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Cuarta Parte.

Mujer muerta.

Aproximadamente el reloj debería estar marcando las 17:10, aún estaba dandole vueltas al asunto mientras doblaba algunos uniformes, Zulema no había alejado su vista de mí en ningun momento, intentaba ignorarla, pero se me hacía imposible, me sentía entre la espada y la pared, ese sentimiento de miedo me carcomía por dentro.

Siento su fuerte respiración detrás, se acerca a mí, susurrando un "Es hora" y disimula llevandose aquellos uniformes.

Mis manos tiemblan.

Dejo de hacer mi labor y me dirijo a Palacios, él revisa su móvil y de vez en cuando les da una ojeada a las presas, que no son muchas, ahora mismo, permanecen en la lavanderia la mora, la gitana y su compañera de celda, Casper.

—Palacios —Llamo su atención.

El funcionario deja el móvil y me presta atención, mi respiración es agitada y no puedo dejar de jugar con mis dedos.

—¿Podrías acompañarme al despacho de Sandoval? Me siento mal y aún no se como llegar.

El hombre me mira preocupado, algo que he notado estos ultimos días es que él, es el funcionario más compresivo y amable de todos.

—Llamare a Fabio para que te ayude, no puedo dejar mi puesto —Me informa.

Rápidamente lo detengo.

—¡No! —Grito, Palacios me mira confundido, no solo él, mis compañeras igual—Digo, ¿Puedes sólo decirme por dónde ir? No quiero molestar a Fabio.

Él suspira agotado.

—¡Ustedes! —Se dirige a aquellas mujeres—Cuando vuelva, quiero esos uniformes limpios y doblados.

Y dando media vuelta, sale de la lavanderia conmigo detrás.

—Te ves tensa, ¿Estás bien?.

No, tres presas se van a fugar y yo lo sé.

—Sí, sólo me duele la cabeza.

Del remordimiento.

Pasan algunos segundos sin decir palabra alguna, hasta que decido romper aquel infernal silencio.

—Palacios... —Digo frenando de golpe—¿Qué harías si supieras algo que está por suceder en está cárcel, pero tienes miedo de hablar porque podrían matarte?

El hombre rie.

—De seguro callaría, no quiero que me asesinen mientras duermo—Al ver mi nerviosismo, se retracta—Pero claro, siempre es mejor ir con la verdad —Suspira—¿Sabes algo que nosotros no?

Y mirando al suelo, mientras mis pensamientos pelean a muerte dentro de mi cabeza, mis manos sudan y me quedo estatica, suelto lo que podría llevarme a la tumba.

—Se van a fugar, ahora, en la lavanderia

Al instante me arrepiento de haberlo dicho.

Palacios me deja de lado e informa a los demás funcionarios del plan de la mora, en cuestión de segundos, irán a aislamiento.

Soy mujer muerta.

12 Razones Para Odiar a Zulema Zahir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora