Entrenamiento Oral

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Está nervioso y ansioso, cambiando de un pie al otro. Una venda cubre sus ojos.

 

Me acerco a su oído y susurro, —vas a desvestirme, y besarme toda, comenzando a mis pies.

Él asiente y sonríe abiertamente, — ¡Si Señora!

 

Extiende su mano tentativamente para hacer contacto conmigo, y comienza con mi blusa, luchando un poco para sacarla, tocando mi sostén cuando es expuesto, recorre con sus manos con cuidado sobre la tela para encontrar el seguro. No me tienta, su toque es suave como el roce de una pluma, hasta encontrar el seguro y soltarlo, liberándome de mi sostén.

 

Se pone de rodillas, tocando gentilmente mis botas, encuentra los cierres y las jala para quitarlas, una a la vez.

 

Los vaqueros son los siguientes…su rostro está a la altura de mis caderas. Encuentra el botón y desliza el jeans despacio, como pelando una uva, cuidadosamente bajandolos, permitiéndome salir de ellos.

 

Toca suavemente el hilo de mi tanga, se lo que realmente quiere; acariciar la tela de encaje, recorrer con sus dedos, boca y lengua la transparencia que cubre el triángulo entre mis piernas, eso es lo que quiere tocar, lamer y deleitarse. Le doy crédito cuando resiste, deslizando sus dedos a cada lado y bajando la tanga.

 

Entonces, espera a que me ponga cómoda.

 

Me recuesto en la cama en mi espalda y comienza con los dedos de mis pies. Es delicioso, lento y deliberado, suave y gentil. Se toma su tiempo, trabajando en mi cuerpo…dedos, pies, espinillas, rodillas, muslos, un roce ligero sobre mi entrepierna, suave y provocador, pero no se queda ahí, sube hasta mi vientre y a mis pechos, succionando mis pezones en su boca, uno por uno hasta sentir como se endurecen, cubriendo cada pulgada de mi piel y subiendo por mi cuello, mordisquea, lame, y cubre mi rostro con besos suaves, pausando, me besa lentamente en los labios, para ver si le devuelvo el beso, pero no lo hago, su decepción sale de él…se sienta en cuclillas y espera.

 

Ruedo sobre mí, y comienza detrás de mí cuello, su boca es una suave oración en mi piel, sin sonido y sin palabras, labios y lengua bajan por mi espalda.

Cuando llega a mi culo persiste…le dejo. Los besos se vuelven en suaves lamidas por la hendidura entre mis nalgas, levanto mis caderas a él ligeramente, y le escucho gemir ante el movimiento, gentil, e insistente lamiendo la entrada de mi culo, suave, y entonces más fuerte y más insistente, su lengua intenta follarme, su rostro apretado contra mí, me relajo a ello, caliente, sexy y sucio.

 

Finalmente le digo que se mueva, y continua hacia abajo, de un lado a otro de mis muslos, la parte de atrás de mis rodillas, acariciando, lamiendo, besando, por mis pantorrillas y de regreso a mis pies. Hace una pausa cuando cree que ha terminado.

 

— ¿Estoy mojada, muchacho?

 

Su aliento se detiene, — ¿Quiere que sienta, Señora?

 

—Sí.

 

Respira profundamente, y a ciegas barre sus dedos hacia el interior de mis muslos, toca mi vagina con delicadeza, sintiendo suavidad, empuja sus dedos entre mis labios, largas y lentas caricias dentro de mí, le escucho hacer ruido al sentir sus dedos mojarse en la sedosa humedad.

La Vida Secreta De Una Joven Domina (cuentos cortos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora