Un Nuevo Comienzo.

Capítulo 8 hoy es un gran día para morir o ¿no?

Una semana después.

Pov dominick

Me levante bastante temprano el día de hoy; necesitaba entrenar para poder sacar toda mi energía acumulada, estaba estresado, completamente enojado y por si fuera poco tenía que empezar a entrenar a esa mocosa que trajimos de las afueras, mi mala suerte era increíble. Pensé que moriría y dejaría de fastidiar después de ese gran golpe en la cabeza pero no; aquí estaba la hija de puta radiante como si nada le hubiera pasado, lleva una semana de aquí para allá según dicen mejorándose. Todos sobre pasaron mi opinión lo cual me hacía enojar bastante, no quería a ese pedazo de mierda aquí, por culpa de ella todos pasaron por encima mi opinión, me hizo ver como el malo de todo lo que ocurrió aquel día y eso era intolerable; me mataba entrenando para mantener este lugar seguro pero siempre dejan entrar a cualquiera por lastima, esa maldita forma de pensar es lo que nos ha dado varios problemas desde que paso lo que paso en la ciudad, ella no es la primera y por lo que veo no será la última caminante que venga por aquí.

Parece que no entendieran por culpa de quienes estamos aquí escondidos luchando contra dios sabrá que. Los humanos son egoístas, velan por sus propios intereses y a muchos que hemos acogido aquí en este lugar parece no importarles que tengamos niños que cuidar y por los que velar. Las personas malas no tienen un perfil específico, no muestran sus verdaderas caras; no les importa nada ni nadie, solo ellos mismos.

Teníamos demasiados problemas que solucionar aquí, además estaba hasta la puta que me echaran la culpa a mí por lo que paso afuera, ella estaba armada no iba a permitir que hiriera a alguno de mis hombres pero nooo; maldita sea nadie notaba que yo lo había hecho por todos, me vieron como el malo, lo que más me tocaba las pelotas es que en realidad no fui malo donde lo hubiera sido ella estaría muerta.

Me trataban como si todo esto fuera mi culpa si no la hubiéramos seguido no estaría aquí, la odiaba sí. Pero realmente no era culpa de ella, en realidad era porque se parecía demasiado a aquella persona que acabo con mi vida y con todo lo que me quedaba, me mato dejando un cascaron vacío en este plano terrenal; esas personas como ella que tienen esa cara tierna que derrite a todos son las más horribles e insufribles que solo se preocupan por ellos mismos, la odiaba porque me recordaba a aquel ser asqueroso y repugnante que mato a mi familia cuando le tendimos la mano, se parecen con esa maldita cara de inocencia, los demonios de mi cabeza susurraban que la matara, que me divirtiera con ella como no pude con ese ser despreciable; pero algo me lo impedía en el interior una voz me susurraba que la hiciera mía, que corrompiera su inocencia, que le enseñara a matar y a disfrutar hacerlo, que envolviera esa luz en la oscuridad completa, que la extinguiera.

Pov Shannon

Kurt me levanto temprano para alistarme y comer algo antes de ir a entrenar.

¿Tenía miedo? la respuesta a aquella interrogantes es bastante sencilla sí, estaba cagada del susto creo que mis piernas temblaban de miedo, pero tendría que aguantarlo para poder entrenar y salir a fuera sin morir en el intento; además por más que detestara admitirlo necesitaba de los entrenamientos del bastardo para poder sobrevivir.

Al llegar a la puerta de la sala de entrenamiento suspire hoy sería un largo día.

Al entrar encontré al bastardo sin camisa, el sudor recorría su espalda tatuada mientras golpeaba un saco de boxeo con bastante fuerza y su cabello se veía mojado por el sudor, sus tatuajes se veían geniales en su piel blanca, me quede mirándolo como patética, admirándolo por que había que admitir que era bastante sexy, hasta que me di cuenta que había dejado de golpear el saco y estaba observándome muy pero muy serio.

—¿qué putas hacías hay parada estúpida, porque no dijiste que ya habías llegado?—me dijo de formas bastante brusca, mi conciencia me reprendía por quedarme mirando a ese bastardo idiota, me quede en blanco total no sabía que decirle así que lo mejor era guardar silencio.