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-Te llamaré – Ese pensamiento resonó en su mente desde el instante que Yoongi salió por la puerta

Sin creerse esos días Eun se quedó sentada tocando con la yema de sus dedos donde Yoongi la había besado. Tan cálido y vibrante ...

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Yoongi ya estaba de vuelta, con el corazón en el puño, latiendo fuerte sin comprender ese arrebato, nunca había hecho eso.

-¿Y si cree que me he aprovechado de ella? Pero... ¿lo he hecho?- la turbina que era en ese momento su cabeza no paraba de dar vueltas y vueltas- No sé por qué lo he hecho joder...- se rozó con las manos los labios y cuando lo hizo sintió un remolino en el estómago que no recordaba haber sentido muchas veces, solo cuando subía al escenario o cuando sacaban un single ese remolino era cuando le acompañaba- ¿será el cambio, la novedad, eso es lo que le pasa?

Resopló contra las palmas de sus manos llevándoselas a la cabeza. Nunca se había comportado así. Tan impulsivo.


-¿Debería decirle algo? Sacó su móvil y lo miró nervioso.- No puedo esperar que lo haga ella. –Yoongi guardó el teléfono en el bolsillo exasperado  y se encerró en el estudio de grabación y ya no salió en todo el día.

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Al día siguiente Eun tenía que enfrentarse a las consecuencias del desastre del día anterior, se vistió con unos vaqueros pitillo básicos y una camiseta roja estándar y salió de casa con una desgana absoluta. Sabía que se le venía encima un día duro, seguramente no de ocho horas, como le debería corresponder pero no podía evitarlo así que recorrió la larga cuesta que la llevaba hasta el hotel asumiendo a cada paso que ese día era oír, ver y callar.

Cuando llegó al hotel suspiró frente a las grandes puertas de cristal que ese día se veían más enormes que de costumbre y las cruzó con paso decidido, o esa era la sensación que pretendía dar. Se dirigió directa al vestuario y se cambió, cuando salió preparada para trabajar Jun estaba esperándola en la puerta de empleados.

-¿Qué quieres?-gruñó muy bajo.

-Sigo siendo tu jefe aquí, cuidado. –Una vez más la miraba por encima del cristal de las gafas, con asco en los ojos, lo sentía fuerte - Acompáñame, te están esperando en el despacho de juntas.

Se temía el resultado de entrar en esa sala, sin decir palabra, pues no valía la pena, se dirigió camino a su despido. Caminaba melancólica, enfadada pero resignada por los pasillos del hotel. Bajaron las escaleras y en la planta baja giraron por recepción para dirigirse a la sala de juntas que estaba justamente pasado el restaurante y el bar del hotel.

-¡Eh! ¡Eh!- una voz profunda gritaba levemente por su cogote. – ¡Tu, si, la chica del hotel.!

Eun se giró, aunque podía referirse a cualquier chica  pero algo le dijo que mirara.

Descubrió a un muchacho de piel levemente tostada, pelo negro ondulado que le caía por la cara de una forma indescriptible mente sexy con unas gafas de cristal, pantalones de seda azul marino , una camisa de flores negra con girasoles estampada, una americana negra y un pañuelo anudado a modo de cinturón con mucho estilo, que quedaba increíblemente bien. Se encontraba sentado al final de la sala, junto a las ventanas de cristal por donde se colaban rayos de sol amplios que iluminaban su cara de una manera que lo hacía parecer todavía más deslumbrante de lo que ya lo era.

-¿TaehYung? ¿Qué haces aquí?- el corazón se le desbocaba, ¿se estaba volviendo loca?

-Vengo a hablar contigo y con tus jefes- la miró bajándose las gafas ligeramente con la mano y regalándole una sonrisa torcida perfecta. – Acércate, tómate un té conmigo- Extendió la mano señalando al asiento que tenía en frente.

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