Narra Killian
Había pasado poco más de tres meses, quizás cuatro, desde que había dejado a Waltter en su hogar, para que me pudiera concentrar en lo que quería, lo cual era: cambiar. Necesitaba volver a ser bueno para Waltter, quería serlo, pero también era un poco difícil para mí dejar los viejos hábitos.
— Señor, tenemos noticias de... Becket... — informó uno de mis hombres. Dejé la computadora por un momento para mirar a Simon —. Las cámaras lo encontraron en un restaurante con el agente Sterling... se veían... muy íntimos... — apreté puños y dientes, golpeé la mesa, tomé aire, para luego levantarme de mi sitio.
— Prepara el helicóptero — informé.
— Sí señor — contestó.
Revolví mi cabello molesto, lo único que me faltaba, tener que pelear nuevamente con Sterling, el insoportable espía presumido. Hice mi cabello hacia atrás y tomé el elevador, no permitiría que me lo quitara nuevamente, nunca más.
— A Alexandria, Virginia — indiqué al conductor.
— Sí, ¿señor? — me miró extraño.
— Iré a recuperar lo que es mío por derecho... — sonreí malicioso, aunque también estaba nervioso, no sabía cómo podría reaccionar Waltter, pero de que lo iba a recuperar, lo haría.
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Horas más tarde
— Hemos llegado señor — aterrizamos en uno de los edificios de nuestra compañía ubicado más cerca al área deseada — . El auto está abajo esperándolo — informó.
— Gracias — me deshice del cinturón de seguridad y bajé de ahí con dirección a encontrarme con aquél chico.
— ¿A dónde señor? — preguntó el chofer.
— La casa de Waltter Becket — me miró por unos segundos, alcé una ceja sugerente como diciéndole "¿qué esperas?" y empezó a conducir.
Llegamos a su condominio minutos más tarde, bajé del coche y le indiqué al hombre que esperara en el auto, caminé hasta la puerta, desactivé su sistema de "armas", eso hasta toparme con una red que me hacía sentir como espagueti. Maldije al destino por hacerme caer en una trampa tan simple después de haber esquivado la goma, los gases extraños y de más.
— ¿K-Killian? — vi una cabellera castaña completamente revuelta cual nido de pájaros. Sonreí embobado por la tierna imagen de mi chico en su pijama de matraces color púrpura. Simplemente adorable.
— Em... ¿Puedes liberarme? — pedí amable.
— Yo... — no terminó la oración cuando Sterling salió de alguna ventana apuntándome con una pistola.
— ¡¿QUÉ HACE "ÉL" AQUÍ?! — dijimos ambos al mismo tiempo.
— Primero, cálmense — pidió el castaño interponiéndose entre Sterling y yo.
— PRIMERO DESHAZTE DE "ÉL" — contestamos al unisono.
— No me desharé de nadie, tengo que hablar con ambos — se cruzó de brazos y nos observó con su mirada más severa —. Lance, lleva a Killian adentro, átalo por si las dudas, no quiero que escape o haga algo. Necesito que escuchen lo que tengo por decir — ordenó el menor, ambos lo miramos raro y al verlo avanzar un poco fue inevitable lanzar un gruñido el uno al otro.
— ¿QUÉ MIRAS? — inquirí molesto.
— Hubiera preferido no ver tu cara hasta tu entierro — bufó molesto deshaciéndose de la red y colocando unas cuerdas alrededor de mis muñecas. Fui llevado al interior de la casa, obligado a sentarme en una silla y atado a la misma.
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Besos a escondidas
FanfictionWalter Beckett siempre estuvo enamorado del superespía Lance Sterling por lo que un día sin saberlo, crea por accidente en su laboratorio una sustancia que cambia completamente su anatomía y ahí no termina el cuento, las cosas entre el espía y el ci...