Capítulo 11: Malas noticias.

1.9K 54 10
                                    

¿Por qué lo están haciendo? ¿por qué nadie los detiene?
No dudo ni un segundo en lanzarme a ellos, mientras corro a la multitud escucho que me grita una compañera de la escuela:
-¡Austin detente!
Es Angie, después de Ross es lo más cercano que tengo a una amiga, incluso existe cierta química entre nosotros, le he contado algunas cosas de las que pasaron entre Ross y yo, pero sin tanto detalle. En fin, creo que se preocupa por mí.
Hago caso omiso de su advertencia y voy corriendo a esos malditos. Aparto al primer chico que encuentro, lo tomo por la playera y lo hago hacia atrás, lo volteo a mí y una vez que lo tengo de frente le doy un fuerte golpe en la quijada y lo tiro al suelo. Voy por el siguiente, doy un codazo en su clavícula y luego lo pateo en el estómago, aparto a unos 3 idiotas más hasta que llego al centro del círculo que habían formado alrededor de Ross.
Verlo ahí me parte el corazón: Está sangrando de la ceja y la boca, hay manchas de sangre por todo el suelo, también escurre de la parte de atrás de su cabeza formando un pequeño charco en el asfalto, aunque no es mucha la sangre no para, llora y suplica que lo dejen en paz pero uno de los agresores lo obliga a callarse con una patada en el estómago, Ross gira y se coloca en posición fetal para intentar amortiguar los golpes que se le aproximan.
-¡No lo toques! -Le advierto al tipo e inmediatamente corro hacia él para embestirlo, cuando lo tengo en el suelo me coloco sobre él para impedir que se levante. La rabia se apodera de mí, saber que este idiota le dio el golpe a Ross que terminó con sus fuerzas me lleva a darle un combo de puñetazos en la quijada hasta que su sangre mancha mis manos, en ese momento llega un horrible mareo, se me nubla la vista y se duermen mis manos, todo está borroso y lo único que puedo oír es la risa perversa de el chico que está debajo de mí.
-Miren nada más. -grita alardeando- El noviesito llegó al rescate.
Es entonces cuando lo entiendo, por qué todos ellos estaban pegándole a Ross, la razón que los llevó a hacerlo es simplemente el hecho de que él y yo estemos juntos.
-¡Cállate! -Le ordeno con rabia y un golpe más en la nariz.
Se niega y de nuevo suelta una risa burlona.
-Haber haber, díganme... ¿quién de ustedes es la pasiva?
-¡Que te calles!
Lo golpeo con todas mis fuerzas sin parar, hasta que sus amigos me apartan y me sostienen por los brazos y los llevan a mi espalda. No puedo moverme. El tipo que estaba en el suelo se levanta poco a poco sin parar de reír, se limpia la sangre de la boca y sigue insultándonos.
Se acerca a Ross paso a paso y me informa que lo que acabo de hacerle lo pagará él.
-¡No te acerques a él, ya déjalo! -Le grito mientras forcejeo con los 2 muchachos que me detienen de los brazos.- ¡Déjalo!
Comienza a patearlo por todos lados, le pide a dos más que le ayuden a terminar el trabajo y ordena a los que me tienen agarrado que se encarguen de mí. Uno de ellos me suelta y el otro me detiene el brazo que quedó suelto, me pone de frente al tipo que mide como 1.80 m y me da una buena paliza, también me escurre la sangre de la nariz y la boca. Cuando casi pierdo el conocimiento veo a los hermanos de Ross correr hacia nosotros por la calle más próxima a la esquina en la que nos encontrábamos. Vienen todos: Riker, Rocky, Ryland, Rydel, también los acompaña Ellington y algunos chicos de nuestra escuela, Angie había ido por ellos.
Me distraigo al verlos, así que mi agresor da un golpe final que me lleva al pavimento y mi cabeza rebota contra el suelo. Caigo a unos 3 metros de Ross, de nuevo la vista se me nubla y las cosas comienzan a hacerce borrosas, veo a todos los hermanos de Ross y sus amigos enfrentarse a los chicos que lo golpeaban y a Rydel intentando levantarlo. Está en verdad lastimado, no puede moverse, no me sorprendería que tenga alguna costilla rota. Noto que le dice algo a su hermana mayor, ella me mira y se acerca a mí y es cuando todo se pone gris, lo último que veo y escucho es a Ross girando para verme y dice con un último suspiro:
-Austin.
Todo se apaga.

Despierto en un hospital, vendado de la mano izquierda y con varias heridas en la cara. Tardo un poco de tiempo en asimilar lo que había pasado. Después de unos segundos logro incorporarme y me agito al recordar que Ross estaba muy mal tirado en la calle
-¡Ross! -grito desesperado- ¡Ross!.
-Tranquilo, él está bien. Me dice Angie.
-¿Dónde está? -Pregunto preocupado.
-Ahí.
Me señala la cama que está a mi lado, mamá había pedido que a Ross y a mí nos internaran en el mismo cuarto.
Está ahí, indefenso, golpeado, pálido.
-Aún no despierta -añade Angie- los doctores creen que tardará poco tiempo en hacerlo.
Me siento mal, me duele todo, pero eso no impide que intente ponerme de pie para correr a abrazarlo en su cama.
-¡No no no! Aún no puedes moverte- Me detiene mi amiga.
-Pero quiero verlo -Contesto
-Cuando puedas levantarte, ahora descansa -me dice Angie acariciando mi cabello.
-¿por qué lo hicieron?
-La policía ya está investigando, dicen que ha habido varios casos así pero que no habían podido detener a esos locos hasta ahora.
-No, no fue vandalismo -le digo rechazando lo que estaba insinuando-. uno de ellos se burlaba de nosotros, de lo que hay entre Ross y yo.
-¿Crees que tenían otras intenciones?
-No, yo creo que no pueden aceptar que haya dos hombres saliendo en su vecindario. -Le digo-. Acércame a él, por favor.
Asiente con la cabeza y respira hondo, se levanta de la silla en la que se encontraba y empuja mi cama hasta la de Ross. Ahora que lo tengo más cerca veo que sus heridas son más fuertes de lo que parecen. Tiene toda la cara rasguñada pero aún así me parece muy lindo. Me recorro a su cama para estar lo más cerca posible a él, tomo su mano y la aprieto con fuerza. Comienzo a llorar y por fin me desahogo y me deshago de todo lo que me ha venido atormentando hasta ahora. Pongo al tanto a Angie de lo ocurrido en estos días: Ross en mi casa, la pelea frente a los vecinos, la cena y todo lo que ocurrió esa noche.
Informa a los doctores que he despertado y vienen a hacerme estudios prácticamente de todo: me sacan sangre, revisan mis huesos y me ponen al tanto de lo que me pasó en la mano, al parecer sólo es una torcedura y mi mano sanará en unos días. Insisto en que estoy bien pero los doctores continúan con su trabajo. Angie se despide y promete regresar en unas horas.
Me quedo sólo con Ross. Aún no despierta pero sé que no tardará en hacerlo, tengo fe en ello.
Paso unos minutos acariciando su cabello y lamentándome lo todo lo que pasó, no sé si salir a la calle sería seguro. ¿Y si los bandidos nos vuelven a encontrar? No podemos arriesgarnos así, es demasiado peligroso.
Al cabo de un rato una enfermera me comenta que cuando quiera puedo salir, ya me dieron de alta, asiento con la cabeza pero no me quiero despegar de Ross. Me quedo una hora más recostado en su pecho y al cabo de un rato decido levantarme. Mamá de trajo ropa así que tomo una ducha en el baño de mi cuarto de hospital, al salir quiero quedarme un rato más con Ross para cuidarlo.
Mientras le doy palabras de ánimo y le prometo que todo estará bien Ross despierta completamente agitado.
-¡Austin!
-Ya, ya, no te preocupes, estoy bien -le digo recostándolo- estás en el hospital.
Se echa a llorar y me abraza.
-Tuve mucho miedo, pensé que te dejarían mucho peor.
-Tranquilízate, estoy aquí ¿ok? -le digo mirándolo a los ojos-. estoy aquí.
Se recuesta y tranquiliza un poco, le digo el diagnóstico de los doctores y conversamos un rato lo acontecido. Pido a las enfermeras que le traigan algo de comer y lo atiendo en todo lo que necesita. Acomodo su almohada, pongo sus canales de televisión preferidos en incluso duermo con él unas horas.
Es de noche y tengo que ir a casa, prometo a Ross regresar a primera hora mañana, pero cuando me despido algo comienza a salir mal.
Ross me detiene de la mano y me aprieta con fuerza, su respiración comienza a ir cada vez más rápida y agitada. De pronto pone los ojos en blanco y su cuerpo comienza a saltar, el aparato al que está conectado comienza a emitir un agudo sonido, no sé qué significa pero sí sé que no es nada bueno. Me asusto y comienzo a gritar a los doctores enfermeras o a quién sea que pueda venir a ayudarme.
-¡Auxilio! -Pido desesperado-. ¡ayúdenme por favor!
Óptimo el botón de auxilio que está en la pared para que vengan a ver que le sucede a Ross. No tarda en aparecer una enfermera.
-¡Ayúdeme, no sé qué le pasa! -suplico.
-Está convulsionando, tienes que salir.
El miedo y los nervios se apoderan de mí, no puedo sacarme de la cabeza: <<Ross va a morir>>. Es lo único que tengo en mis pensamientos.
-¡No! -me niego-. ¡No voy a dejarlo solo!
-¡Por favor tienes que salir!. -explica la señorita mientras Ross sigue convulsionando, mueve aparatos e intenta estabilizar a Ross, un equipo de doctores llega a su auxilio y otros cuantos me sacan a la fuerza de la habitación, me dejan afuera y prometen avisarme de cualquier novedad.
Una vez en el pasillo del hospital, aún alterado, golpeo la pared con todas mis fuerzas y sin parar, hasta que mi mano lastimada no puede más. Me siento en el suelo llorando imaginando lo peor, los únicos pensamientos que están en mi cabeza siguen siendo de muerte. Trato de calmarme: me llevo las manos a la cabeza y me jalo el cabello, ¿por qué está pasando esto? Después de que tenía la esperanza que Ross se recuperara, de que volviera a casa conmigo y pudiera pasar el resto de mis noches a su lado, viene esto.
Voy a la sala de espera y me siento ahí un rato, después de un rato aparece Angie, corro a sus brazos y le explico todo lo que ocurrió ahí adentro, se dedica a llamar a los padres de Ross y a todos sus hermanos, después de unos minutos llegan y también les explico todo lo que ocurre. Su papá aún me mira con odio y por esa mirada sé que no está a gusto con mi presencia. Esperamos a los informes sentados, el señor Lynch se sienta lo más lejos posible de mí, hasta que el doctor aparece:
-Familiares de Ross Shor Lynch. -Anuncia.
El padre de Ross y yo somos los primeros en levantarnos de nuestro asiento.
-Yo soy su papá -Responde.
-¡Yo soy su novio! -Grito más fuerte que él.
Me lanza una mirada asesina pero yo no le aparto la vista, sostengo la mirada firme y sin parpadear hasta que el doctor nos interrumpe.
-Me temo que tengo malas noticias. -comienza a explicar-. Ross... Está...
-¡¿Está qué?! -le exijo.
El doctor suelta un gran suspiro, los pensamientos de muerte siguen en mi cabeza. Aunque su respuesta no es la que me estaba imaginando no es la mejor, me resulta igual de devastadora e inquietante, un mareo me ataca después de oírla, pierdo el conocimiento y me desmayo, no puedo creer lo que dijo, ya no puedo más.
Ross está en coma.

No sólo soy tu fanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora