Solo un titere

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Afortunadamente, después de ese encuentro con los bandidos, Izayoi no tuvo mayor inconveniente para entrar y salir de Kioto sigilosamente, ahora tenía ante ella el reto mayor: entrar al castillo Azuchi, el cual aparte de tener la fama de ser majestuoso, también la tenía de impenetrable, aunque había rumores de que no era tan "seguro" como Oda Nobunaga lo hizo ver, pues por más que lo intentaron, no se pudo hacer nada con el ataque de Akechi Mitsuhide después del seppuku de Nobunaga, por eso ahora gran parte de la ciudad-castillo eran cenizas, pero para suerte de Izayoi, la torre central apenas y había recibido daños, por lo que Nobuhide no debía estar lejos, ya que su madre se encontraba delicada de salud.

El primer reto era llegar a los muros sin ser vista, una tarea casi imposible, ya que no había vegetación que la ayudará a camuflarse.

"Siempre pensaste en todo ¿no? Oda Nobugana" pensó la chica con amargura.

Izayoi reconocía que el daimyō del clan Oda no fue un hombre malo, le había costado reconocerlo, pero al final ella sabía que Oda solo buscaba lo mejor para su clan y para Japón con la unificación, lástima que las cosas no salieran como él quería.

Y de todo eso solo tenían culpa Hideyoshi, Mistuhide y su propio padre, porque la avaricia había podido con ellos. Ella movió la cabeza, no era momento de caer en recuerdos, era hora de la acción.

Respiro hondo, no quería usar sus poderes de youkai, pero no veía otra opción, así que tomando impulso se preparó para correr, realmente no lo pensó mucho y cerró los ojos, para cuando los abrió...estaba pegada a la pared que le impedía el acceso al castillo, desconocía si le habían visto o no, pero al menos ya estaba más cerca, de repente escucho voces, pero no había nadie de su lado del muro, entonces subió la mirada y cayó en cuenta de algo: estaban hablando del otro lado.

—¿Estas seguro que nadie te vio? —Era una voz gruesa y algo demandante, Izayoi tuvo que esforzarse al máximo para concentrarse en las voces ya que sus oídos a veces no eran de tanta ayuda pues todavía no controlaba el poder centrarse en un solo sonido, menos en voces porque nunca había podido practicar.

—Si, mi señor, Hidenobu no sospecha nada, está centrado en la salud de Kicho-Dono —Está voz se escuchaba temerosa, señal de que era un soldado.

—No quiero errores, acabaremos poco a poco con el clan Oda, Kicho es la base, una vez que no esté, Hidenobu y los demás serán cuestión de días —Aunque le costó, la chica al fin identificó la voz y no pudo evitar sorprenderse.

Hideyoshi quería matar a Kicho, la viuda de Nobunaga ¡Y después deshacerse de Hidenobu! Ahora no le quedaba duda: El heredero del clan era solo un títere.

Lo que habita en mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora