿no crees?—mencionó Nara observando el cielo azulado pero con tonalidades grisáceas.

Había estado nublado desde la mañana y el sol apenas había salido. Nara le había prometido a Yoongi llevarlo a un lugar donde pudieran platicar sin tener que preocuparse por su alrededor. Pero el día parecía incluso querer llover. Nara también había dejado a Sunny con Hoseok para que ellos pudieran pasar una tarde juntos.

—. No, esto es perfecto.—mencionó inhalando profundamente el aire limpio del campo—. Mucho mejor que un día soleado, Nara.

Nara sonrió, y para Yoongi fue como si un rayo de Sol se hubiera colado a través de las ramas del árbol que los cubría y les otorgaba su sombra. Se sentaron en el suave y perenne césped y sus espaldas estaban recargadas en el fuerte tronco marrón del árbol que los cobijaba.

En muy poco tiempo habían podido encontrar un buen tema de conversación que derivaba en otro, que despegaba la pregunta de otro debate y entre sus opiniones creaban nuevas y así, la tarde se había llevado el tiempo de ambos entre risas y sonrojos de parte de los dos.

La lluvia se hizo presente después de dos horas de conversación entre ambos, por el egoísmo del celoso sol porque Yoongi sólo pudiera observar a la chica a su lado. Como pudieron ambos caminaron hasta una parada de autobuses y volvieron, Nara había ofrecido su casa para que ambos pudieran asearse y limpiarse hasta que parase la lluvia.

—. Henos aquí.—dijo Nara abriendo la puerta del departamento y entrando en él.—. Puedes secarte, las toallas están en el mueble del baño.

Yoongi hizo caso y sacó una para él y la otra para Nara. Secó su cabello y su ropa y comenzó a observar el pequeño espacio en donde vivía la chica. Tan sólo había una habitación con una cama matrimonial, un baño y una cocina justo a lado de la sala de estar. Todo estaba muy limpio y no había nada fuera de su lugar.

—. Ven, siéntate.—le llamó Nara. Yoongi obedeció y se sentó junto a ella en el sofá. La televisión sonaba de fondo a su conversación en bajo volumen—. ¿Tu mochila no se mojó?

Yoongi miró su mochila húmeda por haberse mojado un poco con la lluvia y chasqueó la lengua. La alcanzó del suelo y la abrió para sacar sus cosas y revisar su nada se había arruinado. Mientras él revisaba si ninguna pintura había explotado adentro del bolso, Nara aprovechaba para abrir el cuadernillo de Yoongi y mirar sus bocetos.

Mientras Yoongi peinaba con sus dedos las cerdas de sus pinceles, Nara observaba en silencio las distintas páginas del cuadernillo hasta llegar a una que le llamó la atención. Su vista se quedó fija en el dibujo y ella misma detallaba cada trazo en carboncillo encima de la hoja donde su retrato yacía perfectamente limpio de cualquier mancha de pigmento. Cuando Yoongi se percató de Nara con su cuaderno en la mano abrió los ojos como platos y asustado le arrebató el cuadernillo.

—Nara miró a Yoongi y volvió a quitarle el cuadernillo.—. Hey, déjame verlo.

Yoongi cerró sus ojos y apretó sus párpados esperando cualquier reacción mala de Nara al observar su dibujo de ella. Agachó su cabeza y rascó su nuca esperando la reacción de Nara, pero nunca llegó.

—. Me encanta.

En seguida, Yoongi levantó su rostro para mirar a la chica observando el dibujo con los ojos brillantes. Esa sonrisa que a Yoongi tanto le gustaba estaba formada en los bonitos labios de Nara mientras admiraba su dibujo. Las mejillas de Yoongi se habían puesto rojas, pero debido a la luz apagada, Nara no pudo notarlo del todo.
La chica dejó en un costado con cuidado el cuadernillo y se acercó en el sofá hacia Yoongi.

Sunny ; M.ygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora