Capítulo 2

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Anime: Naruto

Capitulo 2: Lágrimas




"¿Yo, embarazada, de Itachi-kun?" me quedé perpleja.

Tragué saliva y juro por Dios que no sabía como ordenar mis pensamientos. Estaba a punto de colapsar mentalmente.

—¿Izumi-san, te encuentras bien?.—

—S-si...— Le dí un sorbo a aquella bebida extraña que tenía un sabor desagradable.

—Si no te gusta puedes desecharla.— Dijo sacandome de mi misma.

—No, no es eso, simplemente... Es que todo encaja a la perfección. Los síntomas, el sentimentalismo, absolutamente todo.—

—Ven, sentemonos.—Obedecí de inmediato.— Punto número uno, ¿Qué harás con el bebe que viene en camino? ¿Quieres conservarlo?.—

Sin dudar dije que sí.

—Bien. Ahora, ya resuelto eso, debemos estar al pendiente de todo los cambios hormonales y físicos que sufrirás. Pero descuida, yo me haré cargo de ello, sé que no quieres que otros se enteren de tu situación, por lo visto.—

Era cierto, una chica sola sin pareja y sin familia seguramente daría de que hablar.

—¿Sabes, Sakura-san?.— Lagrimie.—Gracias al cielo por mandarme a alguien cómo tú. De otro modo nunca me hubiese dado cuenta de mi estado, soy tan despistada.—Reí entre lágrimas.

—N-no llores, tu rostro se arruinara. Alégrate, tendrás un bebé... Aunque hay aún una duda, no se si sea conveniente preguntar.— Le mire nerviosa.

—Claro, dime.—

—¿Y su padre?¿Te dejó? Dímelo porqué le daré su merecido, ¡SHANARO!.— Gruñó.

—Haha... Es una larga historia, te la contaré más adelante, lo prometo.— Sonreí cálidamente.

—Vale, cuando estés lista, cuéntamelo todo. Quizás eso pueda servirte para desahogo.—

Asentí.— Lo haré.—

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Terminé almorzando en casa de Sakura. Sus padres fueron muy amables conmigo y la comida estuvo realmente deliciosa. Prometimos reunirnos la próxima vez en uno de estos días.

Se había obscurecido rápidamente y tomé el camino largo a casa, terminé cansada y adolorida. Seguramente mañana sería diferente; decidí olvidar todo por completo y no pensar más en mis tristezas ya que seguramente eso afectaría mi embarazo...

Cubrí mi cuerpo con las sábanas de mi cama, cerré mis ojos y dormí tranquilamente.

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Dí un bostezo, los rayos de sol entraron por la ventana colándose entre las persianas.

—Ah... Realmente fue lindo soñar eso.—abracé mi almohada mientras despertaba.

—Me siento sola.—Dije en voz alta.—Muy sola... Aunque ya se que te tengo. Por favor llena el vacío que todo esto me ha dejado, ¿sí?.— Le hablé a mi vientre, donde se desarrollaba aquel pequeño ser.

Sé que volveré a ver a Itachi y que no podré ocultar mi embarazo o al pequeño, en ese caso no se que podría hacer. Tengo miedo de que algo malo suceda, de que en la aldea se den cuenta de qué sigo con vida o peor aún, que él venga a buscarme y acabar conmigo. Es por eso que seguiré huyendo tan lejos donde nadie sepa nada de mí.

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En algún lugar no muy lejos...

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Como desertor y criminal que soy ya no hay marcha atrás, es mi deber vigilar en las sombras el bienestar de mi hermano y la aldea de Konoha.

Por otra parte, temo por la vida de Izumi. No sé de su paradero y no hay rastros de ella. Sólo espero se encuentre bien.

Sé que fallé, la dejé vivir por compasión al igual que a Sasuke. Pero hoy que pienso mejor las cosas, hubiese sido extremadamente doloroso quitarle su existencia. No espero que me perdone por lo que hice pero tampoco que comprenda el porqué.

—Te amo y siempre te amaré. Te amé cuando eramos pequeños y no pienso cambiar ese sentimiento.— Susurré en medio de aquella enorme y oscura caverna en soledad.

La guarida de  Akatsuki se sentía  y se veía como un lugar totalmente​ desconocido para mi. Aunque ya hayan pasado meses desde qué me les uní. Por primera vez extrañé la compañía de alguien y ese alguien era ella.

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Pasaron unos cuantos meses en los cuales el vientre comenzó a notarse más, y de nuevo mi cabello comenzó a crecer asi que decidí mantenerlo corto.

Sakura y yo nos hicimos grandes amigas, ella era una especie de hermana menor al igual que las demás chicas que poco a poco se unian al repertorio de mis nuevas amistades.

Ino, Hinata y Tenten, kunoichis de Konoha iban cierto tiempo a buscar a Sakura para charlar. Ya saben; pláticas de chicos, cosas escolares, más chicos y bueno... ¿Qué podía hacer? Sólo mirarlas y a veces participar de los diálogos. Ellas eran mi nueva familia y estaba feliz de poder tenerlas en mi nueva vida.





Anécdotas de una chica enamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora