Capitulo 3

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De regreso a la aldea...

- Oye Anton, aún no me has dicho el porqué te venían persiguiendo

- Disculpa Elsa, como ya te había mencionado, tengo problemas con mi primo, él quiere ser rey y cree que asesinándome va poder ascender al trono.

- Eso es muy malo, tu reino seguro ha de estar teniendo muchos problemas sin tí...

- Así es, señorita Elsa, es por ello que necesito regresar lo antes posible, aunque no sepa cómo. Dijo el chico con tono derrotado.

-M-Hmm- Quizá ya no soy la reina de Arrendelle, pero aún así, tengo mucha influencia, podemos ir al reino y pedirle a mi hermana que te preste una nave con guardias, así podrás regresar a tu hogar.

- ¿En serio harías eso por mí?, Preguntó sorprendido
- Claro
- Muchas gracias, Elsa!!
- Tranquilo, y ánimo que ya verás que vas a regresar, dijo Elsa intentando animar al castaño.

Ambos jóvenes caminaron por el bosque hasta regresar a la aldea, en su camino...

-¿Y qué hay de tus padres Elsa?, Pregunto Adler
- Ellos salieron de viaje cuando yo tenía 18 años, en su viaje, ellos murieron en el mar...
- Lo siento mucho Elsa, sí te hace sentir mejor, yo no conocí a mi madre y mi padre, hace poco que también murió, dijo Adler mientras reposaba su mano en el hombro de Elsa.
-Gracias, contestó Elsa dándole una sonrisa - Será mejor que nos demos prisa en llegar a la aldea.
Los chicos continuaron su camino hasta llegar.

- Muy bien, Adler, aquí dormirás por el momento, mañana iremos al reino y hablaremos con mi hermana, quizá te guste más dormir en el castillo, que en esta cabaña.
- No te preocupes Elsa, con tu compañía ya me siento bastante cómodo, dijo Adler sonriendo.
- Descansa chico, dijo Elsa en despedida, para luego darse la vuelta y marcharse hacia su cabaña.

Estando ya ambos en su cama, pensaron en lo que había pasado en ese día, quedando dormidos.

A la mañana siguiente...

- Disculpa, Ryder, preguntó Adler al chico que conoció la noche anterior durante la cena.

- Dime, qué sucede, respondió este.

- ¿Sabes en dónde está la señorita Elsa?

- Si claro, seguro está a la orilla del mar junto Arrendelle, ella siempre suele ir ahí los jueves. Contestó Ryder amablemente

- Muchas gracias, dijo Adler mientras caminaba hacia el rumbo mencionado.

Al llegar...

- ¡Hola! ¿Estás bien? Preguntó Adler mientras veía que Elsa leía una carta.
- Claro, estoy bien, mira, dijo Elsa mostrándole el papel, mañana es viernes de juegos familiares, será perfecto para hablar con mi hermana y pedirle ese favor.

- ¡Suena grandiosa la idea!, respondió Adler de forma alegre.

Adler, se sentó alado de Elsa, observando el mar y el reino a la lejanía, cuando de pronto, decidió romper el silencio.

- Elsa, ¿Qué haces en este bosque, si puedes estar con tu hermana, y con tu gente en Arrendelle?

- Sonará raro, pero... Siempre sentí que no pertenecía ahí, aunque tenía todo, sentía tener nada, algo me faltaba, algo buscaba y por fin lo encontré, aquí estoy en paz, aquí soy libre... Respondió Elsa

- Adler sólo se dedicó a observar la cara de satisfacción de Elsa, viendo el reino que algún día, fue suyo.

- Me parece que eres admirable, no conozco a ninguna chica de la realeza que sea capaz de dejar sus privilegios por vivir en la naturaleza, dijo Adler sonriendo.

- Sí, es algo que tampoco me gustaba de estar ahí, siempre me hacían reverencias y halagos y sólo lograban hacerme sentir aún más diferente de lo que ya era a ellos, y no olvidemos que al ser reina, debía tener un rey y contraer matrimonio con un desconociodo.

- Te comprendo perfectamente, sabés, mi padre, en cierta forma me tenía reprimido, él sólo se encargó de darme una estupenda educación, y prepararme para ser rey, después de mi coronación, se dedicó a buscarme esposa, me obligó a salir con muchas princesas.

- Jaja es en serio? Preguntó Elsa mientras reía.

- Sí, lo es, a mis 23 años, casi me obliga a ser casado con una desconocida, tuve que luchar por mi propia mano, ¿Te imaginas eso, un hombre peleando por su propia mano?
Relataba Adler mientras reía.

- Jaja vaya que tu padre si era un hombre muy decidido, respondió Elsa riendo a carcajadas.

- A mi por suerte no me fastidiaban mucho con eso mis padres, pero si me dijeron que debía casarme, es gracioso porque, lo que ellos no hicieron de presionarme con esas cosas, los reinos vecinos, en mi tiempo de reina, se la pasaban mandando cartas para que conociera a sus hijos jaja.

¿Quién eres tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora