Lookalike [Catradora one-shot]

Sunsets with Heather (final)

Un concepto tan simple, y Glimmer no entendía cómo podían contradecirlo de tal manera. No se suponía que fuera así. No se supone que la villana se enamore de la princesa, y viceversa. Así no es como funcionan los cuentos de hadas. En el cuento de hadas ideal, ella rescataría a la princesa de las malvadas garras de la felina que la tortura con su manipulación, la princesa le agradecería jurándole su amor eterno, y lo demás sería historia. Flores, boda, besos, y la villana habría desaparecido de la vista de todos, al igual que de sus mentes.

Excepto que, por más que Glimmer lo quisiera, Catra y Adora no eran personajes de una historia, un simple cuento de hadas que le cuentas a tu hermana menor antes de dormir. No terminaba de entender que, en la vida real, hay sentimientos que no pueden ser cambiados con el paso de los años o reemplazados por otros. Hay consequencias, lágrimas, pero también hay felicidad. Y la mayoría del tiempo, la felicidad de uno cuesta la de otros.

Suéteres de poliester e inviernos fríos llenaban su mente de dudas, dudas que, aunque superara su inmadurez y dejara de llorar por un amor imposible, su mente no podría responder por sí sola. ¿Acaso había imaginado las miradas y los roces accidentales en las salidas que bien podrían haber sido citas?, los coqueteos sutiles que erizaban su piel, ¿el inocente beso que no la dejó dormir por más de una semana?

Tan solo imaginar una respuesta a esas preguntas se sentía como un pecado. 

''—Vamos, Glimmer, ¡te queda increíble! Yo nunca podría lucir tan bien en él,'' rió Adora en sus recuerdos.

¿También pensó lo mismo cuando se lo regaló a su nueva novia?

Solo bastaba mirar en la dirección de Catra y Adora para notar que sus ojos irradiaban luz como si del sol se tratase cuando observaban a la otra, una mirada tan suave y llena de amor que cupido mismo celaba su relación. Cada roce de sus dedos al caminar y caricias al besarse llenaban de alegría a las personas a su al rededor; aún así, su conexión era tal que no necesitaban estar cerca para sentir a la otra. Para ser sinceros, nadie entendía por qué habían terminado para empezar, piezas de un mismo rompecabezas que complementaban a la otra.

Glimmer, por otro lado, deseaba que una de esas piezas se perdiera.

No era algo personal, pero pasar el día rodeada de sus amigas se hacía cada vez más difícil cuando el único tema de conversación parecía ser cuánto se amaban las protagonistas del falso cuento en su cabeza, cuento en el cual, por más que lo reimaginara un millón de veces y más, no lograba alcanzar un felices para siempre que la involucrara a ella.

Catra y Adora estaban destinadas a estar juntas, o eso parecían creer todos. ¿Lo que más dolía?, en el fondo, ella también lo creía.

—¿Quieres algo de tomar?

Scorpia la miraba con ojos expectantes mientras ella trataba de entender qué estaba sucediendo. ¿Cuánto tiempo había estado allí de pie soñando despierta?

—Um, no, gracias, estoy bien. 

—Bueno, si necesitas algo ya sabes dónde encontrarme. —Sonrió amable. Glimmer se empezó a alejar, pero Scorpia la detuvo—. Hey, sé que tú y yo no somos... amigas y eso, pero me preguntaba si ¿tenías un segundo para conversar? Es que Catra está ocupada con Adora, ya sabes cómo es, y las otras chicas...

—Scorpia —interrumpió Glimmer—, está bien. Vamos.

Fue Scorpia quien las guió, con Glimmer demasiado distraída como para siquiera prestar atención a dónde iban, hasta su habitación, el único lugar de la casa en el cual no abundaban los invitados. Glimmer entendió lo importante que lo que Scorpia le quería decir era para ella cuando cerró la puerta luego de asegurarse de que la habitación estaba geniunamente vacía, dando un par de vueltas nerviosamente, brazos cruzados debajo de su pecho.