CAPITULO 01

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NARRA ISHTAR

Despierta Ishtar.

Tienes que despertar.

Vamos cariño, por favor.

Mi cabeza dolía, parecía que la martilleaban fuertemente una y otra vez, provocando que me fuera imposible abrir los ojos.

Tienes que moverte—Pensé, mande la orden a mi cerebro y este respondió con tardanza, mi brazo fue el primer el reaccionar.

¡Ah!

Mala decisión.

Un dolor punzante y ardiente recorrió mí ante brazo, parecía que alguien había colocado una braza hirviente sobre ella, un alarido de dolor broto de mi boca, en ese momento la voz de mi madre inundo mis sentidos causándome un solo sentimiento: Tranquilidad.

—Darío, ella acaba de moverse—Su tono fue de alegría plena.

Unos dedos calientes tomaron mi mano derecha, podía reconocer ese calor donde fuera: Papá.

—Aridai yo sabía que ella tenía que reaccionar en cualquier momento—Presionó mi mano con delicadeza. Abrí los ojos, el sol me impactó de frente haciéndome cerrarlos un poco intentando acostumbrarme a la luz.

—Gracias a dios...Ishtar, mi pequeña—Mi padre me abrazo fuertemente, aún estaba confundida no tenía idea de lo que había pasado. Poco a poco los recuerdos llegaron a mi cabeza, aún estaba un poco aturdida pero mi conciencia parecía regresar a mi ser lentamente.

Despierta Ishtar, Tracia esta por caer.

Mirza.

Allen y Mauris muertas delante de mí.

Cerré los ojos ante el pensamiento, era doloroso regresar a esos momentos donde pensé que mi vida estaba terminada, en ese momento una ola de voces tomo posesión de mi cabeza.

No, esta inconsciente solamente.

Mi habitación brillo y mi enorme cama era adornada con un hermoso edredón bordado en hilos de oro, estaba tal y como lo recordaba. Los ojos de mi madre estaban cristalizados mientras murmuraba cientos de cosas en voz baja, se lanzó en mi dirección.

—Estoy agradecida de que hallas logrado despertar—Me dio un beso en la mejilla.

—Ahora que la princesa Ishtar ha despertado quiero saber—Mi padre hablo con tono severo— ¿Quién la trajo? ¿Cómo llego aquí?

Una de las mujeres de la servidumbre dio un paso adelante y le dedico una reverencia.

—Mi rey, un hombre la ha dejado a mi cuidado, al parecer desconocía de quien se trataba, ha dicho que el único lugar conocido para ella donde podía sería el palacio—Bajo la mirada mientras sus dedos tomaban con fuerza la tela de sus vestidos que ahora lamentablemente permanecían sucios por lo que había pasado.

— ¿Dijo quién era?

—No mi señor.

—Era un persa majestad—Dijo uno de los soldados haciendo que mis ojos se centraran en él, lo que había dicho me hizo tener otro recuerdo.

¡Persas, tenemos que irnos!

Sangre...

Sangre...

— ¿Cómo puedes asegurarlo? —Cuestiono mi padre, aquella mención lo había puesto alerta.

—Su armadura y poseía el tatuaje persa en su brazo derecho, yo mismo lo vi entrar al palacio con la princesa en brazos—Respondió el soldado.

Persia© | Libro I (Bilogía)/ Only DreameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora