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Mi rosa negra

Género: Realista

Las cosas comenzaron hace varios años. Esa vivienda era la única casa en todo el barrio con un pequeño jardín siendo cuidado con mucho amor que, a simple vista, podes hasta sentirlo en el aire. 

El pequeño lugar posee un pequeño limonero a un costado de la entrada principal, varios arbustos que comenzaron a desprender frutillas y varias plantas de todo tipo bien cuidadas en diferentes maseras que cuelgan entre la valla que rodea todo el jardín separando el territorio vecino. Una reja se ubica enfrente de la entrada. Primero se pasa por esta antes de ingresar a la casa mediante un camino de piedras enormes que fueron enterradas en el barro dando un toque rústico y maravilloso.

Todos concuerdan que aquella mujer dueña de la casa (Hecha con un materias de decoración bellísimo que poseía pequeñas piedras de color blanco y vidrio molido dando la impresión de que estas brillaban con la luz del sol.) era la mejor jardinera de todo el barrio. 

El simple hecho de contemplar su trabajo a la distancia te dan ganas de llevarte algo de ese jardín. Ya sea un pimpollo, una flor o fruta recién arrancada, motivo por el cual la viuda despreciaba a cada habitante por querer dañar la segunda cosa más valiosa de su vida. 

Lo aue pocos saben es que ese jardín nació mediante la tristeza de perder a su marido, debido a motivos que nunca terminaron de aclararse. Toda la vida se dedicó a ser policía, desapareció por varias semanas hasta que localizaron su cuerpo tirado a un río, la investigación dio tantas vueltas que al poco tiempo terminó siendo olvidada. 

Fue una muerte tan dolorosa que, si no fuera por la voluntad de querer darle una buena vida a la criatura que yacía sus primeras semanas en su panza, la mujer hubiera muerto de tristeza. 

Lloró por algunos días pero, sabía que debía continuar con su vida por el bienestar del pequeño/a. Debía hacer un cambio enorme en su vida ahora que estaba sola.
A mitad del mes perdió al amor de su vida e intentó desviar su mente en otras cosas para devolverle el sentido a su existencia.

Recuerda que estudió lo básico de la psicología y comprende lo poderosa que puede ser la mente, no recuerda muy bien como fueron las palabras de su profesora pero sabe que si piensa todo el tiempo en su sufrir podría perjudicar su vida o la de su bebe, el estrés es lo peor que se puede tener. Por lo que, prefiero evitarlo a toda costa así que planeaba renunciar a su trabajo de kiosquera para enfocarse en conseguir su propio negocio.

En ese momento no sabía qué quería pero deseaba algo, ser su propia jefa, tener gente a su disposición y superarse a si misma. No anhelaba algo grande, más bien algo bueno para que no le faltara nada al último regalo que le dejó su marido.

Para empezar, necesitaba hacer algo pequeño para tener un inicio hasta que encontrara aquello que le gustara. Empezó con ser diseñadora de interiores, siempre le llamó la atención la decoración fina pero, no le fue muy bien que digamos y lo dejó. Simplemente no tubo suerte.

Luego, intentó ser profesora de Zumba ya que realizaba dicho ejercicio antes del embarazo pero, justamente debido a lo antes dicho no pudo siquiera acercarse a hacerlo. A este punto ya estaba a 5 meses. La pansa comenzó a ser mas notoria y su dificultad para moverse la preocupó al pensar que tal vez no podría continuar su idea de querer prosperar.

Después trató en conseguir un trabajo como camarera. No le fue nada mal, pero los horario y el esfuerzo que imponía de vez en cuando se volvieron intolerables. Si quería trabajar haría algo que le gustara hacer, dinero no faltaba por el trabajo del kiosco pero no era suficiente, deseaba algo mejor que eso. No pasó ni dos días más que terminó renunciando pero, fue el trabajo en que más tiempo duró, así que no le fue tan mal que digamos.