CAPITULO TRES

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"¿No es eso a lo que llaman amor, Isaac?"


Isaac Walker

En cuanto entro en la casa me dejo caer por completo sobre el sofá. Estiro mis piernas y mis brazos, me duele cada musculo que pueda llegar a existir. Hoy había sido uno de los peores días de trabajo, las personas se multiplicaban como cucarachas y en un cerrar y abrir de ojo la galería estaba llena.

__ ¿Día largo?__ me giro hacia Sarah, quien estaba apoyada en la barra.

Su pelo iba despeinado y apenas podía ver sus ojos con todo su flequillo alborotado.

__ Ni te imaginas__ respondo aflojando la corbata de mi cuello, sentía que me ahogaba__ Hay veces en las que me siento organizador de fiestas en lugar de secretario, y créeme que no se cual es peor.

Dejo caer la cabeza hacia atrás cerrando los ojos, necesito descansar la vista por al menos cinco segundos.

Cuando termine la universidad conseguí trabajo en una de las galerías de arte más prestigiosas, muchos de los grandes artistas eligen a "Venus" para sus nuevas exposiciones. Y esta vez no fue diferente. Angelina Morgan, una de las mejores de la época, decidió hacer su segunda exposición con nosotros. He de imaginarse la cantidad de personas adineradas y presumidas con las que tuve que lidiar.

__Pero por lo menos estas en un ambiente que dentro de poco vas a tener que manejar y ya sabes cómo son las cosas__ dice esta vez más cerca.

__ Lo sé, y aprecio la enseñanza de la señora Dubois, pero es que días asi me sacan de desquicio. ¿Sabes cuantas copas llene hoy solo porque me confundían con un camarero?__ frunzo el entrecejo al recordar todo aquello__ No solo eso, estuve de un lado a otro, caminando entre la gente, sirviendo copas y haciendo cuentas por más de ocho horas. Es que me he ido a las seis de la mañana y no pare hasta ahora.

Estaba frustrado, cansado, completamente mal humorado y sin ganas de hacer nada más que bañarme y dormir. Gracias a dios, si es que existe, que mañana no debo trabajar.

Siento su mano cálida sobre mi frente y me es inevitable no abrir los ojos. Sonríe con dulzura, con autentico cariño. Ahora lleva su mano a mi cabello y comienza a peinarlo, rascando mi cuero cabelludo. Me hace sentir tan bien, tan completo. Nunca podría imaginar una vida sin Sarah, sin sus caricias inesperadas, su constante preocupación. Es como...como una hermana mayor, como una madre.

__ ¿Quieres un café?__ preguntó luego de un rato. Asentí un poco más calmado, sonriendo de medio lado.

Me levante de mala gana, aun me dolía el cuerpo entero pero mi humor había bajado dos decibeles, y me dirigí hacia la habitación. Toda esa ropa elegante comenzaba a pesarme e incomodarme, prefiero mil veces mis jeans sueltos y mis camisas.

Tome lo primero que encontré en el armario, que casualmente eran unos jeans gastados y ensuciados en pintura, y una musculosa negra al cuerpo. No lo pensé mucho, de todas formas no recibiría visitas ni mucho menos saldría de la casa. El único plan que tengo es ver la televisión, comer y por ultimo dormir.

En cuanto vuelvo a la sala de estar para dirigirme a la ducha me topo con un Boris muy elegante y bastante enojado. Las venas de su frente y manos resaltaban a simple vista, y podía escuchar como sus dientes rechinaban de lo apretada que tenía la mandíbula.

__ ¡Un maldito enfermo hijo de puta! ¡¿Cómo alguien puede hacerle eso a una niña?!__ grita mirándola fijamente a Sarah, quien se muestra indignada y consternada__ ¡No, esa no es la pregunta! ¡¿Cómo puede alguien violar a quien sea?! ¡Enfermo de mierda, asqueroso, basura, inhumano, monstruo!

Seas quien seas, Isaac WalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora