Fɪɴᴀʟʟʏ Fᴏᴜɴᴅ Yᴏᴜ || NJ Omegaverse

EPÍLOGO THREESHOT

—Seokjinnie~— Escuche a la lejanía. Trataba de abrir mis ojos pero estos se sentían pesados, aunque mi cuerpo lo siguiera sintiendo flotar —Seokjinnie, ven aquí— Volví a escuchar en un susurro lejano. Intenté nuevamente abrir mis ojos consiguiendo que estos se abrieran despacio. Estaba acostado sobre una superficie plana pero suave, me senté y restregué mis ojos con mis puños tratando de enfocar el lugar en donde estaba. Con la visión aun borrosa noté que estaba en un tipo de isla rodeada de un lago con neblina en la superficie, un enorme árbol de cerezo se erguía glorioso detrás de mí y varios de sus pétalos caídos habían formado un tipo de cama en el piso —Seokjinnie~— Nuevamente aquella dulce voz retumbó en mis oídos y traté de buscar de donde provenía

—¿Quién eres?— Pregunté con curiosidad, aquella voz por alguna razón me transmitía calma —¿Dónde estoy?

—Tranquilo, pequeño. Estas en un lugar seguro— Escuché como el agua se movía y frente a mí una silueta empezaba a acercarse

—Yo... ¿He muerto...?— Dije con tristeza mirando hacia el piso pensando que era más que obvia la respuesta, alce la mirada nuevamente al escuchar una delicada risa

—No, aun no mi pequeño lobito. Sólo te he traído aquí porque quiero hablar contigo— Solté un suspiro de alivio pero nuevamente me sentí intranquilo pensando en que quería hablar aquella extraña conmigo —Te he estado observando todo este tiempo, protegiéndote desde que tu alfa se fue de tu lado. Ayudándolo a que pueda estar cerca de ti sin que tu sufras daño alguno...

—¿Ayudándolo...?— Abrí mis ojos y mi boca sorprendido

—Por supuesto. Namjonnie me pidió ayuda cuando aquel sucio alfa lo llamó. Yo sospechaba que esto pasaría algún día, pero no pensé que demoraría tanto— Se rió —Por fortuna supiste controlarlo todo e hiciste que pagara por su descaro. Fíjate que jurarme hacerle daño a uno de mis hijos me molestó tanto... Fue tan tonto creer que yo lo ayudaría con algo así— Bufó molesta. Me sorprendí al escucharla mencionar a Nam, ¿él había pedido su ayuda? No podía creerlo...

—Usted... ¿Vio a Nam...?— Pregunté con miedo. Me miró y una cálida sonrisa adorno su rostro

—Por supuesto— Respondió —Luego de lo que pasó con la bruja y aquel alfa, él me rogo por ayuda. Al principio estaba dudosa de si hacerlo o no porque yo no puedo interferir en el destino pero él al ser un no vivo y al saber quién era su pareja hice una enorme excepción. Murió en el día que se suponía iniciaría a su eterna felicidad y aunque no parezca, soy una amante de los finales felices y el amor eterno. Es por eso que creé a las almas destinadas, porque ellos son los únicos que pueden demostrar que el amor sincero existe. Por eso es que al verlo tan desesperado quise ayudarlo. También tómalo como una recompensa por toda la ayuda que tú y tus ancestros han ofrecido desinteresadamente a lo largo de este tiempo. En fin, creo que es momento de devolverte algo que nunca debiste haber perdido, mi pequeño niño...— Se acercó y acarició mi mejilla con delicadeza

—¿A qué se refiere con...?

—Es hora de despertar mi niño...— Susurró y besó mi frente. Una intensa luz brilló en el lugar que ella había besado, cegándome por varios segundos hasta que todo se volvió oscuro otra vez.

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El canto de las aves fue filtrándose por mis oídos poco a poco, el frio del lugar me hacía encoger un poco mientras tanteaba la cálida manta que me envolvía para cubrirme un poco más, la suavidad de la cama me obligaba a no querer abrir mis ojos hasta que desconcertado los abrí sentándome de golpe obteniendo un leve mareo en el proceso por el movimiento tan brusco. Enfoque mi vista y me di cuenta de que estaba en mi habitación, me extrañó porque no recuerdo como llegue hasta aquí. Iba a levantarme pero el sonido de la puerta abriéndose y un rostro conocido acercándose con una taza de café humeante acercándose hasta a mí me detuvo.