El cuerpo de Camila ya no daba más. El dolor de huesos se incrementaba.
Y aún así no se explicaba si fué por percibir la peligrosa presencia de Damián o simplemente una casualidad.
Se debilitaba poco a poco, pero logró entrar a la clínica estudiantil que estaba cerca de los edificios de su facultad.
Una enfermera que estaba cerca de la puerta se percató que una muchacha iba entrando. Se acercó y le ayudó a llegar hasta una camilla y la acostó.
—¿Qué le pasa señorita?
Pero fue lo último que le pudo escuchar Camila.
Llegó un doctor a verla.
Pudo notar que estaba deshidratada. Le hizo unos exámenes donde uno de los resultados fué anemia.
A las dos horas Camila iba despertando, tenía un suero casi por terminar conectado al brazo derecho y recobró fuerzas para poder sentarse.
—¿Qué ha pasado?
— Se desmayó señorita —dijo la enfermera — El doctor la examinó, estaba deshidratada y al parecer no se alimenta bien, tiene anemia.
La cabeza le dolía.
En ese momento recordó lo que me había pasado con Damián.
—Hay alguien esperándola afuera del consultorio.
Al sólo pensar que podría ser Damián estuviera detrás de esa puerta esperando, le hacía temblar de miedo. No sabía qué hacer.
Se le vino muchas ideas a la mente como opción rápida.
Huir de él sería un acto obvio de cobardía.
Una parte de mí quería seguir este período en la Universidad, y la otra parte quería enfrentarlo. Sabía que lo tenía que seguir viendo ya que él daría las últimas clases, y tenía que prepararse para el examen superior de economía.
Y la ayuda de él da sería la mejor. Las clases que imparte son mejor que las de Ortegón.
Pero a pesar del miedo que sentía aún así quería verlo de nuevo. Era como su adrenalina adictiva.
—¿Quién es? — le pregunté
—Eduardo Gil, llamó insistentemente a su celular, cuando le dije que estaba en la enfermería de la Universidad se preocupó y vino rápidamente. Ha estado esperándola desde entonces.
— ¿Qué horas son?
— Las tres con treinta minutos.
La cita que tenía con él la había perdido. Pero también era tierno de su parte el estar esperándola tanto tiempo.
Camila reflexionó en ese instante que Eduardo le ha demostrado todo lo contrario de lo que ha sido Damián.
Cuando fué su primer día de la Universidad, ella se perdió buscando el salón de clases. Y ninguno de los estudiantes fué amable en indicarle la ubicación. El único que se ofreció a ayudarle fué Eduardo sin imaginar que serían compañeros de clase.
Ya imaginadolo de esa manera, esos fueron los primeros indicios de interés en ella, y no se había percatado. El volver a recordar ese momento la sonroja.
Su aura es amarilla; son de personas que tienen optimismo e inteligencia, pero sobretodo, son de personas en las que se pueden confiar al igual que el aura de Emma y Rafael.
Se levantó de la camilla, la enfermera le quitó el suero, pero antes irse le preguntó si dijo algo más sobre la fiebre que presentó.
A lo que la enfermera se extrañó a la pregunta.
ESTÁS LEYENDO
EL HOMBRE DEL SOMBRERO GRANDE #1 TRILOGÍA SOLSTICIO
RomantiekCamila Lavalle es una estudiante de último año en Economía, ella posee la habilidad de ver el aura de las personas. Su vida cambió cuando sus padres fueron asesinados hace 9 años pero ella no lo recuerda. Para protegerse de no sufrir, su mente ha b...