Narra Walter
— ¿Listo? — cuestionó el moreno mientras sostenía a nuestro pequeño bebé de tres meses en brazos.
— Sólo deja tomo las cosas de Lexie — me colgué la pañalera y caminé hasta llegar a su lado. Habían pasado muchas cosas desde el parto, una de ellas fue mi recuperación en cuidados intensivos, algunas adaptaciones a mi fisonomía para permitirme tener otro bebé si lo deseaba y me adaptaba a uno que otro tratamiento.
— ¿Quién es la nena de papá? — sonrió embobado al ver a Lexie. No pude evitar soltar una pequeña risa debido a la ternura.
— No sabía que eras un empalagoso de lo peor — bromeé.
— Oh, claro que lo soy, y un romántico — besó mi mejilla y la de Wyatt.
— Bueno, vayamos con los demás. Deben estar esperándonos — salimos del hospital, subimos al coche y Lance condujo hasta nuestra casa donde nuestros amigos y compañeros nos esperaban para darle la bienvenida a los pequeños.
Comimos pastel, pizza y me dieron más juguetes ropas y artefactos para bebés, mismos que Lance se tomó el tiempo de llevar a la habitación de nuestros pequeños. Killian sostuvo un tiempo a Wyatt, con ayuda y supervisión de Marcy.
Al término de la fiesta los pequeños se encontraban dormidos en mi regazo mientras los acunaba en la silla mecedora luego de darles pecho y les tarareaba una nana o canción de cuna.
— ¿Te ayudo? — dijo bajito Lance al entrar a la habitación. Asentí con la cabeza, se acercó a sostener a Wyatt, mecerlo un poco, besar su frente y depositarlo en su cuna.
— Son tan lindos... — dije por enésima vez. Cargué a Lexie, besé su mejilla y la recosté en su cuna al lado de Wyatt.
Activé las alarmas, el monitor para bebés y el cronómetro de mi móvil para estar preparado para la hora de madrugada donde me pedían comida. Lance me llevó a la habitación contigua y grande fue mi sorpresa al encontrar la cama cubierta en pétalos de rosa.
— Sé que quizás estás demasiado cansado para esto... Pero yo... — no lo dejé terminar. Tiré del cuello de su camisa para robarle un beso. Lance deslizó sus manos hasta mi cintura para apegarme aún más a él, se separó un momento —. Extrañaba esto — confesó. Inició un nuevo beso, uno más necesitado, dulce y sensual.
— Lance... — susurré al separarme un poco de él y verlo con la cara completamente roja.
— Eres hermoso — sin esperar a más volvió a sumergirme en aquéllos labios que me enloquecían al punto de perderme completamente en el acto. Me llevó hasta la cama, nos recostamos y fue entonces cuando el olor de las rosas invadió mis fosas nasales en su totalidad.
— Te superaste a ti mismo con ésta sorpresa — reí levemente.
— Bueno, tú me has convertido en un romántico de lo peor — contradijo risueño.
Una risa escandalosa escapó de mis labios — Tonto —.
— Sí, tal vez... — rió a mi lado —. Pero soy tú "tonto" — Lance comenzó a besar mi cuello e inevitablemente cerré mis ojos por la deliciosa sensación que me hacía sentir su tacto, sus besos, las caricias que me brindaba y el calor de su cuerpo.
En algún punto nuestras ropas desaparecieron, el moreno recorría mi vientre como si fuera el más divino tesoro —. Deja eso — indiqué muerto de la vergüenza.
— Oh, pero si eres precioso en todas partes — besó las estrías que aún permanecían en mi vientre debido al embarazo —. Son marcas de que eres un grandioso papá, que tuviste a nuestros bebés en tu vientre... además, ésta es mi favorita — acarició con cariño la cicatriz de la cesárea que aún no sanaba por completo.
— Basta — cubrí mi cara con ambas manos.
— Vale, lo dejaré para otra ocasión, pero ahora... atenderé al señor Beckett — dijo retomando su atención a mi miembro que desde hace poco había estado pidiendo algo de atención, pero cualquier cosa que fuéramos a hacer lo tuvimos que parar en ése instante ya que los niños empezaron a llorar.
Me incorporé de inmediato y coloqué mi ropa nuevamente para salir a la recámara de los pequeños para saber qué estaba pasando. Cargué a Wyatt en mis brazos meciéndolo contra mi pecho.
— Shhh... tranquilo, estoy aquí — indiqué mientras besaba su frente y con una mano trataba de calmar a Lexie quien se encontraba llorando en su cuna. Iba a tratar de cargarla hasta que sentí a Lance a mi lado.
— Ya, ya, ¿qué tienes cariño? — preguntó a la pequeña mientras la mecía en sus brazos.
— Quizás deberían acostumbrarse a la casa... y se sienten solos — pensé en voz alta.
— ¿Deberíamos dejarlos dormir en la misma cuna? — cuestionó el moreno.
— Hm... paulatinamente podríamos hacer eso... de echo... estaba pensando en que los dejáramos dormir con nosotros... — sonreí apenado, pues lo dicho implicaría abandonar aquél plan romántico que teníamos hace momentos.
Lance suspiró, me miró a mí y luego a los pequeños con una sonrisa tierna —. Está bien, sólo hasta que se duerman, después los ponderamos a ambos en la cuna, recuerda que necesitan el cojín especial anti-reflujo — besó a Lexie y caminamos hasta nuestra habitación. Tiramos de la sábana para tirar los pétalos al suelo, con la mano libre que nos quedaba a ambos quitamos uno que otro pétalo que se había quedado en la cama.
Nos recostamos los cuatro juntos y cubrimos nuestros cuerpos con otra sábana, comencé a cantarles una nana a los niños hasta que se quedaron dormidos, aunque, también un moreno súper espía había sido vencido por el cansancio. Llevé a Wyatt al cunero y luego tomé a Lexie de los brazos de Lance, besé a nuestros pequeños y luego me acurruqué en el pecho de mi amado hasta quedar dormido.
La mañana siguiente unas pequeñas manitas hicieron que abriera mis ojos encontrándome con Lance alimentando a Wyatt y a Lexie tanteando mi pecho. Sonreí inevitablemente, acuné a la pequeña en mi pecho para alimentarla, cuando estuvo satisfecha seguí con Wyatt y al verlos un poco despiertos comencé a jugar con ellos pasando una sonaja de aquí a allá, besando sus mejillas rechonchas y sus manitas regordetas.
Lance tomó un baño y en el transcurso de eso aproveché para bañar a los pequeños, claro, uno a la vez con una mirada atenta en cada uno de sus movimientos. Los envolví en una toalla y Lance me ayudó a cambiarlos para que me pudiera bañar. Al salir me encontré con la imagen más tierna, pues los tres estaban riendo, o bueno, los niños hacían ruidos de emoción. Me coloqué rápidamente la ropa para acostarme al lado de mis tres amores, besar a la niña de mis ojos y hacerla reír. Le hice mimos al niño de mi alma y al ver al hombre de mi vida me sentí pleno, satisfecho y verdaderamente feliz, deseando que momentos como éstos nunca acabaran y se multiplicaran.
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¡Hola! Lo sé, me he tardado eternidades xD pero digamos que dibujar fue un horror pues perdí años de práctica, luego de eso tuve que regresar al mundo de las tareas y deberes; pero finalmente heme aquí. Espero que les haya gustado el capítulo. Espero escribir pronto el siguiente capítulo y que les haya encantado el dibujo tanto como a mí.
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Besos a escondidas
FanficWalter Beckett siempre estuvo enamorado del superespía Lance Sterling por lo que un día sin saberlo, crea por accidente en su laboratorio una sustancia que cambia completamente su anatomía y ahí no termina el cuento, las cosas entre el espía y el ci...