9

1.2K 64 3
                                    

Llegamos al patio y nos sentamos a almorzar, las preguntas no pararon. 

"¿De cuánto estás?" "¿Qué va a ser?" "¿Por qué no lo dijeron antes?" "¿Quiénes van a ser los padrinos?" 

Pero quisimos primero que comieran antes de terminar de darles las noticias completas.

-Ya, mamá, ¿Pueden soltar algo?-Pregunta Max ansioso, logrando que yo suelte unas risas.

-Victoria, por favor-Suplica mi mejor amiga.

-Bueno, está bien. La primer noticia que queremos darles es, tal vez, la que más les va a impactar a ustedes, hijos-Les digo sonriendo-Pero, a nosotros nos alegró profundamente al enterarnos.

-¿Qué pasa, mamá?

-No van a tener un hermano o hermana, sino dos-Se produjo un silencio sepulcral, ellos se miraban entre sí para luego clavar su mirada en mi o en Heriberto. Como buscando indicios de una broma o algo así.

La primera en reaccionar fue Fer, lanzando un grito agudo y corriendo a abrazarme. Seguido de sus hermanos y todos los presentes quienes nos felicitaban a los dos, excepto por uno de los presentes. Osvaldo continuaba sentado, mirándome desde su lugar fijamente.

-Bueno, ¿Ahora nos pueden decir lo que quiero saber?-Pregunta Antonieta.

-Ya te pareces a Pipino de ansiosa-Le digo divertida.

-¡Excuse moi!-Exclama Él ofendido, provocando la risa de todos los presentes.

-Bueno, estamos esperando una niña-Les dice finalmente Heriberto-Y un niño.

-¿QUÉ?-El grito de Osvaldo nos hizo a todos paralizar.

Se levanto y se acercó a donde nosotros estábamos, Heriberto se paró tras de mí, tomándome por la cintura en forma protectora.

-¡NO PUEDO CREERLO, VICTORIA!-Estaba muy furioso-No solo te embarazas de este, sino que encima le vas a dar el hijo varón que por años me negaste. ¡ERES INCREÍBLE!

-Tú no tienes derecho a reclamarme nada, Osvaldo. Pero, por si no lo recuerdas, los dos acordamos que con Fer y Max era más que suficiente. Tú ya tenías un hijo varón.

-Pero te lo pedí, te dije que tuviéramos uno propio u otra hija pero tú siempre te negabas y ahora le vas a dar dos hijos a este que se quedó con todo lo que es mío-Y sin verlo venir, mi mano se quedó marcada en su cara.

-¡NO TE VOY A TOLERAR QUE HABLES ASÍ DE MI PAREJA Y FUTURO MARIDO!-Le grito furiosa. ¿Quién se creía que era?-Y en segundo lugar, no te voy a permitir que vengas a mi casa a reclamarme nada-Abrió la boca para protestar pero no se lo permití-En tercer lugar, yo no era ni soy de tu propiedad, la casa estuvimos los dos de acuerdo de que se la quedaran Max y María, y nuestros hijos se quedaron conmigo porque tú te fuiste por tu trabajo a España, ¿O ESO TAMBIÉN SE TE OLVIDA?

-Mi amor, cálmate-Me susurra Heriberto en mi oído, mientras siento una punzada en la parte baja del vientre.

-Yo creí que toda esta aventura se te pasaría en algún momento, Victoria. Pensé que recapacitarías y que volverías a mi lado pero me equivoque. Evidentemente tú no eres sensata como yo creí, al contrario, eres una cualquiera-Otra vez mi mano aterrizó en su cara.

-¡LÁRGATE DE MI CASA EN ESTE INSTANTE, OSVALDO!-Le grito, mientras acaricio mi panza al darme otra punzada-Y tendría yo que estar loca si siquiera pensara en volver contigo.

-Papá, lo mejor es que te vayas-Le dice Fer, mientras yo me retuerzo por el dolor que siento. Por dios, que no les pase nada a mis hijos.

-Mi amor, ¿Qué te pasa?-Me pregunta Heriberto, sosteniéndome por la cintura y llevando una de sus manos a mi vientre.

Triunfo del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora