Eva había logrado prender una fogata con las pocas ramas secas que encontraron a los alrededores del lago.
—No sé por qué estamos prendiendo la fogata—dijo Ángela—. Tengo mucho calor.
—¿De verdad? No te acerques a ella entonces.
—¿Por qué hace tanto calor aquí? Es de noche...
—Yo no tengo calor, quizá estás enfermando, no debimos meternos al lago.
¿"A caso se arrepiente de lo que ocurrió"?—se preguntó Ángela—.
—No lo creo—dijo cortante—.
—Debes tranquilizarte, todo es psicológico.
—¿Qué es psicológico?
—El calor.
—¡No parece ser psicológico! Me sofoca...
—Pero quizá lo sea.
Ángela estaba harta de la conversación que no llevaba a ningún lado, moría de calor y Eva sólo lo ignoraba.
—Solo estás fastidiandome—se quejó—.
—Si tienes tanto calor, métete al lago.
Le pareció una buena idea, excepto por el hecho de que no sabía nadar.
—¿Te meterás conmigo?
—Yo tengo frío...
Estaba molesta, sabía que ella no podía meterse en el lago sola.
—Estas de mal humor—dijo Eva—. Debes tranquilizarte, solo es fatiga.
—¿Fatiga? Muero de calor.
—No comprendo tu calor, hace frío aquí, hay viento, es de noche, simplemente no tiene sentido.
Ángela miró a su al rededor, Eva tenía razón, el viento azotaba los árboles, el fuego se esforzaba por sobrevivir, podía ver el frío, pero no podía sentirlo.
—¡¿Qué me sucede?!
Comenzaba a sentirse mareada.
—No duermas, Ángela, ¡No cierres los ojos!
Pero ya era tarde, Ángela estaba sofocada, no podía respirar, el oxígeno no llegaba a su cerebro correctamente, ella perdió completamente la conciencia.
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Al despertar, Ángela se encontraba en la casita de madera, acostada en la cama.
—Hola Angie, que bueno que has despertado.
Eva estaba recostada a su lado, desnuda, su cuerpo parecía falso de tanta perfección, Ángela no la había visto sin ropa, y no podía quitarle los ojos de encima, todo en ella era hermoso, desde sus delicados pies, hasta su brillante y sedoso cabello.
—Lo sé, estoy desnuda—se apresuró a decir—. Es que aquí hace mucho calor.
—¿Cómo me has traído?
—Eso no importa, lo importante es que estás bien.
—¿A caso ya es verano y nadie me lo dijo?
A pesar de que se encontraba aturdida por el desmayo y dislumbrada por la repentina desnudez de Eva, no pudo evitar notar que se veía triste.
—No te preocupes Angie, más temprano que tarde el calor se irá, y todo será hermoso.
—¿De qué hablas?
—No importa.—dijo sentándose de frente sobre Ángela—. Lo único que importa es que estamos juntas, aquí, ahora—tomó sus manos y las llevó a sus senos—. Y debemos disfrutarlo.
Los pechos de Eva se sentían suaves en las manos de Ángela, que nunca había tocado unos que no fueran los suyos. Los apretó por todas partes, Eva se agachó, acercandolos a el rostro de Angie, quién comenzó a lamerlos con emoción, los besaba despacio mientras Eva disfrutaba sentir su lengua sobre sus pezones rígidos.
—¡Oh si! Me gusta eso—le decía—.
Ángela, olvidando completamente sus malestares, se levantó y se posó sobre Eva, sentía un calor entre las piernas que la obligaba a fruncirlas, quería tocarla, quería que ella la toque. Eva le quitó el vestido mientras levantaba los brazos, le besó el cuello, la clavícula, le lamió los glóbulos de las orejas, Ángela se sentía volar, cada parte que Eva tocaba provocaba un inexplicable placer, le hacía desear más. Cada vez más.
Angie empujó a Eva, acostandola, la besó y comenzó a bajar por entre sus pechos, pasó por el costado de su ombligo hasta que llegó a su clítoris, lamió a su al rededor, provocando en Eva ganas de empujar su cabeza, pero se resistió, beso al rededor hasta que no pudo aguantarlo más y comenzó a lamer su vagina, con mucha saliva llevaba su lengua de arriba a abajo, de un costado al otro, en círculos, Eva gozaba y gemía, con la mano en su cabello la dirigía a donde quería, Ángela sentía cosquillas entre las piernas, sentía gotas de líquido caer de su vagina, estaba muy excitada, quería que Eva la tocase en ese momento.
—Tócame Eva, tócame por favor.
—Ven aquí, siéntate sobre mi rostro.
Y Angie lo hizo, se sentó en el rostro de Eva, que la escupió y comenzó a lamersela.
—¡Asi! Ay Eva...
Eva posó su mano en la espalda de Ángela y hizo fuerza para bajarla, quería que siga haciéndole sexo oral y lo hizo, se daban placer una a la otra, gemían y lamían sus partes, se tocaban y temblaban.
Eva comenzó a tocar la vagina de Ángela y metió su dedo, ella nunca había sentido algo así, le provocó un gran placer que le hizo olvidar lo que estaba haciendo.
—¡Sigue Ángela! Sigue haciéndolo.
Ángela continuó lamiendo entre las piernas de Eva, ambas estaban en llamas, a Ángela le había gustado tanto que Eva introduzca sus dedos que hizo lo mismo con ella, comenzó a jugar con su clítoris, sus piernas temblaban, se movían erráticamente, se estiraban y volvían a doblarse.
Hasta que ambas comenzaron a sentir aquella explosión aproximándose, cada vez más rápido, Eva metía y sacaba los dedos de la vagina de Eva, que le pedía que lo haga más fuerte, más rápido.
Hasta que ambas finalmente explotaron y se tumbaron una al lado de la otra.
—Se acerca el fin—le dijo Eva de repente—.
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El Bosque De Las Hortensias
Teen Fiction[TERMINADA] Luego de ser rechazada por su familia por su orientación sexual, Ángela no tuvo otra opción que vagar sin rumbo hacía su desafortunado destino, sin comida, sin agua, sin dinero, caminó y caminó hasta encontrar su propio paraíso.