Capítulo 12: ¿Por qué?

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He decido quedarme con Ross a cuidarlo, por lo que el doctor nos explicó, Ross puede quedar en coma por un tiempo indefinido, desde tan sólo unas horas hasta incluso días, semanas, meses... O años.

Hace ya una semana desde que Ross esta en coma. Aún no despierta, ¿que pasará si nunca lo hace? ¡Eso no puede pasar! Lo necesito, más que a nada en este mundo. Angie ha estado conmigo estos últimos 7 días. Los 7 días más largos y dolorosos de mi vida.

En la escuela todos me miran con decepción y tristeza, sus miradas de desaprobación se han convertido en miradas de ánimo y aliento. Al no poder concentrarme en la escuela, mamá habló con el director para poder hacer mis trabajos y tareas desde casa, él, en un acto de bondad accedió a la propuesta de mi madre, eso significa que llevo encerrado en casa todo este tiempo. Terminé mis tareas y llamé a Angie para salir un rato, llegó alrededor de las 4:15 pm y fuimos a caminar al parque.

–¿Cómo te sientes? –Me pregunta Angie.

–¡Mejor que nunca! –Contesto con toneladas de sarcasmo.

–Lo siento, no quería que te sintieras así.

–Sí, lo sé no te preocupes.

Conversamos un corto tiempo y nos sentamos en una banca, después de un rato vi a un chico alto, de cabello castallo y fornido que me pareció familiar, lo miré fijamente a los ojos y éste se dio cuenta, en ese momento agachó la cabeza y comenzó a caminar más rápido, como si estuviera huyendo de algo o alguien. Fue entonces cuando me vino a la cabeza la terrible imagen de Ross golpeado y moribundo en el asflato, recordé a ese tipo, era uno de los agresores. Un fuerte e incontrolable impulso me levantó de mi asiento, así que corrí hacia él.

Una vez cerca, lo tomé por la espalda y azoté su cabeza y cuerpo contra un árbol grande, puse mi brazo izquierdo en su cuello para evitar que escapara y le di un golpe en el estómago.

–¡¿Por que lo hicieron?! –Pregunté furioso.

–No, no sé de qué hablas, suéltame –Me dijo tartamudeando.

–¡Tú bien sabes de lo que estoy hablando!

–No, de verdad, ¡no sé porque lo golpearon!

Este idiota me acaba de confirmar lo que ya sospechaba, él sí era un de los agresores de Ross. Enfurecí aún más y volví a golpearlo en la barbilla hasta que empezó a sangrar.

–Yo nunca mencioné nada sobre alguien golpeado –Le dije– ¡¿Ahora dime por qué lo hicieron?!

Se quedó callado, como no respondía le solté otro y otro golpe hasta que confesó.

–¡Dylan!, yo solo seguía las órdenes de Dylan, no sé nada más, lo juro, ¡por favor detente! Puedes encontrarlo en la calle Harvard, ahí se reúne todas las noches con su grupo de amigos, por favor ya déjame–Suplicó y levantó las manos para que me detuviera.

De pronto la voz de Angie me interrupe, entonces reaccioné. Se había formado a mi alrededor una gran multitud de personas observando lo que le estaba haciendo al chico, la escena me sorprende incluso a mí. Tenía al tipo levantado por el cuello, ahorcándolo, éste ya se había puesto morado por la asfixia que yo le estaba provocando, por más que intentaba librarse de mí, lo tenía agarrado con tal fuerza que sus esfuerzos eran inútiles. Angie me gritaba al oído que parara porque lo estaba lastimando demasiado. Cuando por fin reaccioné solté al chico y cayó al suelo sin poder respirar, me miraba con repulsión y terror.

No puedo creer lo que acabo de hacer, siento que el mundo se me viene encima, todos me miran con desilusión y desaprobación, tomo lo más rápido que puedo la mano de Angie y salgo corriendo con ella entre la multitud.

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