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Se tapaba los oídos,

se golpeaba la frente,

susurraba blasfemias.

Tus poemas no riman,

fuiste tú

la que cometió el error.

Hojas quemadas,

cenizas transparentes,

¿Se supone

que debo llorar?

Poemas para mi MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora