Confesiones

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Narra Waltter

Desperté en la camilla de un cuarto blanco, me sentí extraño, pero al ver una mirada conocida me relajé de inmediato. 

— Uff que alivio, no creerás el sueño loco que acabo de tener — comenté divertido mientras Lance se acercaba a mi lado para tomar asiento en la camilla donde me encontraba tendido. 

— ¿Qué soñaste? — sonaba animoso. 

— Que estaba embarazado, ¿te imaginas? — reí a carcajada abierta hasta que pude ver cierto grado de incomodidad en él — ¿Qué? — inquirí. 

— Waltt... no fue un sueño — me pasó una fotografía de la ecografía que había provocado mi anterior desmayo. 

— ¡NOOOOO! — grité desesperado. 

— Ey, tranquilo — me envolvió entre sus brazos —. Todo estará bien — comenzó a sobar mi espalda en círculos. 

— ¡¿BIEN?! ¡NO ESTOY BIEN! — traté de zafarme de su abrazo pero me era imposible —. ¿Qué se supone que voy a hacer? no se nada de niños, ni siquiera estoy seguro de que el parto sea algo posible, ¿y si no lo hago bien? ¿y si termino lastimándolos? ¿y si no llegan... — Lance me cubrió la boca con su mano. 

— Escucha Waltter: no ganas nada pensando en éste momento en el "y si..." lo primero que debes de plantearte es... ¿piensas tenerlos? — se separó un poco de mí para verme a los ojos, pero yo ni podía sostenerle la mirada. 

— Yo... no lo sé — masajeé mi nuca —. Por una parte me siento abrumado con la noticia... por otra parte estoy preocupado y en una pequeña fracción me encuentro feliz de tener ésta oportunidad — miré hacia mi vientre plano que realmente no mostraba que alguien vivía dentro de mí. 

— Está bien, puedes pensarlo el tiempo que haga falta, pero... el médico dijo que si querías tomar una decisión sólo tendrías lo que resta de ésta semana, osea: 3 días — revolvió mi cabello. Nuestras miradas se cruzaron por un instante pero ambos las desviamos al darnos cuenta. 

— ¿Cuánto tengo... de gestación? — acaricié mi barriga diminuta mirándole con duda. 

— Aproximadamente tres meses — sonrió con pena. 

— Oh... — me quedé pensando e hice cálculos rápidos — ¡MIERDA! — lancé un grito ahogado al darme cuenta. 

— ¿Qué? — dijo dubitativo.

— En teoría... en ése tiempo... tú y yo... estuvimos... en ésa clase de relación — jugaba con mis manos a cada par de palabras que decía, estaba en verdad nervioso — ... ¿recuerdas cuando estábamos en aquélla cabaña? .... ¿el humo?... antes de... ser raptado por Killian.... — explicar esto era difícil. 

— ¿Eso quiere decir... — frunció el ceño mientras en su mente unía cables — estos bebés... son míos? — asentí cuando finalizó la oración, me cubrí la boca de la impresión y le miraba atento. 

— Yo... lo siento, en ése momento no lo sabía... no tienes que... — no fui capaz de terminar la oración pues nuevamente estaba siendo abrazado por el súper espía.

— Hay que tenerlos — susurró. 

— ¿QUÉ? — me quedé desconcertado. 

— Waltter, ¿no lo entiendes? es nuestra oportunidad de ser una familia, conocernos bien, tener una relación... — parpadeé incrédulo. Agité mi cabeza en negación y en parte para corroborar que no era alguna de mis ilusiones.

— Aguarda, no entiendo — lo separé de mí y puse ambas manos contra su pecho — ¿Tú quieres que tenga a éstos bebés porque son tus hijos? — asintió —¿quieres que tú y yo los criemos juntos? — volvió a mover la cabeza de arriba a abajo — ¿que tengamos una relación... como de pareja? — sonrió amplio y soltó un "ajá" — ¿por qué? — cuestioné. 

— Es sencillo, por que me gustas y te quiero — besó mi frente haciéndome enrrojecer violentamente. 

— ¿QUEEEEEÉ? — grité lleno de pánico, parecía que aún no había despertado. 

— Waltter, baja la voz un poco — sus manos llegaron a mis mejillas acariciando mis cachetes con el dorso de su mano. 

— Creo que debí tener una hemorragia cerebral ¿un tumor? ¿quizás es una alucinación? — cerré los ojos,  pellizqué mi hombro para estar seguro, abrí los ojos y todo estaba completamente igual —. Tal vez un poco de agua en la cara me ayudará a volver en mí — quise levantarme pero no me fue posible pues Lance me tomó del torso cual infante, me sentó en sus piernas y fui besado inesperadamente por él. 

Al separar nuestros labios de aquél dulce contacto se mantuvo cerca de mí, miradas y respiraciones chocaban de manera cómplice como si estuvieran destinadas a hacerlo desde siempre — No es un sueño Waltter, te quiero muchísimo y de verdad quiero tener una relación contigo, más allá de lo laboral o la amistad. Hablo de una en la que hago que te enamores de mí — depositó un pequeño beso en mi nariz, me giñó el ojo derecho junto a ésa sonrisa que me ponía de pelos. Estaba acabado. 

— Lo último no será tan difícil — cubrí mi rostro con ambas manos —. Hace tiempo que perdí... — admití. Escuché su risa socarrona, estaba por darme más cariño, pero luego recordé lo que había sucedido con aquél hombre. 

— ¿Qué pasa? — tomé la fotografía y la analicé cuidadosamente, había una posibilidad minúscula... y si no la hubiera, tenía que ser completamente honesto con él, al menos le debía éso a Lance. 

— No es nada... bueno... en realidad hay algo que quiero contarte, lo había estado evitando, pero si quiero hacer las cosas bien lo menos que puedo hacer es ser honesto contigo y decirte mi temor — bajé de su regazo para situarme a su lado. 

— Está bien, lo sé, sé lo que ése canalla te hizo — sonaba molesto —. No tienes que decirlo... — trató de animarme. 

— ¿Cómo lo supiste? — quise averiguar. 

— Cuando te llevé a tu casa te recosté en tu cama, tu ropa se desordenó un poco y... pude ver la mordida en tu cuello... al principio no querías ni que te tocara... además... tuviste pesadillas todo el camino... susurraste algunas cosas, luego tu permiso de descanso luego de trabajar un mes, la jefa fue un poco descuidada con sus archivos y pude ver que te había hecho una cita con el psicólogo de la agencia, así que supuse que fue algo muy difícil. Uní algunos puntos con las palabras que habías dicho, tu comportamiento medio dormido, la mordida, el psicólogo y... me llevó a la conclusión de que él te había forzado a tener relaciones con él — concluyó. 

— Bueno, no estás del todo equivocado... Hubo un momento en el que fue agradable estar con él, conocerlo un poco, pero... al ver aquélla fase de él donde es ególatra, insensible, idiota, una bestia, pedazo de... — sentí que me estaba enfureciendo, no era el momento, ni el lugar, así que carraspeé para retomar mi compostura —. En fin, que... tengo el temor de que los bebés... sean de él... en aquél momento me inyectó un par de cosas raras, así que no estoy completamente seguro... es una pequeña posibilidad — expliqué. 

— Entiendo, pero... ¿eso importa? — lo miré confuso. 

— Lance, me refiero a que hay una ligera posibilidad de que no sean tuyos, las máquinas pueden decir una cosa, pero la verdad es que no lo sabré hasta que nazcan... — mordí mis labios incómodo. 

— Está bien Waltter, no hay que temer. Si son de ése cretino, no me importa. Porque son tus hijos, admito que me da algo de temor que no sean míos, me gustaría que lo fueran. Cualquiera que sea el caso no cambiará mis sentimientos por ti, no tienes que preocuparte por éso — sonrió. Tomó mi rostro entre sus manos nuevamente y nuestros labios se unieron en aquélla dulce danza que hacían los enamorados. 

— Lance... eres maravilloso — lo abracé completamente feliz de que me hubiera enamorado de él. De haber sido Killian... no creo que estaría así de contento. 

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Hola pequeñajas y pequeñejos :3 ¿cómo están? nop, no tengo excusas para no haber subido el capítulo antes de hoy, pero digamos que me ocupé con un curso de dibujo, algunas tareas, unas caídas y uno que otro asunto personal. 

En fin, espero que les haya gustado, y que se hayan derretido de ternura como yo al escribirlo (?) seh, lo siento, soy una sentimental :'v Ok, sin más que decir me despido. Les deseo lo mejor, los quiero, cuídense mucho ;*

Besos a escondidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora