Capítulo 8

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 Narra Ayame.

- Bien -comenzó a decir Sasori- Supongo que ya lo has dominado.

- ¡¿Eh?! ¿Cómo es eso de “supongo”? -dije alterada imitando la última palabra-

- Eres muy lenta, cualquiera prodría esquivar tu ataque. -dijo serio-

- Entonces hazme más rápida -ordené cruzandome de brazos-

Empezó tirarme kunais, que yo dificilmente esquivaba. Lanzó una de estas al talón de mi pie, y en efecto, le dió a su objetivo; pero eso no lo detuvo, siguió tirandome kunais.

Aún tirada en el suelo esquivaba todas; hasta que tiró tres juntas, pude esquivar dos, pero la tercera me dió en el brazo derecho. Pegué un quejido de dolor.

- ¡Sasori! ¿Estás demente? -pregunta retórica-

Él no respondió. Tomó otro kunai y lo lanzó hacia mi rostro; no tuve tiempo de moverme, asique cerré los ojos con fuerza. Pero al darme cuenta de que nada tocó mi rostro, abrí los ojos; la kunai había regresado a la mano de Sasori.

Y pude notarlo, la kunai tenía un hilo. Entonces las otras dos kunais que me lanzó pudo haberlas detenido.

- Volvamos. No has almorzado aún. Tienes que comer algo -dijo-

- Sí... -dije en un intento de pararme, pero no pude, el dolor en mi talón era fuerte-

Sasori se hacercó a mi y me ayudó a pararme. Pasó uno de mis brazos por sus hombros; y él puso su brazo en mi espalda baja.

Entramos a la casa y todo estaba silencioso, muy silencioso. Me llevó hasta mi habitación y me dejó en la cama.

Salió de la habitación, pero en poco tiempo regresó con un botiquí en manos.

- ¿Cuál es tu historia? -me preguntó mientras vendaba mi brazo-

Suspiré y lo miré.

- Mi padre era un Hyuga, y mi madre era una Uzumaki... como mi padre era de una de las ramas secundarias de nuestro clan, no era nadie “importante”, si así se puede decir. Sin embargo no vivíamos en la villa Hyuga; vivíamos en una casa un tanto alejada a las demás. Un día, en mi décimo cumpleaños, entraron unos sujetos a mi hogar, eran unos ninjas de Kumogakure. Cómo sabrás, buscaban los secretos del Byakugan; y no lograron nada cuando intentaron secuestrar a Hinata Hyuga. Entonces de alguna manera supieron el paradero de los únicos Hyuga que no vivían en la villa del clan. -suspiré- Mi padre se negó a ir con ellos, por eso, mataron a mi madre. Y mi padre, cegado por el dolor, intentó combatirlos, pero murió. Intentaron llevarse su cuerpo, pero yo no lo permití... maté a los 5 ninjas que aparecieron en mi casa -dije con remordimiento- Mi padre era muy fuerte, pero la débilidad era su problema... nos amaba mucho a las tres: Mi madre, Nami y yo. Por eso, cuando mataron a mi madre se vió en la desesperación y depresión. Mi madre era una ninja médico, sin embargo no sabía pelear. Y Nami... Nami, ella era muy pequeña, apenas 5 años tenía, no entendía nada en lo absoluto; no era fuerte, ni buena en nada, no tenía ninguna especialidad; nisiquiera pudo heredar el Byakugan, era débil al igual que mi padre, por lo tanto le afectó la muerte de ellos. Cuándo los ví agonizando en el suelo, me sumí en el odio y el rencor; les prometí que cuidaría de mi hermana menor, cueste lo que me cueste.

Él permaneció en silencio unos minutos, luego me miró y dijo:

- ¿Y qué pasó después? -preguntó con curiosidad disimulada-

- Kakashi nos encontró. -suspiré- Nos crió como si hubiesemos sido sus hijas; sin embargo, yo nunca volví a ser la misma. Sólo él y Nami saben lo que pasó en mi décimo cumpleaños, le tengo mucho aprecio. En la academia siempre fuí apartada y despreciada por los demás; pero aún así, sí hubo gente que valía la pena tener como amigos -Naruto, pensé- Nami y Kakashi siempre estuvieron ahí para apoyarme y alentarme.

- No somos tan diferentes después de todo -dijo en un susurro que yo escuché, luego se giró y salió por la puerta-

[Nueva Akatsuki] ~Sasori~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora