PRÓLOGO

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Podía sentir mi pulso acelarse mientras tomaba mi mano con dolor, cada vez era más rapido mientras trataba de detener todo lo que estaba frente a mi. El dolor y el miedo que cada persona poseía al correr para esconderse era totalmente exasperante. Además de eso, el ambiente alrededor del lugar era sofocante, todo estaba en llamas, llamas que probablemente el enemigo había causado, sin embargo mi concentración solo se enfocó en entrar al lugar con mucha rapidez.

En lugar de salir me estaba adentrando a la misma boca del lobo buscando a la única persona que realmente me importaba de aqui, y mientras lo hacía me detuve a examinar el alrededor con detenimiento logrando ver a los caminantes acercarse con rapidez a la comunidad, los muros habían caído ya. Incluso los otros estaban allí, buscándome.

—¡Allí está!

—¡Atrapenla!

Cúando estos me vieron, habian corrido tratando de alcanzarme, los conocía, sabía quienes eran, pero con todo lo que habían echo me atreví a dispararles en la cabeza. No me importaba nada, nada en lo más mínimo. Solo quería ver a los demás sanos y salvos.

—¡Demonios!—pude oír el grito masculino casi frente a mi—Con qué estabas aquí—el lider se acercaba con rapidez y enojo hacia mi dirección, yo solo levanté mi arma apuntando a su cabeza—No te atrevas.

—Lárgate de aquí—me atreví a decir tragando saliva, justo cúando dos personas se posicionaban a su lado—¿Esto es todo lo que querías?—bramé con molestia—Ahora ni siquiera eres la persona amable que algún día conocí.

El hombre poseía una postura recta y temible, sonrió con altanería y observó a sus hombres dándole solo una señal, quería que me atraparan, lo sabía perfectamente, pero estaba claro que jamás volvería a ese lugar, ese sitio sería un infierno.

Desde mi posición, disparé con rapidez hacia sus hombres y saqué de mi mochila dos bombas de humo, las lancé al suelo con velocidad mientras escuchaba que los cuerpos caían al suelo. El humo se esparció bloqueando mi vista y escapé.

Cúando no vi a nadie rondando el lugar, me limité a entrar en el escondite. Allí estaban todos, todos a los que había conocido, todos con los que me había llevado bien algún dia. Algunos me observaban con tristeza y otros con desprecio, sin embargo, mi mirada solo se centró en el chico que estaba sentado en una esquina. Era él. Definitivamente era él, y se veía fatal.

DEEP END [Carl.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora