V. Shen Wei

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Recuperar las Reliquias era todo lo que importaba.

Mientras iban en su búsqueda, una vez más al encuentro del Jefe de los Rebeldes, Shen Wei seguía procesando los dispares sucesos de aquel día, o del día anterior dado que unos primeros rayos de luz comenzaban a asomarse sobre sus cabezas.

Había temido por su vida. Horas atrás bien la pudo haber perdido, de no ser por el hombre que ahora caminaba a su lado. Kunlun. Le costaba creer que su camino realmente se estaba cruzando con el del legendario guerrero Kunlun. Y no sólo eso...

Shen Wei se repitió más de una vez que debía concentrarse en el crucial objetivo, pero mientras se apresuraban por aquel rocoso sendero, no podía evitar pensar en la conexión instantánea que había surgido entre ellos.

Su conversación bajo las estrellas había sido peculiar, sí, pero también íntima y cálida, apacible y extática. Shen Wei jamás había sentido tal nivel de cercanía y autenticidad con nadie; realmente era como si Kunlun lo conociera de toda la vida. Así lo sintió por la forma en que le hablaba, y también por como lo miraba. Y, cielos, había sido tan fácil abrirle su corazón, y por demás maravilloso saborear la sensación de que había alguien a quien podría mostrarle los lugares más recónditos de su ser sin sentir temor alguno.

Cómo deseaba tener la oportunidad de seguir a su lado, conociéndolo, conociéndose. Porque no había duda: dentro del caos que los rodeaba y el aún más grande que se avecinaba, Kunlun alumbró un camino en su interior que, sin ser del todo consciente, hacía tiempo que había comenzado a llenarse de sombras.

El ilustre Hei Pao Shi aún no lo sabía, pero aquella sería una noche que quedaría eternamente grabada en su memoria.


***


Tras un breve enfrentamiento dentro del vasto bosque, lo habían conseguido. Las Reliquias estaban en sus manos. A Shen Wei le había extrañado encontrarse ahí con alguien más; alguien que no era quien el día anterior estuvo a punto de acabar con su vida; que no era el Jefe que bien conocía, sino un hombre enfundado en blanco y cuyo rostro cubría con una máscara dorada. Era una figura a la que no recordaba haber visto antes.

Pero no tuvo mucho tiempo para pensar en ello, pues ahora Kunlun se estaba despidiendo de él y de Da Qing, el notable muchacho de la Tribu Gato.

¿Por qué albergaba aquel sentimiento de inminente pérdida, tan familiar a su corazón? Había sido mínimo el tiempo que había pasado a su lado, ¿por qué le afectaba tanto la idea de que se marchara así, de tan súbita manera? Los pensamientos cruzaban a toda velocidad por su mente, pero una vez más, no tuvo tiempo suficiente para en ellos hallar algo de orden y sentido.

Los Rebeldes los habían alcanzado, y avanzaban bragados hacia ellos.

Shen Wei se lanzó a embestirlos con su siempre lista y feroz guja, y de nuevo se encontró combatiendo contra el hombre de blanco, su acero chocando con la energía oscura que el otro despedía ágilmente de sus manos. En uno de sus finos movimientos, el filo de Shen Wei alcanzó la máscara del otro hombre, partiéndola por la mitad y ocasionando que cayera al suelo.

Y cuando por fin tuvo un vistazo del rostro enemigo, en él contempló su propio reflejo.

「Máscara」• Guardian •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora